(Kobalt POV)
Desperté en la cama junto a Master. Éste tenía los ojos cerrados, parecía que dormía plácidamente. Inevitablemente me quedé hipnotizado ante la imagen de gatito dormido que tenía. Inconscientemente –y realmente pensando que era aquél felpudo animal- le acaricié su suave cabello, dándolo vueltas por mis dedos. El chico frunció la nariz y la tensión en sus párpados aumentó. Asustado ante el pensamiento de haberlo despertado, paré mis caricias. Luego de unos segundos de tensión el bello durmiente estornudó. Tuve que contenerme para no empezar a reír de manera desenfrenada. Su estornudo fue tan agudo como el de una niña –de aquellas que tienen esos estornudos lindos (N/A: no como yo xD)- , como si fuese un pequeño felino.
El castaño se revolvió un poco entre las sábanas, acurrucándose así más contra mí. Hundí mi cabeza en su pecho y mis fosas nasales se inundaron de su tan característico olor. Por suerte, no olía a gato, sino que una esencia a chocolate emanaba de su ser. Tal vez de tanto tomar leche chocolatada empezó a sudar dicha bebida, algo así como el ornitorrinco – u Ornithorhynchus anatinus- , que suda (libera, en realidad) leche.
-Sudar- pensé.- Lo que me recuerda, qué lástima que ayer no hubiésemos hecho nada.
Por un par de segundos dudé en darle una sorpresa para cuando se despertase. Finalmente opté por darle el regalo pos-cumpleaños.
En un dos por tres me encontraba sin ropa y en una pose sexy. Tan solo dejé que las sábanas cubriesen la parte frontal de mis caderas. Esperé y esperé a que se despertase por todo el movimiento que había producido, mas el castaño no se dignaba a abrir uno de sus hermosos ojos. Creo que estuve treinta minutos en esa posición, mis músculos ya se empezaban a entumecer y mi paciencia andaba rozando el suelo. Zarandé suavemente a al chico para despertarlo, fue en vano.
-Master – susurré cariñosamente en su oído. Al no recibir respuesta volví a hablar de la misma forma.- Amor, levántate.
Me sonrojé ante la palabra con la cual había apodado a mi Romeo. Este tema de andar enamorado me ponía como todo un poeta.
Seguí con mis intentos, pero estaba dormido como tronco, no iba a abrir sus ojos así no más. Cansado me levanté de mi puesto, tomé el lado de donde él estaba y tiré el colchón, haciendo que mi novio cayese al piso. Obviamente que me corrí para que su cuerpo no me aplastase. Mi plan rindió frutos, pues enseguida Master abrió sus ojos.
-¿Cuál es tu problema? – chilló infantilmente mientras se sobaba la espalda.
Me crucé de brazos con el enojo siendo demostrado por mi cara. Ni le respondí, pero no porque no quisiese, sino porque no llegué. Al milisegundo de haberse quejado, Master se sonrojó y un hilito de sangre salió de su nariz.
-Ah, estoy desnudo – recordé mentalmente.
Y como si hubiese sido por arte de magia, mi complejo de tomate resurgió. Cubrí mi rostro con mis manos intentando disimular el color carmín de mis mejillas. Sentí al castaño tomar mis extremidades y sus penetrantes ojos verdes mirarme detenidamente. Suavemente descubrió mi cara, para luego entrelazar nuestros dedos.
-Me despiertas con un golpe y sin ropa. Hmmm, ¿debería castigarte por tu insolencia? – preguntó acercando sus labios a los míos con una sonrisa ladina.
¿Quería coquetear? Pues bien, sus deseos son órdenes.
-¿Ara? Ayer andabas todo tímido con respecto a tocar ciertos lugares de mi cuerpo ¿Es que has tenido un sueño y ahora andas todo cachondo? Pues si es así, creo que te podría ayudar con tu "pequeño problemita".
Pasé mis brazos alrededor de su cuello y acerqué mi pelvis a la suya. Sentí sus manos acariciar mis costados.
-No me provoques, Kobalt –susurró a milímetros de mi boca.
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Co. 59 27
Teen FictionChico nuevo, año nuevo, chicas babosas nuevas, gente nueva, típico. Lo único que no se esperaba Kobalt era a aquél chico de bufanda roja y ojos verdes. No era como el resto, eso era claro. Según le contaban era alguien amable, tierno y que siempre a...