XXXV

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Violet

El cañón del arma apuntaba justo en mi frente y aquello solo hizo que clavara mis pies en el suelo, que dejara de respirar y tragara sonoramente. Sentía que si me movía un centímetro, Jessie iba a disparar.

Ahora más que nunca sentí miedo de este ser, en algún momento cuando lo estaba conociendo me dije a mi misma que era peligroso pero... el amor te ciega.

Jessie tenía una sonrisa macabra, me pregunté si todas sus víctimas la habían visto antes de pasar al otro mundo en manos de este psicópata. Por primera vez quise que llegará alguien, me arrestaran por lo que había hecho pero que me mantuvieran lejos de él.

—Sé que pensabas abandonarme —dijo al fin sin dejar de apuntarme— sé que querías irte sin mi y aquello no lo voy a permitir: te vas conmigo o de la única forma en la que vas a salir de aquí será en una bolsa.

—Jessie yo no...

—¡Callate mierda! —retrocedí un poco ante el grito—. ¿Crees que no conozco tus intenciones? Sé leer muy bien a las personas, manipular es un arte, Violet, tú nunca pudiste ser lo que yo soy, por eso no lo sabes, es casi como leer la mente...

Estaba completamente loco, jamás lo había visto así, tal vez un poco antes de matar a los padres de Zack, lo que ya había mencionado, pero esta vez parecía más neurótico, daba miedo, se notaba a leguas que no dormía, la falta de medicamentos lo ponía peor con el pasar de los segundos.

De un momento a otro bajo el arma con cara de tristeza pero yo sabía que no era eso, él mismo lo dijo, sabía fingir y manipular, no podía bajar la guardia con él aunque sentí que volvía a respirar.

Ahora parecía llorar, se rascaba la cien con el cañón del arma.

—Yo te amo mucho, Violet, lo sabes ¿no? —pregunto— Sie wissen, ich liebe dich?

«Sie wissen, ich liebe dich?: ¿Sabes que te amo?»

Mire el arma y luego su cara contraída por la falsa tristeza y como no conteste volvió a apuntarme haciéndome sobresaltar en mi puesto y levantar las manos.

—¡Si, si lo sé! —respondí rápidamente—. Jessie, por favor no hagas algo de lo que puedas arrepentirte después, somos un equipo, tú y yo...

—¿Arrepentirme? —me interrumpió— ¿Por qué iba a a arrepentirme de matar a una mentirosa?

Y disparó. El disparo dio justo en mi muslo izquierdo lo que me hizo aullar de dolor y tirarme al suelo. La bala no había atravesado la pierna ya que había chocado contra algún hueso y estaba en lo profundo. Sentía brasas en toda la zona, como si tuviera mi pierna en una enorme parrilla a fuego vivo. Empecé a llorar, de miedo y de dolor.

Jessie se acercó, aún con el arma en la mano, se agachó a mi altura y me miro como si nada, como si no acabará de dispararme.

—¿Duele Violet? —murmuro—, ¿tal vez igual que cuando me enteré que me dijiste mentiras y pensabas irte sin mi?

—No sé cómo te has dado cuenta, nunca dije nada —hable en medio de lagrimas que se aproximaban.

—Fue la primera vez que te vi como una persona normal —dijo pensativo—, empezaba a creer que estabas cambiando, que tú puta promesa la estabas olvidando... Oh, ¿te duele mucho? Déjame ayudarte.

Sin previo aviso metió un dedo en la carne viva de mi pierna, lo cual me hizo gritar aún más de dolor, vi intensas luces pasar por mi cabeza y sentí que iba a desmayarme hasta que sacó la bala como sacarías un pan tostado de la tostadora. Lanzó la bala a un lado y volvió a mirarme, con su mano llena de mi sangre me tomo de la mejilla.

Amar, Besar, Matar [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora