Corrí por las calles vacías. Master venía detrás de mí. Ambos estábamos tomados de las manos, no nos soltaríamos hasta llegar lo más lejos posible. Sabíamos que no teníamos mucho tiempo.
La poca gente que había nos miraba confundidos. Claro, no era normal ver a un par de gemelos corriendo como si su vida dependiese de ello. Nadie se imaginaría que esa expresión era totalmente literal en nuestro caso. Raro ¿no? Todos pensaron que éramos unos adolescentes de quince años irracionales que corrían desesperados por diversión.
Aceleré el paso, pero no lo pude hacer mucho más ya que mi hermano no había entrenado como yo. A los pocos pasos casi se cae, por suerte logré atajarlo. Seguimos avanzando.
En una semana llegamos a nuestro nuevo barrio. Allí yo ya había comprado una casa pequeña pero con espacio extra para los dos. Herny me había ayudado yendo a la inmobiliaria, revisándola y comprándola un par de meses antes. Tuve que hacer un par de trabajos extras a escondidas en mi antiguo “hogar” para asegurarme de tener dinero suficiente como para aguantar –aunque fuese- una semana.
Saqué las llaves y crucé la entrada. Le mostré todo a mi hermano para luego repartir los cuartos. Como todos –los tres, sin incluir el baño- tenían más o menos el mismo tamaño no fue muy difícil. Aunque claro, después de una semana durmiendo en callejones nos daba igual qué fuera de quién.
Lo primero que hicimos fue darnos una ducha. Luego nos tiramos en nuestras respectivas camas y caímos en brazos de Morfeo en un santiamén.
La mañana de nuestras nuevas vidas llegó en un dos por tres. Obviamente desperté antes que mi gemelo, así que decidí ir haciendo el desayuno. Una vez que se hubo despertado comimos. Dediqué el resto del día en ir a conseguirme un trabajo e inscribirnos en la mejor escuela pública que encontré –ambas cosas ya las había visto previamente.
----------(Fin del flashback) ------
-Y ahí conociste a Miyako y a Jason –asentí.
-Primero me hice amiga de Miyako. No recuerdo muy bien cómo pasó. Jason simplemente apareció un día colgado de Master gritando: “¡Qué suerte que tienen, par de plebeyos, de ahora en más seré su amigo!”- sonreí; eso era tan propio del peliverde.
Se creó un silencio un poco incómodo. Al parecer el rubio estaba analizando toda la información. Decidí romper el mutismo.
-¿Sabes? Yo nunca te odié. Simplemente estaba cumpliendo la regla número dos: “Si te ataca es tu enemigo”. Realmente nunca me caíste mal, pero me atacaste, así que te consideré –y considero - una amenaza.
Giró la cabeza para mirarme detenidamente. Reí suavemente al ver su expresión; sus ojos casi se salían de sus órbitas y si no existiesen las articulaciones seguramente su mandíbula llegaría hasta el piso. Me quedé viéndolo divertida. Por alguna razón estaba feliz de haberle contado mi historia; lo más aterrador era que no sabía por qué.
Un tacto cálido sobre mis manos me sacó de mi transe. Levanté mi vista- la cual inconscientemente se había dirigido a mis piernas- y me encontré con la seria mirada azulada del estúpido gangster. Apretó mis extremidades con cariño.
-Hay una canción que se llama “Alone Together”. En un momento dice: “I don’t know where you’re going, but do you got room for one more troubled soul?” y parte del estribillo es: “Say it, let’s be alone together. We could stay young forever”. Eso es lo que quiero hacer contigo.
-¿Eh?
Suspiró pesadamente. Por dos segundos me miró como si fuese estúpida, pero su semblante volvió al que tenía anteriormente en seguida. Esperé expectante a su respuesta. Apretó más mis manos entre las suyas.
-No te dejaré. Quiero ser tu amigo, ya te lo dije. Quiero acompañarte, hacer estupideces contigo. Mi deseo en estos momentos es crear recuerdos felices que se superpongan a los malos. Borraré toda esa tristeza y soledad que intentas ocultar.
Me quedé incrédula. Deseaba decirle algo como: “Mentiroso”, o simplemente insultarlo, mas de mi boca no salió un sonido. Simplemente no sabía cómo reaccionar. Algo frío y húmedo se deslizó por mi mejilla.
-No puede ser… Hace años que no lloro ¿Por qué ahora? –pensé sin creérmelo.
El cálido pulgar del rubio recorrió el mismo camino que la lágrima. Sus labios se curvaron en una sonrisa llena de dulzura.
-Ya no tienes que ser fuerte, Kumi –susurró sin cambiar su expresión ni su postura.
Rompí en llanto. Todas aquellas lágrimas que había guardado por años se deslizaron por mi rostro. Tras cinco minutos de intentar limpiármelas sin éxito alguno me rendí y dejé que el agua cayese por mis ojos. Un par de brazos me rodearon. Mojé la remera del rubio sintiéndome un poco culpable (no quería que se fuese con toda la playera empapada por mi culpa).
-Creemos recuerdos felices –sentenció Alex una vez que me hube calmado.
Asentí aún no muy convencida, pero como Jojo me andaba susurrando que confiase en él, decidí darle una oportunidad. Bromeamos y hablamos de trivialidades hasta que cayó la noche.
Cuando las estrellas brillaban el estúpido gangster volvió a su casa, y yo me quedé dormida esperando a Master. Aquella noche no tuve pesadillas.
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¡Y se terminó! ¡Ése fue el pasado de los gemelos! ¿Qué les pareció? xD ¿Les gustó el final? :') Ay, voy a llorar QuQ Casi dos meses publicando esto, y se terminó... Ay QuQ .
Feliz día, chicas :D Tengan linda semana, personita bonitas :3 <3
Facebook: @Kukilove
PD. : Después de 4 meses me dieron el resultado. ¿De qué hablo? Pos de que aprobé un examen de alemán muy importante :'D Soy feliz :'D ♥♥♥
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Co. 59 27
Teen FictionChico nuevo, año nuevo, chicas babosas nuevas, gente nueva, típico. Lo único que no se esperaba Kobalt era a aquél chico de bufanda roja y ojos verdes. No era como el resto, eso era claro. Según le contaban era alguien amable, tierno y que siempre a...