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Jessie

Oh Dios, ella en serio estaba en graves problemas y no me refiero a que pudieran pillarla...

Violet y su trastorno de lo que sea tenían un grave problema y era dejar putas pistas por doquier, no era para nada precavida a la hora de hacer las cosas y aunque hasta aquí haya ejecutado bien el asunto, podrían haberla pillado. Primero apagó la luz, segundo no midió el tiempo en que Sam podría venir a verla y tampoco el de la directora.

A pesar de haber soltado la carpeta, en su cara no veo un atisbo de emoción, es como si todo le aburriera, como si nada le importará y estuviera buscando algo de emoción. Estudié tanto su condición que llegue a la conclusión de que está sociópata necesita algo de adrenalina.

Me acerco con una sonrisa lobuna y ella no se encoge ni da pasos atrás, solo me mira con sus enormes ojos verdes sin emoción alguna. Esto es lo que me encanta, representa un tipo de reto para mí y en noches anteriores me he imaginado clavándole un cuchillo en la garganta para ver si algo así despierta algo en ella.

—Que descuidada eres, princesa —susurro estando cerca a ella —, tanto que debería acribillarte por el solo hecho de estar aquí sin ser precavida, dejando evidencias por todos lados y sobre todo mi expediente en pleno suelo.

—Se me olvidaba que el rey debía estar en mi pedestal —contesta y se echa para atrás cuando intento tocarla.

—Y que su doncella debe obedecer órdenes... —sonrío — o al menos hacer las cosas bien.

—Si, yo no soy como tú. Psicópata asesino —rio.

—Nunca me arrepiento de lo que hago y si no me sigues vas a terminar igual a las mujeres que mate.

—¿Eso es una amenaza? —sonríe y no me puede parecer más sexy de lo que ya es —. Adelante, nunca le he temido a la muerte. Procura que no duela ni tarde, me gustaría irme rápido al infierno.

La arrinconó contra la mesa y le hago notar el bulto que empieza a crecer en mis pantalones y si ella sigue hablando así va a estallar. No se que voy a hacer con el deseo de follar cada vez que la veo, me revuelve el estómago sentirme así.

—Tu y yo vamos a irnos juntos, cariño —le sonrió y ella me devuelve el gesto.

—Se supone que eres más inteligente que todo esto, querido —acomoda la solapa de mi chaqueta — ¿Por qué no te has ido?

—Porque este lugar no era lo que yo pensaba y no es lo que tú piensas. Hay reglas que seguir aunque vayas a salir y necesitamos ayuda, nos necesitamos el uno al otro.

—No quiero morir en manos de un psicópata —acerca sus labios a los míos y juro por Dios que estoy a punto de besarla —porque aunque lo niegues, se te nota a leguas que es lo que deseas hacerme...

Le sonrió abiertamente.

—Se me olvida que somos casi iguales.

Me sonríe pero borra el gesto cuando escuchamos que alguien viene subiendo las escaleras. Miró el reloj, se me ha pasado el tiempo y todo por la culpa de Violet. La directora viene para acá.

—Esto es tu culpa —susurro tomando su mano y llevándola a la puerta —, todo por tus impertinencias.

—Perdoname por no ser tan calculador e inteligente como tú...

Camina agachada frente a mi por el pasillo y debo decir que con ese culo le perdonó lo que quiera.

Llegamos al final del pasillo pero la atraigo a mi cuerpo escondiéndome en el muro cuando veo a los demás enfermeros de vigilancia, si no salimos de aquí nos van a llevar a la habitación de aislamiento.

Amar, Besar, Matar [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora