Capitulo 24

1.2K 93 36
                                    

Aquel momento en que Lauren Jaurengui me lleva al ginecólogo


Flashback...

Lorenzo/Lauren Jaurengui a los ocho años

Frente a los padres y los hermanos, Lorenzo admiraba, con las manos metidas en los bolsillos de su chaqueta roja forrada, la fila de muñecas, de diversos tamaños, expuesta en el escaparate.

Alessandro y Chris empujaban a Clara y Michael, respectivamente, dentro de la tienda, pidiendo con euforia todos los juguetes que veían: desde el escaléxtric hasta los monopatines.

Una de las vendedoras, rubia, alta y con el cabello recogido en un moño perfecto, advirtiendo que el muchacho no apartaba la mirada de las Barbies y de los accesorios que acompañaban a las muñecas, se acercó a él y le dijo

-Vaya, qué niño tan guapo tenemos aquí...- comenzó con voz afectada, apoyando las manos en las rodillas y agachándose un poco para quedar casi a su altura -Pero creo que estás en la sección equivocada, muchachito. Los juguetes para niños quedan allí- dijo, señalando el lado contrario de la tienda.

-Lo sé- respondió Lorenzo, aún mirando el escaparate -Pero me gustan más las muñecas- añadió con aire inocente Ella entonces se levantó, entrecerrando los ojos, y cruzándose de brazos, se llevó un dedo a los labios. La mujer comenzó a mirarlo de manera extraña como si estuviera analizando el comportamiento del pequeño.

Debido a la poca edad, Lorenzo era incapaz de comprender que, en aquel momento, estaba siendo juzgado por algo sobre lo que aún no tenía consciencia.

-¿No prefieres un G. I. Joe?- insistía la vendedora -Mira, tu hermano está jugando con uno- dijo, cogiéndole el mentón y girándole la cara, algo bruscamente, hacia donde estaba Alessandro.

Clara, que hasta ese momento parecía ajena a uno de sus primogénitos, al darse cuanto de la actitud grosera de la vendedora, se acercó a ellos.

-¿Qué está pasando aquí?- cuestionó, apoyando las manos en el hombro del hijo en una actitud protectora y encarando con hostilidad a la otra mujer.

-¡Nada! Solo estaba intentando mostrarle a su hijo que sería más interesante para él jugar con G. I. Joe en lugar de con Barbies- dijo, enfatizando el adjetivo, mientras esbozaba una falsa sonrisa.

-¡Ah, sí! ¿Y puedo saber a usted qué le importa eso?- inquirió, poniendo una mueca irritada

-Solo pensé que...

-¡Pues no piense!- interrumpió la explicación de la otra -¡Quién tiene que pensar sobre la educación de mi hijo soy yo!- dijo contundentemente.

-¡Claro, disculpe!- la vendedora replicó, elevando el mentón y dándose la vuelta para ir a atender a otros clientes, dejando a madre e hijo solos.

Clara pasó la mano por el pelo del pequeño y él la miró, ansioso

-Mamá, ¿puedo llevarme la muñeca?- pidió con sus ojos brillando por la expectativa
Ella se agachó, poniéndose a su altura.

-Mi amor, ¿no hemos hablado sobre eso ya? ¿Recuerdas que tu padre y yo te prometimos regalarte una bicicleta cuando cumplieras ocho años?

El muchacho hace una señal afirmativa con la cabeza, bajando los ojos.

-¿Qué prefieres: la bicicleta...o esta muñeca?- preguntó, algo recelosa, a pesar de estar casi segura de cuál sería la elección del hijo, pues tener una bicicleta era un sueño que tenía desde los cuatro años.

El Ojiverde lanzó una última mirada hacia la Barbie, sin entender por qué no podía llevarse los dos y, aunque intentara optar por la muñeca, algo en el tono de voz de su madre le decía que ella estaría más contenta con la primera sugerencia. Miró a sus hermanos que estaban agarrados a los juguetes de "niños" que ya habían escogido y volvió a mirar a Clara.

La historia de Lauren Donde viven las historias. Descúbrelo ahora