xv: one last kiss

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Agosto es el mes de vacaciones de todos los estudiantes y trabajadores de Japón, y no solo eso, durante todo el mes se celebran festivales y ferias. Suna no es de ir a este tipo de eventos pero ante la insistencia de Hanakuro por ir juntos le pudo.

Al parecer, este año Mirai se había ido de vacaciones durante dos semanas, por lo que la pelinegra no tenía con quién ir ya que todos los demás también tenían planes. Además sentía curiosidad por ver al ojiverde vestido con la ropa tradicional.

Tristemente en cuanto vio al chico aparecer con su ropa normal le entraron ganas de pegarle una patada ya que ella se había esforzado por verse linda con el yukata que tenía.

—Aka, ¿segura que no te pasa nada?—ella negó, sin dirigirle la palabra.—Pareces enfadada.

—Pues claro que voy a estar enfadada, yo quería verte con el yukata—refunfuñó la ojimiel.

—¡Pero habermelo dicho!

—¡Lo normal es ir a los festivales con yukata! ¡Y encima esperas a que te diga yo las cosas!

—Joder y yo que voy a saber.—se quejó el de pelo castaño.

Se sumergieron en el silencio mientras caminaban a donde se celebraba el hanabi y todos los festivales en general. Tal vez estaban exagerando un poco pero ninguno iba a admitir su derrota.

Como todos los años, estaba lleno de parejas, amigos y familias disfrutando de el mes de vacaciones. Sin previo aviso Akari agarró de la muñeca a su acompañante y le arrastró hacia una de las casetas.

—Quien gane el premio, será el que tenga razón ¿hecho?—retó la chica.

—Hecho—aceptó Suna.

Era una caseta de puntería en la que debían lanzar los dardos a la diana que tenían enfrente. Primero fue Hanakuro, que pagó y tiró los tres dardos, consiguiendo un total de 23 puntos. Llegó el turno del ojiverde y cuando lanzó los dardos consiguió la puntuación máxima de 30 puntos, por lo que se proclamó el ganador, pudiendo elegir el peluche que quisiera.

Cuando al fin eligió y se alejaron de la caseta siguieron caminando en silencio, que no tardó en romperse por el alto.

—Toma—dijo dándole el peluche—Quedátelo.

—¿En serio?—se ilusionó la chica a lo que Suna asintió.—Muchas gracias, me encantan las tortugas.

Se sentía como una niña pequeña pero realmente le pareció lindo por parte del castaño, además de que sabía que eran su animal favorito sin que ella se lo hubiera dicho.

—Me han dicho que te gustan muchos las tortugas y los animales marinos en general.

—Solía tener una tortuga de mascota pero cuando me mudé aquí la dejamos en el mar.—recordó la chica nostalgica mientras observaba el peluche atentamente.—Bueno, supongo que tengo que admitir mi derrota.

—Siempre tengo la razón.

—En tus sueños—le sacó la lengua.

—Juntarte con los Miya te afecta.—dijo en broma el castaño.

—Tal vez será porque me junto contigo.-!—respondió a lo que Suna sacó la lengua como si fuera otro niño pequeño.

Ambos rieron y siguieron caminando por todo el lugar, comprando muchos dulces y jugando en muchas otras casetas más.

Pasaba el tiempo y ya habían olvidado el pequeño altercado de tan solo unas horas atrás. De hecho Akari no podía estar más feliz con su peluche de tortuga, se sentía completamente como una niña pequeña.

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