Capítulo 8

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Había tardado varios días tratando de encontrar al gremio de información: Saphed, no conocía las calles y nadie le brindaba información a un niño de 8 años

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Había tardado varios días tratando de encontrar al gremio de información: Saphed, no conocía las calles y nadie le brindaba información a un niño de 8 años. Ella salía como una sombra entre las paredes, con su capa gris y su cabello negro, se lo había teñido cada vez que salía, además logró hacer su propio tinte a base de hojas y frijoles cocidos,  su apariencia era demasiado extravagante para las calles de la capital de Sidonia, Nai Dili.

Estaba furiosa, aunque su pueblo era un lugar colorido, estaba lleno de pobreza y hambre, ¿por qué su padre era tan detestable?, ni siquiera conocía al viejo ese y ya le daba tiña de solo pensarlo.

Se acercó a la puerta de la última casa de la Avenida Jama Nagar, ahí se veía un letrero de venta de textiles.

"¿Así que aquí se esconden estos bastardos?", pensó, y sin agregar más decidió entrar, era un lugar con paredes azules y amarillas, lleno de telas y vestidos.

-       ¡No tenemos comida aquí mocoso! ¡Vete!- Le gritó el joven detrás del mostrador.

Dianne se quitó su capa, y el chico detrás quedó atónito, ¿de dónde había salido un niño tan hermoso como él? ¿acaso una belleza así existía en este mundo?

-       Mejor quítese la baba señor- le dio una sonrisa mordaz al joven- yo no busco comida, estoy buscando, mmm... ¿cómo era?- hizo una cara de iluminación - la tela de bechan, ¿la conoce?

¡Una semana!, una semana le costó encontrar entre susurros cual era la contraseña para vender información.

-No creo que un mocoso como tú tenga lo suficiente para conseguirla, mejor vete- le dijo despectivamente.

-Señor, no debería de subestimar a un cliente...- lo miró con astucia- este niño viene del palacio real, ¿no cree que podría traerle beneficios interesantes?- sacó un emblema, un emblema que tiene cada príncipe y princesa en este reino. Era mejor que creyera que robo la insignia puesto que, la familia real no viene a estos lugares, pero un niño que sabe robar tales cosas, significa que tiene acceso a muchas más, sabía que le causaría curiosidad.

- Pase por la puerta trasera- le abrió la puerta y esta entró.

Un señor alto y fornido como un luchador se encontraba detrás del escritorio, tenía una pequeña cicatriz en su frente, su color oscuro de cabello se asemejaba a la oscuridad y, sus ojos grises inspiraban al mismo hielo, este era el jefe del gremio de Saphed, Marcus Dintarus, un ex-mercenario. Estaba lista, se iba a ganar a este hombre.

-       Niño, ¿cómo es que te dejaron pasar?- le habló despectivamente con una voz gruesa.

-       De la misma manera que dejan pasar a todos, por la puerta- sonrió. Aunque le pareció extraño, ¿no titubeó por su belleza?, fue un golpe bajo para su ego.

Dianne: la verdadera princesa encantadoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora