capitulo 23

1.3K 86 11
                                    

Lauren Jaurengui: hija, hermana, novia, madre...¿y tía?


Pov. Camila

-¡Mi reino por tus pensamientos!- declaro, al percibir que mi novia está absorta, mirando fijamente hacia el techo.

Antes de que la fiesta terminara, subimos a nuestro cuarto y nos echamos, abrazadas, bajo el edredón. Permanecemos así, solo sintiendo el contacto de nuestras pieles desnudas y miradas apasionadas, hasta que Lauren parece quedarse ajena y mirar al vacío. Ella sonríe y se pone de lado, mirándome a los ojos, mientras se pone una mecha tras las orejas

-Estaba pensando en nuestro bebé...en cómo su llegada cambiará nuestras vidas...y en las posibles dificultades que vamos a tener- suspira, haciendo una pausa

–Por ejemplo, ¿ya has pensado en cómo reaccionará Sinu? ¿O incluso Clara que, a pesar de haber cambiado de un tiempo a esta parte, puede que no esté preparada para una noticia como esta?- confiesa sus temores
Me acero más a ella, recostándome sobre su cuerpo y pegando mi cabeza a la de ella.

-Creo que no hay manera alguna de que Sinu reaccione bien, pero no lo voy a tomar en cuenta porque ya hace mucho tiempo que decidí romper las ataduras que me prendían a mi madre. Los conflictos comenzaron todavía en mi adolescencia, cuando me incliné a estudiar psicología y me fui a una residencia de estudiante en Yale.

-No sabía que habías vivido en una residencia de estudiantes en Yale- ella me interrumpe, deslizando la mano bajo la sábana que nos cubre, acariciando mi trasero

– Apuesto a que la montaste mucho, bebiendo y yendo a fiestas del pijama- afirma, apretando aún más mis nalgas, haciéndome sentir su miembro endurecido contra mí.

-Fui una estudiante normal, mi amor. Sí, frecuenté algunas fiestas donde rodaba de todo, pero también era una alumna disciplinada y seria- replico, guasona

–Y, aunque parece que te excitas cuando piensas que he tenido un hipotético pasado turbulento, prefiero dejar que tu fértil imaginación actúe sola...

digo, agarrándola por las muñecas y perdiéndolas sobre la almohada, recibiendo como respuesta un gruñido frustrado porque interrumpí su travesura.

–Volviendo al asunto Sinu, cuando terminé la carrera y empecé a trabajar, no tardé mucho tiempo en comprarme el apartamento, ya que una vez lejos de mi madre, no quería volver a vivir bajo el mismo techo que ella. El día que la invité a conocer mi futuro hogar, yo me sentía tan orgullosa de mis logros que tuve la tonta ilusión de que ella también se sentiría así al ver a su hija creciendo. Sin embargo, Sinu se limitó a mirar con cara desdeñosa todo a su alrededor y preguntar hasta cuando pretendía vivir en aquel cubículo- digo, sintiendo aún una punzada de tristeza al recordar ese día.

Lauren se suelta de mi agarre y me abraza cariñosamente, provocándome la misma sensación de protección y amor que experimento cada vez que me rodea con sus fuertes brazos.

-No voy a ir a buscarla para contarle mi embarazo, pues no preciso mendigar por una aprobación que, a fin de cuentas, sé que no tendré. Ya le di a Sinu una última oportunidad de formar parte de mi vida el día que te llevé para presentarte como mi novia, pero ella ni siquiera se molestó en considerar la situación. Por tanto, si viene a cuestionarme sobre el asunto, sencillamente le diré que en una intensa noche de amor, algo mágico y sublime sucedió, quedé embarazada de mi novia- digo y, a pesar de mi tono guasón, mi lado más romántico y soñador me hace percibir lo poético y excepcional que es estar embarazada de una mujer.

-Amor, creo que existe una gran posibilidad de que tu madre crea en esa explicación siempre y cuando sea una gran fan de la ficción científica- responde y sus cejas arqueadas, además de su timbre de voz, denuncian la broma de su afirmación. Sonrío y le devuelvo la ironía

La historia de Lauren Donde viven las historias. Descúbrelo ahora