(Kumi POV)
-Ah, Alex, un gusto volverte a ver- dijo como todo un caballero Yatameri.
-Sí, sí, un gusto verte a ti también- respondió secamente (y casi sarcástico) el rubio.
Pude sentir un aura extraña alrededor de los dos chicos. Ambos se miraban fijamente. El de ojos negros con una sonrisa que parecía falsa, y el se irises celestes se mantenía serio. Las miradas de ambos reflejaban algo que podría ser malinterpretado como odio. Está bien que casi no se conocían, así que no había razones para quererse; pero tampoco pensaba que se aborreciecen. Al menos no al punto en el que uno pudiese cortar el aire con un cuchillo para untar mantequilla.
Lentamente el ambiente entre ellos se hizo cada vez más incómodo, y yo estaba en el medio.
- Panes, sálvenme -fue lo único que pensé.
-H-Hey, me dio algo de sed, ¿y si vamos a "La Lechería" a buscar algo? - preguntó tímidamente Paris.
Asentí desenfrenadamente buscando huir de la situación. Leviathan también dijo que sí (acompañado de algo incomprensible) y, como hubo una mayoría de votos a favor, partimos hacia la cafetería favorita de la muchacha.
Luego las diversas -y extensas- recomendaciones de la morocha cada uno decidió qué pedir. Tardó mucho en llegar, pero ciertamente valió la pena. En cuanto le di el primer sorbo a mi milkshake de chocolate fue como si hubiese tocado el cielo. La alegría que sentí pudo haberse comparado con la emoción del primer beso. Una sensación dulce que toca tus labios por primera vez.
Sentí mis mejillas calentarse por dicha comparación. Sólo había una razón por la cual podía relacionar el primer beso con una sensación tan agradable. Levanté la vista para mirar avergonzada al rubio frente a mí. Por suerte él estaba demasiado concentrado observando con odio a Yatameri como para darse cuenta de mi presencia. Suspiré internamente, mas un codazo me volvió a poner los pelos de punta. Paris me veía con una sonrisa que hubiese dejado humillado al gato de Cheshire.
-Je, tienes buen gusto, he de admitir -susurró.
Mi cara se adornó con mil y un tonos de rojo. Deseando evitar vergüenzas mayores decidí hacerme la tonta. Le respondí en el mismo tono que ella, rogando que mi voz no hubiese temblado tanto.
-¿D-De qué me ha-hablas?
Un destello de malicia relució en sus ojos.
-Vamos, no te hagas la estúpida; te gusta.
Mi corazón se aceleró. Al principio pensé que me había dado taquicardia y que moriría, pero luego me di cuenta que tan sólo había sido por la incómoda insinuación. Quería huir, cavar un pozo y esperar ahí a la muerte, pero hay cosas que simplemente no podían suceder.
¿Si Alex me gustaba? Pues, sinceramente, no lo sabía. Su presencia me emocionaba, hacía que temblase, me sentía cómoda a su alrededor, me desconcertaba, no podía permanecer mucho tiempo lejos de él, pero realmente no reconocía si eso era amor. Era como mi mejor amigo, pero tampoco era eso. Ay, ¡vamos! Como si todos supiesen a ciencia exacta lo que era ese tipo de afecto.
Quería ver al rubio antes de responder, mas me distraje cuando vi a Leviathan. Éste terminó su café y en seguida tomó la taza de té que tenía al lado. Tragó su contenido en cinco segundos, pasando así a la siguiente bebida. Paris también se percató de lo que su amigo estaba haciendo. No tardó mucho en echarse a reír como maniática.
-Oh deos, espero que tengas una vejiga fuerte - dijo la morocha mientras se secaba unas pequeñas lágrimas.
-¡¿Osas desafiarme, mujer?!
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Co. 59 27
Novela JuvenilChico nuevo, año nuevo, chicas babosas nuevas, gente nueva, típico. Lo único que no se esperaba Kobalt era a aquél chico de bufanda roja y ojos verdes. No era como el resto, eso era claro. Según le contaban era alguien amable, tierno y que siempre a...