iv: older girl

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Tres semanas. Tres semanas desde la fiesta en casa de los gemelos. Tres semanas desde que Akari se besó con aquel chico del cual no recuerda ni su rostro. No le había contado nada a nadie sobre aquella escena que cada vez que recordaba le hacía sentir mariposas en su bajo vientre. Ahora mismo se encontraba saliendo de su club montada en su skate y otra vez había pensado en aquel beso. Por suerte se había llevado unos pantalones cortos debajo de la falda así que no debía preocuparse por si se le veía algo. Tenía planeado ir a casa, cambiarse y dejar las cosas de clase en su casa y volver a salir con su skate al parque.

Fue esquivando a la gente de la calle hasta su casa. Agradecía que su club no durara tantas horas como los de deportes o el de arte. Casi siembre volvía sola a casa excepto cuando su mejor amiga salía muy pronto o ella salía tarde así que normalmente se quedaba a esperar a los gemelos para irse los cuatro juntos ya que a las cinco de la tarde ya era de noche. Sinceramente eso era lo que más odiaba Akari de Japón, tenía entendido que en los países occidentales anochecía más o menos unas 2 horas más tarde, es decir a las siete de la tarde.

Siguió patinando hasta que llegó a la puerta de su casa donde justó se paró y entro corriendo saludando a Narumi que estaba en casa mirando la tele en el salón. Tiró la mochila a cualquier rincón de la habitación y se quitó el uniforme y se cambió por una sudadera roja y un pantalón negro volvió a salir corriendo mientras se ponía sus Vans y volvía a salir con el monopatín bajo el brazo. Después fue directamente patinando hacia el parque donde se encontraba muchos compañeros y amigos suyos.

Según Akari todas las técnicas le salían bien así que no hacía nada nuevo pero aún así se divertía con las personas que consideraba casi unos hermanos, les ayudaba e incluso merendaban juntos.

—Kenzo-kun gira un poco más el pie izquierdo a la próxima—le aconsejó la pelinegra mientras una de las chicas, Yune, le daba una botella de agua.

—Ten mas cuidado tonto—le regañó esta al chico.

—Si, si, lo que tu digas—el chico agarró la botella y bebió un largo trago y se lo devolvió a Yune. Por lo que tenía entendido Hanakuro ella era bastante más mayor que Kenzo y eran vecinos por lo eran amigos tanto ellos dos como sus familias y su madre la regañaría si se hace daño de verdad.

—De verdad este chico me preocupa demasiado—suspiró Yune mientras bebía de la misma botella que había bebido el menor antes.—El otro día su madre me dijo que la habían llamado del colegio porque faltaba mucho al club.

—Es cierto, ¿él iba al club de futbol cierto?–ella asintió. Akari miró al cielo.—Se entiende que tu seas mayor y al estar en la universidad no hagas ningún club pero él ya va a pasar a primer año de preparatoria, deberías decirle que se apunte a un club que acabe sus actividades pronto. A ti te hace más caso que a cualquier otra persona.

—Supongo que irá a Inarizaki como todos los de este pueblo roñoso—respondió Yune.—Además no entiende que si falta demasiado un club en el futuro puede repercutir. Pero si te digo la verdad, que haga lo que quiera. El problema es que no se puede dedicar al skate como un trabajo.

—Es cierto.

Ambas hablaban del chico como si fueran sus madres y la verdad es que se conocían desde hace ya varios años, los suficientes para que Akari se preocupara por Kenzo. Intentando olvidar el tema la más joven de las dos chicas se levantó y comenzó a patinar sobre su monopatín para intentar hacer la maniobra que tanto le costaba al niño. Y como se esperaba, no era tan difícil.

Kenzo miró a Akari asombrado. Ella había logrado a la primera lo que él no había logrado en treinta y dos intentos. Yune se levantó del suelo y comenzó a patinar donde se encontraba la otra chica pero no esperó a estar a su lado así que le gritó:

lovegame [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora