Capítulo 18

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*Si no han visto mi booktrailer y gustan verlo vayan al cap de Booktrailer y personajes*

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La planta de Lippe crece a gran altura en las montañas. Era una flor de brillantes hojas verdes y flores blancas fragantes de verano; la preparación del té era un espectáculo digno de ver, se cosechaban en primavera y se almacenaban hasta el verano, momento en el que florecían. Se recolectan el día en el que sus pétalos más pequeños estaban cerrados; Dianne había viajado para observar toda la producción de primera mano, y observó cómo durante las primeras horas en las que el sol tocaba la tierra sus pétalos comenzaban a abrirse. El procedimiento era pesado puesto que el té de base se mezclaba con las flores y se almacenaba el resto de la noche repitiéndose seis a siete veces. La flor volvía a florecer nocturnamente, solo para llenar con su fragancia al té, como un beso, un beso sabor a flor.

Los últimos nueve meses habían sido una gran locura, la princesa Dianne había creado a su propio parlamento con las personas más ilustradas del país, que logró reunir gracias a Iktam. Aunque muchos de los nobles estuvieron reticentes al inicio no pudieron negarse ya que muchos de los nobles más poderosos se encontraban en él. La educación era un privilegio que solo los ricos podían sostener, pero había grandes mentes que venían del pueblo; para ella, que venía de un país democrático y modernizado le gustaba la idea de que todos contribuyesen al país, no podía desperdiciar aptitudes sólo porque no tenían sangre azul, la idea de implantar algo de igualdad en el país le daba ánimos, tenía el poder e influencia para cambiar el país a su gusto.

La situación había mejorado considerablemente no obstante el país seguía en crisis, las importantes charlas sobre abrir la economía en Sidonia eran las que gobernaban el parlamento. Todos idolatraban a Adriel y sabían el amor que le profesaba a la princesa Dianne así que gracias a eso ella podía entrar a los debates parlamentarios del país sin ningún problema; ella siempre estaba ahí, como una estatua, gobernando al país desde las tinieblas.

La preparación para el viaje de Obelia estaba terminada, Dianne estaba demasiado ansiosa por ese viaje que había estado comiendo golosinas indistintamente. Una cosa es estar en un mundo diferente y otra muy diferente es ir a ver el universo completo de una novela con tus propios ojos, más aún, conocer a uno de los personajes principales. La ida sería mañana a la salida del sol, Adriel su hermano, el rey de Sidonia, se puso como loco al saber que no podría ir a negociar el mismo con Obelia, más aun sabiendo que Dianne iría personalmente, más bien ni siquiera pudo objetar ante la decisión de ella. Había varios embajadores que irían a negociar con varios países para liberar la economía, ella se encargaría de ir con Iktam todo el viaje.

Dianne había conseguido gracias a la ayuda de Marcus una piedra mágica llamada badelen, que puede cambiar el aspecto de una persona, el único problema es que por más que lucho no pudo conseguir una piedra que le pudiese cambiar su color de ojos, ningún vendedor explicó la razón, pero no le tomó mucha importancia. La verdad es que casi no se interesaba en la magia, más bien era por una razón de orgullo más que por desinterés, ella no tenía ni una pisca de magia dentro de ella, más bien tenía lo que un aldeano tendría, así que no podía hacer mucho, ¿qué si le hubiese gustado tener magia?, le hubiese encantado, pero ya que no tenía ni talento ni poder, mejor decidió ignorarlo; le dolía pero ella sabía por la novela que Dianne tenía muy poco mana.

Dianne: la verdadera princesa encantadoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora