Dianne movía sus brazos con gran fluidez, como un pétalo de rosa flotando en el agua. Su figura bailando parecida a una flor, hechizaba las miradas de la multitud. El público quedó embelesado en la corriente de sus pasos, mientras ella movía sus muñecas y brazos, parecía una diosa derritiendo el corazón y la mente de la multitud, porque si acaso existiera la diosa de la danza, se encontraría unificada en el cuerpo de aquella niña, que imploraba que todos se rindieran ante su divinidad.
Adriel la observaba con temor, no entendía las acciones de su hermana. Sintió como su corazón se detenía y se llenaba de una tormenta que le arrasaba cada una de sus arterias cuando la música paró y el rey habló.
-Hija mía, ¿por qué no vienes a mis aposentos conmigo, y pasas más tiempo con tu padre?- gritó el rey extasiado.
El salón quedó en silencio, parecía estar lleno de cadáveres. Nadie se atrevió a decir una palabra, expectantes de la respuesta de la niña. La mayoría de los nobles solo les importaba su propio bienestar, ¿qué importaba si el rey tomaba a su hija?, eran la clase de personas que podían matar a su perro si eso les traía beneficios. Todos estaban ahí, esperando la contestación de la chiquilla, atraídos por la mórbida situación.
Dianne, aceptó inclinando su cabeza y dando una reverencia, era un pequeño espíritu celeste acercándose al mismo satanás, para encontrar solamente su desgracia.
Adriel sofocó un grito con dolor, mientras alguien más lo sostenía y lo jalaba del centro de atención.
-Adriel... si das un paso en falso, tu hermana morirá. No digas nada.- Escuchó una voz extraña, ronca y áspera.
-Tu hermana te envió esto, espera que sigas las órdenes de aquí.- Adriel la tomó con desconcierto, pero vio la letra de su hermana en ella, dentro de él traía su sello y su emblema. ¿Acaso planeaba morir?, el séptimo príncipe solo pudo voltear a ver a su hermana por última vez, mientras veía cómo iba en brazos del diablo, el tiempo había acabado, ya no podía ir a por ella, los guardias lo destrozarían.
- Necesito que me sigas. Estos días serán agitados, su alteza.
El joven mientras acompañaba a aquel hombre vislumbró cómo la gente seguía normal ante tal repugnante espectáculo, solo pudo maldecirlos dentro de él. Se acercó al hombre para seguir su paso, este, dos pies más altos que él y con una cicatriz en su rostro, estaba vestido como sirviente del palacio, le resultó sospechoso pero lo siguió como última esperanza de salvar a su hermana.
Los dos se dirigieron a las afueras de palacio, en la esquina se encontraron con un carruaje viejo y descuidado, llevado por caballos viejos y descoloridos, casi casi como si los hubiesen pintado mal.
-Suba mi señor. Sé que esto es confuso para usted, mi nombre es Marcus, jefe de un gremio de información llamado Saphaed, soy partidario de usted y su hermana.- dijo apresuradamente mientras se subía al carruaje y le pedía al cochero que avanzara- Será mejor que lea la carta rápido y nos apresuremos, que su ejército lo está esperando.
Adriel no dijo nada, estaba tan confundido sobre la situación, ¿cómo es que conocía a su hermana? ¿Más bien, que clase de persona era su hermana?, prosiguió leyendo la carta. Mientras más la leía, más se sorprendía, su linda hermanita le pedía que iniciara una revolución, ¿Qué todo ya estaba hecho?, aliados, armas, e inclusive la situación política. Se sucumbió con el final.
"Hermano, estoy arrepentida de haberte engañado, pero si no te ponía entre la espada y la pared ¿hubieses decidido ir en contra de tu sangre?, eres el rey que necesita este país, así que compórtate como tal.
Yo estoy enfrentando mis propias batallas, si no enfrentas esta, yo moriré.
Te dejo a cargo de todo, te deseo lo victoria.
Tú linda hermana que te quiere, Dianne"
Adriel, estaba estupefacto, no podía creer que su hermana era la mente maestra de todo esto. Ella sólo tenía 10 años, ¿acaso era un genio? Y, aunque estaba molesto por lo sucedido, se encontraba más que nada angustiado por su hermana, ¿por qué se había puesto en una situación tan peligrosa?, él amaba tanto a su hermana que si ella le hubiese pedido el trono se lo daría con tal de que estuviese segura.
Sus sentimientos estaban destrozados, pero necesitaba dar todo de sí, ella estaba sola, sola con ese maldito rey que era su padre, casi le dio asco su propia sangre. No obstante, si esta era la única manera de ayudarla, la ayudaría, y si ella quería el reino, él le daría el reino.
Los dos llegaron a una casa fachosa, dentro de él se encontraban varios nobles- Él pudo contemplar que varias personas poderosas se encontraban dentro de él. Todos se inclinaron ante su presencia, fascinados de encontrarse con el personaje que había ideado un movimiento revolucionario.
-¡Salve a la luz de Sidonia, el Rey Adriel Kshatriya Dalal! – gritaron todos al unísono.
Adriel estaba estupefacto, su hermana, su linda y pequeña Di, había querido salvar al reino. Ella había creado un ejército para el país y, aunque estaba intranquilo por ella, no podría dejarla sacrificarse, él la salvaría.
-¡Caballeros, les agradezco el venir ante mí y apoyar la causa!- gritó Adrian majestuosamente- ¡Hoy levantaremos nuestras armas, en contra de la corrupción, el libertinaje y la maldad de Sidonia!
-¡POR SIDONIA!- gritó la multitud enardecida.
- ¡Levanten sus corazones y armas! ¡Yo los guiaré a la libertad! ¡POR SIDONIA!- Enalteció Adriel, mientras levantaba su espada.
Sus seguidores llegaron a saludarlo, abrazarlo y agradecerle. La mente maestra de este plan había reunido a todos por cartas, planeando las rutas necesarias para llevar las armas sin recibir sospecha, comprando a cada uno de los soldados y sirvientes del castillo, dividiendo a los nobles en partidos, recibiendo ayuda de países exteriores y acabado con la credibilidad del rey.
El grupo de nobles y Adriel llegaron a la mansión del duque de Waynor, donde había cientos de soldados que serían dirigidos por Adriel, para su hermana.
Todos se dirigieron entre las tinieblas para llegar al palacio Myssore. Hoy, sus pisos y paredes se pintarían de rojo y de entrañas, arrasarían con todos los nobles, esa era la orden de Dianne, matar a todos.
Mientras tanto, al otro lado, y por el país, empezaba a recorrer el rumor de como el séptimo príncipe comenzó una guerra en contra del rey para salvar a su hermana, la princesa Dianne.
Espero que les gustara el capítulo de hoy <3 que mañana viene la perspectiva de Dianne ( ͡ᵔ ͜ʖ ͡ᵔ) aunque no sé si cuenta como spoiler pero tenía que decirlo ʕ•́ᴥ•̀ʔっ
Muchas gracias a todas las personas por leer y comentar. Hacen que Dianne cobre vida y deje de ser una muñeca de madera (╥︣﹏᷅╥)
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Dianne: la verdadera princesa encantadora
Fanfiction¿Qué harías si despertaras en la madre de la protagonista? Dapinka, una joven universitaria y bailarina de danza oriental, era la chica más indeseable, conocida por coleccionar hombres como si fueran monedas. Ella, reencarnó en la madre de la prota...