Demasiadas personas nuevas...

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-¡MASTER! -vociferó mientras apuntaba al susodicho con un brazo estirado y con su otra mano sobre su cintura.

Un escalofrío recorrió mi espalda.

-Mi-Miedo - pensé sin evitarlo.

La furiosa muchacha se nos acercó a paso rápido. Marcaba cada pisada fuertemente provocando que sus tacos sonasen por todo el salón. Absolutamente todos los presentes estábamos en silencio mirándola. La castaña apoyó con fuerza sus manos sobre el banco del chico de bufanda roja.

-¡¿Es que quieres morir?! - gritó.

Yo al estar al lado me estremecí ante su voz. No es muy lindo cuando una chica habla a todo pulmón enfrente tuyo; pareció como si tuviese un micrófono en la boca. Hubo un intercambio de feroces miradas entre Master y la que acababa de entrar. Bueno, con "feroces" en realidad me refiero a que la chica lo miraba asesinamente y el otro ni se inmutaba. Miré alrededor, a ver si alguien hacía algo, pero todos ya habían vuelto a lo que estaban haciendo ¿Pero qué? ¡Nadie ve que se están a punto de matar! Entrando en pánico volví mi mirada hacia ellos, los cuales seguían igual que antes.

De pronto, Master sacó algo de su bolsillo y se lo entregó.

-¡Senpai! - gritó otra voz femenina mientras entraba por la puerta.

Una cabellera pelirroja se aproximó a nosotros rápidamente. La dueña de esta llevaba puesta una remera blanca con un par de shorts de jean ¿Qué acaso no tenía frío?

-¡Miyako! - exclamó la antes furiosa fémina con una sonrisa.

-¿Qué pasó? - preguntó la tal Miyako.

-Master me había sacado mi IPod - contestó mientras le lanzaba una mirada asesina al susodicho.

La pelirroja por su parte suspiró cansada.

-Oigan, entiendo que sean hermanos y que se hagan eso y todo, pero ¿podrían dejar de hacer un escándalo cada vez que pasa?

-¡¿Son hermanos?! - fue lo más inteligente que pude decir en el momento. Bien Kobalt, bien.

Por primera vez en todo el lío me notaron. Miyako me miró con cara de "nooo, ¿en serio?", Master se me quedó mirando; la única que se dignó a contestarme fue la hermana del chico de bufanda roja. Antes de hacerlo se colocó al lado de su familiar e hizo la V de la victoria.

-Sip - contestó remarcando la "p".

-Oh... -me limité a decir.

-¿Qué no ves que son jodidamente iguales? - preguntó una voz desde el fondo.

El chico pelirrojo del recreo anterior se acercó al castaño y chocaron puños. Luego se sentó sobre el banco de su amigo. La hermana de Master y Miyako saludaron de igual manera al muchacho. Me sonrojé levemente ante la pregunta de aquél desconocido.

-¿Entonces ustedes dos también lo son? - pregunté señalando a ambos pelirrojos.

-¡Iugh! ¡Claro que no! - contestaron al unimismo mirándose mutuamente con cara de asco.

-P-Perdón, sólo preguntaba.

-No te preocupes, todos lo hacen - habló por primera vez el chico de bufanda roja.

Mi corazón latió fuertemente. Su voz era grave pero salía suavemente de entre sus labios. Suspiré internamente. Hay voces que enamoran, y esta no sería una excepción. De la nada escuché una risilla. Dirigí mi mirada a donde esta venía, y me encontré con nada más ni nada menos que aquella chica de ojos esmeralda. Luego de ella, la castaña a su lado le siguió.

Co. 59 27Donde viven las historias. Descúbrelo ahora