Capítulo 12

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Narra Lilibeth


- Rosamund, siento haberme ido tan de repente el otro día.-

- Lilibeth, lo que queremos saber es cómo estás boba, que nos tenías muy preocupados, no las maneras que tuvistes al despedirte.-

- Creo que estoy peor, Rosamund. Que ironía, ¿Verdad? Con Austin médico...-

- Lili, por Dios. Debes ir al hospital cuanto antes.-

- ¿Puedo confiarte algo? Muchas veces no sé con quién hablar de esto...-

- Claro, ya sabes que estoy para lo que quieras querida.-

- Pues, Austin quiere casarse cuanto antes.-

- ¡Pero eso es muy bonito!-

- Pero percibo una urgencia insana. Es como si supiera que tenemos el tiempo contado.-

- ¿Cómo dices eso Lili? Seguro que sólo pretende lo mejor contigo, y tiene demasiadas ganas y nervios por pasar el resto de sus días contigo.-

- Lo sé...- me quito los guantes mirando hacia otro lado.

- Pero sé que eso no es lo que realmente pasa, ¿verdad? Lili, desahógate, sácalo todo.-

- Rosamund... Yo... Me han estado envenenando...-

- ¿¿¿¡¡¡Qué!!!???- su voz retumba en todas las paredes de la casa y los pasos de sirvientes se detienen ante el escándalo.

- No puedo entrar en detalles, porque eres conocedora de sus identidades, pero aún no tengo suficientes pruebas.-

- Lilibeth Bathor de Barberhille, esto es muy serio. Muy grave. ¡Es un delito! Tienes que ir a comisaría. Eres profesora, no detective, estoy hay que dejarlo a las autoridades, ¿no ves el mal que te han hecho?- lágrimas empiezan a brotar al ver a Rosamund tan enfadada.

- Oh, Rosamund. ¿Qué he hecho yo para merecer esto?- desconsolada me abrazo a ella.

Después de dos horas, el cielo empieza a tornarse azul oscuro y las farolas cobran protagonismo en la calle. Me ha venido muy bien la charla con Rosamund, y en cierto modo me siento mal por no haber confiado un tema tan grave a mis padres, que son quiénes mejor me ayudarían. Aunque quizás haya aportado algo de felicidad en sus vidas al hacerles saber que me ayudará con los preparativos de la boda...Pero todo es tan inestable, que en algún momento rompes y dejas salir todo, y eso ha pasado esta tarde con Rosamund.
Me ha hecho replantearme en un par de ocasiones el acudir a las autoridades, pero toda nuestra investigación clandestina se echaría a perder. ¿En qué momento todo ha sido tan turbio? Nuestra vida era feliz. Éramos dos enamorados en la alegría del reencuentro.

Noto unos pasos detrás e instintivamente hacen que me de la vuelta rápidamente. Sin embargo, no hay nadie. Sigo andando a un paso más rápido y empiezo a sentir mi respiración agitada, motivada por las ideas que se cruzan por la mente. Puedo escuchar los pasos intentar alcanzarme, yendo más rápido. Así que sin pensármelo dos veces me giro de sopetón. Allí estaba, el hombre de la gabardina y el sombrero. Se detiene también de sopetón, incluso diría que un poco sorprendido. Ya sabía yo que mis sueños eran demasiado lúcidos, debía ser real.

Me acerco a él, con el corazón a punto de estallar pero con el coraje alimentado por el cansancio y la tristeza. Él también avanza unos pasos, y me empiezo a marear un poco, a lo que me tambaleo pero rápidamente mantengo la compostura. Me acerco a él poco a poco, hasta tenerlo a escasos milímetros. Olor familiar. Labios familiares. Me entrega dos fotografías, y temblorosa las cojo. Antes de echarles un vistazo, intento verle los ojos, desvelar su identidad, pero su dedo índice toca las fotos y hace que me asuste un poco. 

Sigue tu instinto [ Parte II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora