Capitulo 29

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Mi amor inmenso por Lauren Jaurengui


POV. Clara

Algún tiempo antes

-Creo que si estuviera yendo a conocer a tus padres no estaría tan nerviosa como ahora- afirma Meg, llamando mi atención

Sonrío y miro alrededor, admirando las verdes planicies de Massachussetts, intentando impedir que el viento se lleve el pañuelo que protege mi cabello.

-Mi padre es un sobrio alemán, mi amor, además de católico ferviente...Dudo que eso te diese menos miedo que mis hijos- replico, convencida.

-Tienes razón- concuerda, esbozando una media sonrisa Sus dedos tamborilean en el volante y eso es un indicio de que aún está nerviosa, buscando la manera de revelarme lo que la incomoda.

-El día que me invitaste a que te acompañara a la boda para presentarme como tu novia me puse tan feliz que, en ese momento, no pensé en lo delicado que es todo esto - hace una pausa y parece reflexionar sobre lo que va a decir después - Pero, después, analizando la situación en frío, se me ocurre que tu revelación puede acabar estropeando este momento tan especial para Lauren y su novia... - prosigue y, a medida que habla, su voz se va bajando cada vez más- Quizás fuera mejor esperar un poco más para revelarles todo - sugiere.

Suspiro y me quito las gafas, pensando en lo que ella acababa de decir

-He perdido dos tercios de mi vida fingiendo sentimientos y camuflando quién realmente soy...Pídeme cualquier cosa, Megan, menos que continúe siendo una farsa- exijo, girando el rostro para observarla, aunque ella permanece mirando la carretera.

- No es secreto para nadie que "ML" me ha cortejado durante meses, enviándome flores y tarjetas y todos en ese rancho, a estas alturas, ya saben que llevo a mi "admirador secreto" a la boda- explico-Será bastante extraño, por no decir patético, que presente a Constante Langdon, o sea ML, como mi amiga y no como mi novia - prosigo y, aunque entienda su preocupación en no querer ser una invitada indeseada, no consigo ocultar el dolor ante su sugerencia - Estoy segura de que si estuviera un hombre en tu lugar, él no tendría ese recelo...¿Por qué, entonces, tenemos que ocultar lo que sentimos y actuar siempre de manera tan cuidadosa? ¿Por qué insistimos en preocuparnos con el juicio y la reacción de los demás? ¿Por qué no pensar primero en lo bien que nos hará esto? - la bombardeo con preguntas, como si estuviera escribiendo un panfleto LGBT.

Megan para en un arcén y me abraza con fuerza. Sus labios buscan los míos, robándome un beso de quitar el aliento, de aquellos que nos llevan a escuchar campanas imaginarias repicando.

-¡Eres una mujer increíble!- afirma, acariciando mi rostro.

- Estoy feliz en saber que nuestro amor ha sido uno de los motivos de tu transformación, porque es muy agradable ver a esta nueva mujer floreciendo. Sabía que mi insistencia en reconquistarte no sería en vano - dice, dejando trasparentar en sus ojos color miel su felicidad.

Escucho otro vehículo acercándose, pero ni eso impide que vuelva a besarla, sintiendo sus dedos subir por mi nuca y perderse en mis cabellos rubio plateado, tirando de ellos suavemente.

Interrumpo el beso

- Megan, es mejor que sigamos, porque si no, llegaremos después que las novias - bromeo, provocándole una divertida sonrisa.

Me roba un último beso y se recoloca en el asiento y enciende el motor.

-¿Quién de las dos será Louise?- pregunta, refiriéndose a los personajes que "representamos" en la fiesta.

Sonrío, pasándome la mano por el cabello, percibiendo que el pañuelo había volado. Quien sugirió que fuéramos de Thelma y Louise había sido ella, aunque la idea de ir vestida de camiseta y pantalones vaqueros a la boda de mi hija no me haya agradado en nada.

La historia de Lauren Donde viven las historias. Descúbrelo ahora