Suspiros y balones asesinos

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(Kobalt POV)

Había pasado ya una semana desde que comenzaron las clases. Me había vuelto muy amigo de Jason, Miyako y mi compañera de banco, Harumi. A Master siempre lo observaba desde lejos. Con él no había vuelto a hablar aunque quisiese. Desgraciadamente tampoco había escuchado nada de Kumi. Lo único que me contaron era que ella andaba rara desde aquél día. Estaba preocupado, quería ir con ella. A pesar de ello nunca la encontraba por más que la buscase y buscase.

-Señor Watanabe, mire hacia el frente.

Sopas, otra vez estaba perdido en mis pensamientos. Suspiré mentalmente, presté atención un par de segundos y luego devolví mis ojos a la ventana. No me podía concentrar.

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El día había pasado extrañamente rápido. Antes de que me diese cuenta ya estábamos en gimnasia. Aquella materia la teníamos en las últimas dos horas, así como para que si estás cerca de la muerte no tengas que volver a clase para terminar de morirte ahí.

Nos encontrábamos en grupos jugando al voleibol. Master, Kumi y Jason eran parte de mi equipo. Luego de formarlos nos dividían por pareja. El castaño y yo estábamos de un lado de la red, su gemela y el pelirrojo del otro. No era aburrido el partido que estábamos llevando a cabo, al contrario, me estaba divirtiendo bastante. Nadie jugaba bien, simplemente le pegábamos como podíamos. A veces le dábamos con el pie también.

La que realmente me aterraba era la chica de ojos verdes, ya que devolvía el balón con la fuerza de mil demonios. Si una de esas me llegaba a pegar me quedaría sin cara, estaba seguro.

De repente una sombra impactó contra la cabeza de la única chica de nuestro grupo. Esta se dio vuelta.

-Sopas -mustió el de bufanda roja. A todo esto... ¿por qué nunca se la saca?

Kumi soltaba un aura maligna de alrededor. Escaneó el silencioso gimnasio hasta que encontró al que le dio el head-shot. El gangster estaba conteniendo inútilmente la risa. Sin decir nada la muchacha tomó la pelota que le había pegado. Todavía en silencio la miró... Y la miró... Y la miró...

Sin que nadie se lo esperase se la lanzó al rubio usando su fuerza monstruosa, haciendo así que se cayese al piso.

-Ah, no -dio la víctima mientras se levantaba con el objeto que lo había tirado entre las manos.

Rápidamente todos dejaron los balones en el suelo y corrieron hacia las paredes cercanas. No entendía nada ¿Por qué huían? Master al darse cuenta que no me movía me tomó de la mano y me arrastró consigo. Nos situamos al lado de Jason, bien contra la pared. El tatuado miraba divertido a la situación que habían creado el príncipe y la princesa. Devolví mi vista a la escena que se llevaba a cabo.

La tensión se olía en el aire. No volaba ni una mosca. De repente, ambos corrieron a los balones y se los empezaron a tirar mutuamente. Lo único que podía reconocer era el cómo ellos corrían por las pelotas y cómo estas volaban de su mano a su objetivo. Cada tanto se oía algún que otro insulto.

-¡Tiras como niña!- gritaba Alex.

-¡Soy niña, idiota! ¡Ja! ¡Se nota que eres rubio! - contraatacaba la otra.

Siguieron con los golpes un buen rato más hasta que finalmente el profesor se dignó a hacer notar su presencia. El señor canoso, panzón, que iba vestido con ropa sudorosa, se interpuso entre esos dos.

-¡Ya basta! ¡Kumi, Alex vayan y resuelvan sus diferencias afuera del gimnasio! ¡Nosotros no tenemos que ser víctimas de sus ataques repentinos! -vociferó furioso el viejo de lentes. - ¡Y el resto de ustedes, vagos, vayan y trabajen! ¡Sin peros!

Todos obedecimos. No queríamos que nos asesinase. Lo último que vi antes de volver al juego era como la castaña y el de ojos celestes se retiraban junto al profesor.

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(Alex POV)

-Tiras como nenita - volví a repetir por enésima vez luego de que el profesor se hubiese ido.

-Te lo repito: soy mujer.

-¿Mujer? ¿Es que ya eres toda una señorita?-sonreí burlonamente.

-Sólo por si no lo sabías: tenemos diecisiete, no once años.

Ah, Kumi siendo tan fría como siempre. No era de extrañar que fuese así de cortante conmigo, después de todo, siempre fuimos así. Ella tajante y fría como el hielo, yo burlón y rompe lo-que-no-tienes. Aunque ahora se sumaba una razón: el beso. Para mí no tuvo importancia lo que hice, si total, lo hago todo el tiempo. A pesar de ello no puedo negar que no me puedo olvidar de la suavidad de sus labios, su dulzura...y aquella cara que me mostró cuando me separé...

Mierda. Simplemente mierda. Luego de lo que pasó con Amy prometí no volver a pensar así de alguien.

-No estoy enamorado, simplemente me gustó su beso. Hay personas que besan mejor que otras ¿no? Bueno, ella tiene lindos labios, que me hacen adicto a tocarlos -pensé intentando consolarme, pero esas ideas se esfumaron tan rápido como habían llegado.- ¡Ugh! ¡Ya basta! ¡Admítelo de una puta vez! ¿Te gustó? ¿Sí? ¡Pues conócela y deja de mariconear cual colegiala! Una vez que sepas más de ella ya sabrás por dónde va la mano. Lo más probable es que no sea amor... pero ya sabes: "Sólo sé que no sé nada."

Luego de reprenderme mentalmente me giré hacia donde estaba la castaña. Esta miraba tranquilamente por la ventana de la puerta que daba al gimnasio. Me quedé mirándola unos segundos hasta que finalmente dirigí mi mirada al mismo lugar que la castaña estaba mirando.

Quedé perdido en mis pensamientos ¿Cuál era la mejor forma de conocerla? Medité unos cuantos minutos más hasta que, como diría mi mamá, el enanito tiró la ficha.

-Oye, Kumi ¿Querrías ir a tomar un café conmigo?

Vi cómo se tensaba ante mi pregunta. Se mantuvo en silencio unos minutos hasta que finalmente se dignó a hablar con su mismo tono de hielo viviente que tiene.

-¿Por qué haría eso?

No le podía decir que quería saber más de ella, quedaría muy cursi. Mi mente buscó diferentes posibilidades de qué decirle; gracias a Arceus que la encontré a tiempo. Era la respuesta perfecta; algo que ella quería saber y que no era totalmente mentira.

-Imagino que querrás saber por qué te besé ¿no?

De su boca no salió ningún sonido; no se movía, con suerte si respiraba. Me alarmé un poco. Realmente aquella había sido la reacción más extraña que había tenido hasta ahora. Todas se ponían a dar pequeños grititos y a decir que sí repetidamente, pero ella no. Podría decirse que la pequeña hobitt era... ¿cómo decirlo? ¿Especial?

-¿Dónde, cuándo y a qué hora? - casi me caigo del susto que me pegó; ya me había resignado a que no me respondería jamás.

-Mañana, después del colegio, en la cafetería de la esquina - sonreí triunfal.

-Vale.

Con eso último volvió a la clase de educación física, dejándome ahí sonriendo como tonto.

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¡Buenas! ¡Adivinen qué! ¡Estoy de vacaciones! :'DD ¿Qué significa? ¡Que voy a subir más seguido! :DDDDD

Espero que les haya gustado el capítulo :33 ¡Los veo en el próximo capítulo!

Pd.: Kumi en el multimedia x3
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