20. Vetala

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GIANNA

Miro a Kellan por última vez antes de entrar al castillo. No ha respondido a mi pregunta, pero sé que no está preparado para lo que se avecina y yo, posiblemente tampoco.

Suspiro antes de abrir las puertas.

Entramos encontrándonos con un panorama para nada habitual. La gente corre de arriba a abajo sin detenerse en ningún momento. Algunos de ellos van cargados de papeles, otros hablan por teléfono mientras sus compañeros discuten acaloradamente.

Frunzo el ceño. No sé qué coño está pasando pero no me gusta nada.

Frente a mi campo de visión aparece Jade revoloteando, parece nerviosa y, de no ser porque es una hada, pensaría que está cabreada y desquiciada. Me mira frunciendo el ceño y empieza a gesticular rápidamente.

Parpadeo tratando de averiguar qué es lo que quiere decirme.

—Jade —la llamo tratando de captar su atención pero no funciona—. ¡Jade, para para! —insisto hasta que se detiene—. Bien, desde el principio —le pido.

Ella respira tratando de calmarse. Miro a Kellan de reojo y veo su cara de confusión.

La hada vuelve a gesticular pero esta vez con más calma.

—Vale, ya han llegado los líderes de las ciudades —le hago saber a Kellan mientras sigo mirando como Jade gesticula—, todos los soldados han estado entrenando dando el máximo —sigo. Frunzo el ceño al no entender lo que me dice—. Espera Jade, repite eso —le pido— ¿Los demonios Mayores han estado aquí? —le pregunto extrañada y ella asiente— ¿Cuándo? —Espero a que me responda— Hace dos horas... —murmuro— ¿Sabes a qué han venido? —ella asiente y sigue gesticulando. Abro los ojos como platos— Mierda —murmuro.

Miro a Kellan.

—¿Qué sucede Gia? —me pregunta confundido.

Suspiro.

—Los demonios Mayores han estado aquí porque han detectado la presencia de un demonio en este castillo, han venido a buscarlo pero cuando han llegado no lo han encontrado y, digamos que ver a tres demonios Mayores paseándose por aquí no ha debido de ser lo más agradable que haya presenciado esta gente, por eso están así de nerviosos y agitados —le explico.

Kellan asiente.

—¿Ya se han ido? —pregunta buscándolos entre el gentío.

—Volverán —afirmo segura—. Tienen que encontrar a los demonios y si aquí ha habido uno regresaran a buscarlo de nuevo.

—Está bien —resopla—. Deberíamos organizar a los soldados para marchar hacia Moonskai lo antes posible —dice cambiando de tema.

—Sí, sugiero que hablemos primero con los líderes de las ciudades para que nos sea más sencillo organizarnos —le digo.

—Me parece bien, iré a reunirlos para hablar con ellos —me informa.

Antes de alejarse me besa con calma y tranquilidad transmitiéndome sus sentimientos y dejándome sin aliento. Nos separamos cuando nos falta el aire y escuchamos un suspiro diminuto.

Me giro a ver a Jade con las cejas alzadas y me la encuentro revoloteando con las piernas como indio, sus brazos sobre estas y su cabeza recostada entre sus manos. En su diminuta carita reluce una sonrisa inocente. Kellan suelta una carcajada a la que yo me uno mientras niego con la cabeza y me separo del agarre de Kellan. Antes de irse me da un beso fugaz en los labios y me guiña el ojo.

—Bien Jade, tenemos trabajo —le digo antes de empezar a andar por el castillo.

Salgo del castillo para dirigirme a uno de los almacenes que lo rodean. Fuerzo el candado de la puerta con mis manos y sonrío cuando cae al suelo.

Las Sombras De VeliazkaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora