Epílogo

66 3 2
                                    

|| UN AÑO DESPUÉS ||

Coloco el ramo de caléndulas sobre la lápida y me quedo mirando a la inscripción. En el cementerio parece haber un par de personas, pero están alejadas de mí y el frío empieza a calar en mis huesos. Aún así, me hinco de rodillas en la nieve y acaricio el mármol de la lápida.

- Ya van dos años, y parece que fue ayer. Ojalá pudiera algún día encontrar consuelo, ojalá pudiera volver a sentirte en mis brazos y rizar tus mechones dorados.- hago una pausa y miro alrededor- ¿Sabes? Hace dos meses grabaron una placa dorada en Pimpleshock. Yo les agradecí el acto, pero también les dejé entrever, que eso nunca te podría devolver a la vida, aunque los niños se acuerdan muchísimo de ti. Henry sigue preguntando, "¿Dónde está la seño Bathor?", y yo siempre le digo que está en el cielo, "observándote", para que se porte bien. Las pequeñas de Barton también te recuerdan mucho. Bueno, toda la familia, pero, las pequeñas me dicen que algún día quieren ser como tú.-

Decido cambiar la pose, así que me quito la bufanda, la doblo como un cojín y la pongo en la nieve. Me siento sobre ella y enlazo mis brazos alrededor de las rodillas.

- Rosamund se ha casado, está muy feliz. Es un chico de la universidad, de mi año, Peter Fox. Lo conocía de vista, es buen chico. Aunque te pondrá más feliz saber, que, reuniendo sus conocimientos universitarios y su escalafón social, es lectora para la reina Victoria. Sé que es algo increíble, pero, tranquila, cada vez que puede, viene a Barberhille a organizar esas fiestas tan pomposas que le encantan. Quería venir hoy, y tus padres también, pero les dije que quería un momento a solas contigo.-

Me rasco la cabeza, buscando otras cosas que contar.

Me río- McFarthen podría estar bañándose en su fortuna, quién diría que realmente era el vizconde Ashton... Pero sigue cumpliendo condena por cómplice. Louise nunca fue trigo limpio, al igual que su hermana Margarie, parece que todos los que pisaron ese teatro han quedado maldecidos por el crimen.- me vuelvo a reír, pero es una risa triste y apagada, que se desvanece en pocos segundos.- Toda la fortuna se ha donado al colegio y a los fondos de Barberhille, entre ellos un collar que estaba en nuestro piso, y sinceramente, no sé cómo ha llegado hasta allí. Pero el oficial Carson y los detectives hicieron un magnífico trabajo, aunque siempre que vengo te lo digo. Ya estarás harta de mí.-

- Buenas tardes, Señor.- me saluda el jardinero del cementerio, a lo que asiento.- Se va a congelar sentado ahí.-

- Entonces moriré hablando con mi mujer.- le sonrío, y él me devuelve otra, pero decide abandonar la conversación y seguir con su jornada.

Observo los mausoleos de alrededor, ángeles y vírgenes, rejas de hierro y cruces cristianas. Me vuelvo a la de Lili.

- ¿Te acuerdas del señor Rockafield? Me ha ayudado a abrir una clínica aquí, en Barberhille. Tengo otra en Londres, junto a las de Brooklyn y Boston, pero me voy a quedar aquí, contigo.- miro al cielo y las nubes se han disipado. Es azul y abierto.

Deslizo los dedos por la piedra marmórea y siento el bajorrelieve de las letras. Las toco por unos segundos, hasta que no puedo notar la punta de mis dedos enfriados.

- A ti, pequeña, te habría encantado estudiar en Pimpleshock.- sonrío- Y te habría encantado conocer a los abuelos, aunque la abuela es un poco testaruda. Habrías sido una chica guapísima, te habrías parecido muchísimo a tu madre, estoy seguro, aunque espero que, al menos, tus ojos hubieran sido como los míos.- lágrimas empiezan a brotar y me rasco la nariz un par de veces.

- ¡Austin!- me giro rápidamente y veo a los señores Bathor. No me pongo de pie y me seco las lágrimas.

- Querido, ya estás llorando otra vez.- Genevive me abraza de pie y yo la abrazo también. El señor Bathor, Thomas, me pone la mano en el hombro.- Vamos muchacho, demos un paseo.-

Me pongo de pie y miro por última vez las tumbas, Genevive deja otro ramo de rosas y se coge de mi brazo, no sin antes acariciarme la espalda para calmarme un poco.- Ya está querido, ¿Quieres un caramelo de limón?- yo me río y seco mis lágrimas.

Thomas Barthon se besa la mano y la roza por las lápidas.- Austin, ¿te has sentado en esto?- sacude mi bufanda llena de nieve y ramas.

- Querido, como cojas una pulmonía, te voy a mandar comer sopa de pollo hasta el día del juicio final.- me advierte Genevive, y yo me río, otra vez.

Cojo la bufanda y Thomas se une a nosotros, dejando atrás los restos de su hija y su nieta. Pone su mano en mi hombro, y Genevive vuelve a enlazar su brazo en el mío.

Antes de dar otro paso, me giro por última vez a las lápidas. Ahora descansan en el bosque nevado y rojo. Los tres paseamos por un camino de abetos, hasta dejar atrás el cementerio.

|| F I N ||ESCRITO CON CARIÑO: ANGY. ❤

Sigue tu instinto [ Parte II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora