GIANNA:
Vuelvo a entrar a la cabaña cuando ya está por anochecer. En el salón me encuentro a Erik y a Numeya, Kellan no ha hecho acto de presencia, y dudo que lo haga. Me odia. Odia la sangre que corre por mis venas y, por mucho que sorprenda, no logro comprender el porqué.
━Bien, hay que irse ━digo mientras escondo todas las armas de manera que no se vean con el traje que, cabe destacar, deja todo mi escote descubierto.
Los hermanos hacen lo mismo y se cuelgan el arco a la espalda, una vez lo tenemos todo salimos de la cabaña y tomamos rumbo hacia el castillo.
Nos adentramos en el bosque y dejamos que su espesor nos cubra totalmente, volviéndonos prácticamente invisibles a ojos de los guardias de la fortaleza.
Tras media hora andando llegamos a la gran muralla que separa el castillo del resto del reino. Nos toca escalar unos veinte metros de muro en menos de diez minutos, un minuto más nos supondría ser descubiertos.
━A trepar se ha dicho ━dice Erik con burla.
Empezamos a escalar y cuando llegamos arriba bajamos el muro de un salto. Nos agachamos para no ser vistos.
━Bien, aquí nos dividimos ━explica Numeya susurrando━. Gia, tú y yo iremos por la puerta de servicio mientras Erik se añade a su pelotón de vigilancia, sabrás qué soldados están con nosotros porque llevarán una cinta roja en la muñeca izquierda.
Asentimos y mientras Erik se va ella y yo nos escabullimos a la puerta de servicio.
Primero pasa Numeya escaneando su tarjeta de acceso y luego yo con la de la chica. De un momento a otro me siento débil y un poco desorientada, debe ser por las medidas de seguridad que reprimen mis habilidades.
━Ve a la cocina y pide la bebida de los concejales, luego sigue con el plan ━dice señalando la cocina.
Asiento y me dirijo hacia allí.
Entro y veo a tres mucamas más, me miran.
━Vengo a por las bebidas de los concejales ━digo.
Una de las mujeres me señala una bandeja con una tetera y una cafetera llenas y humeantes. Con cuidado de no ser vista vierto el líquido de mi frasco en los dos recipientes.
Tomo la bandeja y, tal y como me dijo Numeya, paso por el salón antes de subir las gigantescas escaleras hacia la segunda planta. A medida que subo me cruzo con varios guardias a los que parezco no importar.
Al llegar arriba se levantan ante mi unas grandes puertas de madera oscura custodiadas por dos guardias, tal y como dijo Numeya. Me miran.
━Vengo a traer café y té a los concejales ━digo en voz baja.
Asienten y están a punto de abrirme las puertas cuando alguien nos interrumpe.
━¿Qué se supone que están haciendo? ━pregunta una voz muy grave y rasposa.
Me giro. Mis ojos captan a un hombre alto y robusto, de pelo canoso y con muchas arrugas. Está parado frente a mi pero únicamente mira a los guardias, y no parece para nada contento.
━La chica ha traído el café y el té para los concejales señor ━dice uno de ellos sin perder la compostura.
El hombre me mira enarcando una ceja. Acerca una mano a mi y coge la tarjeta de identificación que llevo colgada, su mano roza uno de mis pechos, me asquea. Arranca la cadenilla que sujetaba la identificación y la examina detalladamente.
━Nombre completo y raza ━demanda.
Señor, acaba de tocarme una teta sin mi consentimiento y encima tiene la cara de exigirme. <<Gianna, el papel>>, me resigno.
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Las Sombras De Veliazka
FantasiDespués de años alejada del reino que me vió nacer y me quiso asesinar, he vuelto. Ni siquiera yo tengo muy claro para qué, no quiero el trono y nunca me he preocupado por los habitantes. ¿Por qué iba a hacerlo? Ellos fueron los causantes de mi exi...