GIANNA
Miro a Kellan mientras observo como nuestros soldados van entrando al edificio. Está alterado, o mejor dicho, cabreado. No voy a decir que no tenga razones para estarlo después de mi entrada en modo kamikaze... pero creo que no me entiende.
Tengo que salvarlas aunque eso me suponga dar la vida por ellas, son lo único que me queda de mi pasado, lo único bueno, y sé que Mac no me perdonaría que les sucediera algo ahora que las he encontrado.
Kellan mantiene sus brazos a ambos lados de mi cabeza y respira agitado.
—Lo siento —susurro apartando la mirada.
Escucho como gruñe y abre los ojos de golpe.
—¿Sabes cuál es el problema, Gia? —pregunta pero no me deja responder— Que no lo sientes lo más mínimo.
Abro la boca para protestar pero vuelve a hablar.
—Si lo sintieras no te habrías planteado entrar así, habrías esperado a que su número de arqueros se redujera y habrías entrado cautelosamente —dice mirándome a los ojos. Los suyos están rojos por la ira y siento que en cualquier momento me quemará viva con tal de que deje de hacer estupideces.
Antes de que pueda decirle algo más, Matías llega a nuestro lado seguido por un par de soldados más. Están cubiertos de sangre y es entonces cuando me doy cuenta de que ha empezado una lucha cuerpo a cuerpo entre nuestros soldados y los de las gemelas.
—Siento estropear vuestra disputa matrimonial —dice con la respiración agitada. Kellan lo fulmina con la mirada—, pero nos irían muy bien vuestras habilidades extraordinarias para llegar vivos a casa, si puede ser eh —dice señalando la batalla que sucede a unos metros de nosotros.
Kellan gruñe para luego asentir.
Me dispongo a adentrarme entre los soldados cuando una mano en mi brazo me detiene con fuerza empujándome de nuevo contra la pared.
Miro a Kellan que sigue igual de furioso.
—Como vuelvas a hacer una estupidez como la de hace un rato me encargaré yo mismo de matarte —me amenaza.
Sonrío de lado. Está muy sexy cuando se cabrea.
—¿Entendido? —gruñe a centímetros de mi cara.
—Entendido —murmuro sobre sus labios.
Entonces me besa con dureza y rabia provocando que un gemido involuntario surja de mi garganta sin poder detenerlo.
—Lo digo muy enserio, Gianna —me advierte al separarse de mí.
No soy capaz de decir nada así que trato de tranquilizar mi respiración.
Matías y los soldados vuelven a entrar en acción cuando llegan más enemigos a la sala.
Kellan me mira por última vez antes de avanzar corriendo hacia la muchedumbre empuñando dos de sus armas.
Suspiro tratando de despejar mi cabeza y cuando lo logro me dirijo hacia el centro de la sala, me sitúo al lado de Kellan sin problema.
Nos rodea un gran número de soldados armados hasta los dientes, por suerte o por desgracia, lo único que nos diferencia de ellos es que ellos van a luchar hasta con un tiro entre ceja y ceja, nosotros no. Las gemelas han convertido a estos hombres y mujeres en sus propios zombis y están dispuestos a todo por ellas, da igual si se están desangrando o si les acaban de arrancar un brazo de cuajo, la única manera de matarlos es romperles el cuello o atacarlos con plasma.
Avanzamos todo lo que podemos situándonos en el centro de lo que parece ser un salón de conferencias. Es parte de nuestra estrategia... nosotros atraemos al enemigo al centro del edificio mientras los otros pelotones entran sin ser detectados y se hacen con el control del edificio.
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Las Sombras De Veliazka
FantasyDespués de años alejada del reino que me vió nacer y me quiso asesinar, he vuelto. Ni siquiera yo tengo muy claro para qué, no quiero el trono y nunca me he preocupado por los habitantes. ¿Por qué iba a hacerlo? Ellos fueron los causantes de mi exi...