6. A este juego juegan dos

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KELLAN:

Salgo de la cocina por la puerta de servicio. Todos los soldados se encuentran dentro del castillo, por lo tanto tengo vía libre para transitar por aquí. Según tengo entendido, los controles de la seguridad están situados en un cuartel cerca de la entrada principal. Me dirijo hacia allí.

Al llegar, lo primero que veo es un rastro de sangre, sangre azul.

---  Mierda  ---  susurro.

Me agacho a tocar la sangre, aún está caliente, por lo tanto quién sea que esté herido debe de seguir vivo. Sigo el rastro hasta la entrada del cuartel, empuño mi arma y entro sigilosamente, está oscuro y lo único que puedo escuchar son respiraciones agitadas. Agudizo mi oído y llego a la conclusión de que pertenecen a dos personas distintas. Me acerco al lugar de donde provienen.

---  Joder  ---  digo.

En el suelo, atados de pies y manos están Numeya y Erik ambos con una herida bastante profunda en el estómago. Me apresuro a desatarlos. Emiten pequeños quejidos.

---  ¿Qué coño os ha pasado?  ---  les pregunto confundido.

---   Cuando llegué ella ya estaba así, intenté desatarla pero de la nada salieron ocho hombres, me apuñalaron y me ataron con ella  ---  explica mientras me ayuda a desatar a su hermana.

---  ¿Con qué os han apuñalado?.

---  Oro  ---  dice mientras presiona la herida de su hermana que parece ser la que más sangre ha perdido.

Menos mal. Pongo mis manos sobre la herida de Numeya y centro toda mi energía en ella, poco a poco la herida se va cerrando y ella cae desmayada, Erik pone cara de espanto.

---  ¡La has matado!  ---  me grita.

Ruedo los ojos.

---  No la he matado, se ha desmayado porque ha perdido mucha sangre, estará bien  ---  le digo y me dispongo a hacer lo mismo en su herida.

Mientras canalizo toda mi energía y su herida se va cerrando va haciendo muecas de dolor.

---  Erik, no es para tanto  ---  digo rodando los ojos mientras termino.

Suspira aliviado mientras se tumba en el suelo.

---  Tío, no es por nada, pero Gia está ahí dentro rodeada de soldados, posiblemente desarmada y no estaría mal que desconectásemos el campo de fuerza  ---  le digo mientras busco con la mirada algo que me indique que es lo que debo desconectar.

Abre los ojos como platos y se levanta. Se dirige hacia lo que parece ser un panel de control y señala una palanca enorme y roja.

---  Es eso, pero esta trabada  ---  dice.

Lo hago a un lado y uso toda mi fuerza para mover la palanca, finalmente esta cede y empieza a sonar otra alarma.

---  Quédate con ella  ---  le digo señalando a su hermana  ---  toma esto  ---  le entrego la katana.

Asiente y me voy hacia el castillo otra vez. 

Cuando entro y veo lo que está sucediendo me quedo helado. Gia está parada susurrando lo que parece ser un hechizo con los ojos completamente blancos y los brazos extendidos hacia delante con los puños cerrados, hace tanta fuerza que sus nudillos están blancos. Los soldados que rodeaban a nuestros hombres ahora se encuentran levitando e intentando respirar. Los está ahogando, a todos a la vez. Segundos más tarde Gia abre sus manos y gira sus muñecas de manera que las palmas de sus manos quedan una frente a otra, se escucha el crujido de los cuellos de todos y cada uno de los soldados, al instante caen desplomados al suelo, los nuestros la miran sorprendidos y atemorizados.

Las Sombras De VeliazkaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora