"Sorry not sorry".

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(Kumi POV) 

Salimos de la reunión con la vieja pandilla con una sonrisa. Alex me acompañaría de nuevo a casa. Sé que es tonto, pero había ido hasta el instituto solo para verlos. Si los habré extrañado a esa panda de raritos. 

Caminamos lentamente por los pasillos silenciosos. Se sentía el aura relajado que había luego de los últimos exámenes. La sensación de "es noviembre y ya no nos toca rendir nada" flotaba en el aire. Creo que eso fue demostrado claramente con el hecho de que mis amigos se pudieron juntar porque todos tenían hora libre. 

Al pasar por la puerta de mi aula me detuve ¿Y si pasaba a saludarlos? 

...

Nah, que va, que seguro ni me extrañaron.  

Como si hubiese pensado en una especie de conjuro la entrada se abrió, dejándome ver al otro lado a una muchacha de cabellos naranjas. Ambas sonreímos al reconocernos. Lisa no había cambiado ni un poquito. Lo que sí me sorprendió de ella, sin embargo, fue que me hubiese tirado de la muñeca y entrado al salón. 

Me incomodé gigantezcamente al sentir todos esos pares de ojos posados sobre mi persona. Dirigí mis ojos hasta el piso, como si mis chatitas fueran lo más interesante que los Señores de los Panes me pudieron haber dado. Saludé lo más alto que mi voz me lo permitió... o sea, casi inaudible. 

Estaba a punto de salir corriendo cuando sentí unos brazos alrededor de mi cuerpo. Cada vez podía notar más peso alrededor de mí. Levanté tímidamente la cabeza para encontrarme con todo mi curso en un enorme abrazo grupal. Estuvimos así un buen rato antes de que se separasen. Mientras lo hacían me repetían una y otra vez lo felices que estaban de verme bien. Honestamente no hubo sorpresa más grande que esa.

Lo que no me resultó extraño fue divisarla a Alyson al final de la sala. Al reconocerla no pude distinguir su expresión. Era como si estuviese disgustada ante mi presencia, pero en realidad era todo lo contrario. Inspiré lo más profundo que pude y le hice gesto para que conversásemos afuera mientras todo el resto volvía a sus cosas. 

Estaba en el umbral de la puerta cuando mis compañeros me llamaron una vez más. 

-Te veremos en la graduación, ¿no? - preguntó Tyler. 

Sonreí y asentí. Después de todo, yo también lo había logrado. El morocho me devolvió el gesto animado. 

Una vez en el pasillo cerré el acceso al aula. Alyson se había adelantado sin que me diese cuenta. Alex me miraba preocupado a mi lado. 

-Hey, ¿podrías ir a comprarme papitas al kiosko? Tengo hambre -le dije al muchacho.

Él me observó consternado, pero luego entendió la indirecta demasiado directa que le dí. Agradecí a cada Dios habido y por haber que confiase tanto en mí. No todo el mundo te deja con la chica a la que estuviste a punto de lastimar una vez. Igual, me encantaba que supiese que no le iba a hacer nada. Punto a favor para el Neanderthal. 

-Mira, Alyson, no deseo hacerte ningún daño, así que puedes salir de esa careta defensiva que tienes puesta -comencé-. Dejando eso de lado, te quería decir que entiendo por qué me has estado molestando tanto. Sé que estás enamorada de Alex desde hace muchísimo tiempo y que caíste tanto por él que hasta cambiaste tu género. Sé que lo hiciste todo por él, así que entiendo que te hayas encabronado tanto. De repente el chico por el cual cambiaste tanto se fija en otra chica, a pesar de toda su historia, de estar juntos desde jardín. Sí, yo también estaría enojada, sin embargo, eso no te dio el derecho de decir lo que dijiste. Eso no te da el derecho a abusar de mí como lo hiciste. Eso no te da derecho a creer que tu vida vale más que la mía. Claro que si yo no estuviese todo sería más sencillo para ti, pero nací, tuve la historia que tuve y aquí estoy. Si me crucé contigo fue por algo. Creo que ambas tenemos algo que aprender de la otra, quieras o no reconocerlo. 

>> Lamento decirte luego de todo este monólogo que no importa qué, yo saldré con Alex, te guste o no. Aunque creo que eso ya lo tenías claro desde hace tiempo, ¿no? En fin, espero que seas feliz en tu camino. Nos vemos, Michel. 

Ya estaba en movimiento cuando la escuché a ella sollozar. Me fijé por sobre mi hombro tan solo para encontrarla cabizbaja llorando a mares. Suspiré mentalmente y me acerqué hasta poder tomarle las manos. Sorpresivamente las soltó para rodear mi cuerpo con sus delicados brazos. Correspondí extrañada el gesto, dejando que aquella persona más baja que yo mojase mi remera con sus saladas lágrimas. Acaricié su cabello por instinto. 

-N-No me t-toques e-el pel-pelo -soltó entre hipidos. 

-Diva hasta hecha polvo -dije intentando sonar chistosa. 

Tardó un buen rato hasta calmarse de nuevo. No se separó de mí ni cuando empezó a darme su respuesta.

-Yo lo dí todo por él, Kumi. Cuando me enteré que a él le gustaban únicamente las chicas decidí que me convertiría en una. Después de todo, mi mamá siempre quiso una pequeña y a mí no es que me disguste; es ropa. 

-Y maquillaje -la corté.

-Y maquillaje.

-Excesivo maquillaje, en serio, te quedaría mejor al natural. De lo contrario es como muy exagerado.

 -¿Me dejarás continuar o qué? -ni siquiera molesta se apartó de mi cuerpo; me disculpé divertida- La cuestión es que desde que tengo memoria lo persigo. Él siempre me aceptó, pero nunca pude pasar de eso. Este último año pensé que había logrado más o menos alcanzarlo, que me reconociese como alguien más de la lista de gente con la que puede salir románticamente. Yo también soy una mujer, ¿sabes? Pero él solo tiene ojos para ti.

>> Cuando me percaté de ello mi mundo se vino abajo ¿Tantos años esforzándome para nada? ¿Qué tipo de mal chiste es este? A pesar de todo lo que intenté no los pude separar. Lo siento por ser tan pesada por tanto tiempo, pero simplemente no se me ocurrió algo más.

Me quedé en silencio procesando todo. Era como más o menos había pensado, pero no imaginé que me fuese a hablar tan profundamente. Vamos, soy la que hasta hace unos minutos era la archienemiga tipo "mejor te veo lejos que cerca por más que nos deberíamos querer". Aunque en el fondo estaba alegre de que se hubiese sincerado tanto, más
por ella que por mí. Creo que decirlo le sacó un gran peso de encima.

Acepté sus disculpas, pero hasta ahí. Tan solo no me quería quedar con el odio encima. Es que tampoco le diría "sí seamos super mejores amiguis por el resto de la vidaaa". Jaja, no. No iba a pasar.

Volví a casa con Alex de la mano. Íbamos en silencio sin que nos
incomodase. La brisa cálida y el sol de mediodía nos calcinaban, pero bueno, detalles del verano.

-Así que saldrás conmigo, ¿eh? - rompió el hielo el gangster con un tono picarón.

Estaba a punto de desear que la tierra me tragase, pero hey, ¿qué daño haría seguirle el juego? Ser pícara también corría por mis venas.

-Pues sí, pensé que eso lo tenías bastante claro ya ¿O es que no fui lo suficientemente explícita?

El Neanderthal imitó mi sonrisa ladina. Rodeé su cuello con mis brazos, frenando así mi marcha. A pesar de que yo me había detenido, el rubio no lo hizo. Tan solo me tomó por la cintura y caminamos como si tuviésemos
patas de palo (o como pingüinos, que eso es más adorable). Negó con la cabeza sin soltarme.

Sus celestes ojos miraban hacia el frente. Los míos, sin embargo, estaban fijos en los de él. No me dejaría ganar tan fácil.

-Qué lástima que tú tampoco hayas activado, ¿no?

Luego de comentar aquella frase hice un tierno mohín, aunque
internamente estaba como "sorry not sorry". El rubio no realizó ninguna acción, tan solo caminamos así hasta casa. Me dejó en la puerta con un
beso en la frente y un sentimiento de desilusión alojado en mi pecho.

Co. 59 27Donde viven las historias. Descúbrelo ahora