XXIII

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Jessie

La veía de reojo y no podía dejar de pensar que había sido la mejor decisión que había tomado en la vida. Traer conmigo a Violet me beneficiaría de muchas formas, pero ahora solo quería follarla en el auto, solo que no quería más problemas con la policía.

Mi camino estaba planeado, mi destino asegurado porque Violet y yo no podíamos ir por ahí sin dinero y sin donde quedarnos.

La primera vez que había escapado de ese espantoso hospital tuve que andar a la deriva e improvisar, pero agradecía mis dotes manipulativos y mis influencias para conseguir lo que quería y todo esto se reducía a un nombre: Zack.

Zack era un idiota en todo el sentido de la palabra, un niño rico y mimado a quien había conocido esa noche que había llegado al pueblo. Su padre tenía una famosa ferretería en dichoso pueblo que el manejaba, pero no vivían allí sino en una casa enorme un tanto alejada de la civilización.

Había sido una larga caminata, estaba herido pues había saltado desde la única ventana sin reja que había en el hospital, cayendo en los pedazos de vidrio y enterrando uno en mi brazo izquierdo.

Esa noche no había servido hacer autostop pues eran las doce de la noche y no pasaba ni un alma por la carretera y tampoco podía arriesgarme a quedarme esperando pues podrían cogerme, así que mi única opción fue caminar y allí encontré el pueblo.

No tendría más de cincuenta casas, una iglesia, un parque y pocas tiendas, pero el negocios de Zack se elevaba pues los pueblerinos solo compraban sus utilices de jardinería y cuánta mierda a ellos. Yo entré a esa tienda a robar.

En primera estancia lo vi en la caja, un mocoso escuálido, pálido y de gafas que tendría al menos unos dieciséis años y se dejaba manosear por una tipa que estaba buenísima. O lo iba a robar, o quería algo de su parte ya que no creía que le gustará.

Entre a la tienda y pasee un rato por los estantes pero me detuve en la caja. Un hilo de baba unió los labios de la chica y del escuálido al separarse y este levantó sus lentes.

La chica me miró de una forma provocativa pero mi atención estaba en Zack. Les sonreí a ambos tratando de verme amable.

—¿Divirtiéndose? —dije.

—¿Que se lo ofrece? —pregunto, tenía una voz terrible, como de caricatura.

—Estoy herido...

—Hay un hospital a unos cuantos...

—No necesito un puto hospital, necesito el dinero que llevas en esa caja —señale.

Zack sonrió nerviosamente pero seguí serio.

—Hay cámaras de seguridad y llamaré a la poli...

No termino la frase pues lo golpee con un destornillador eléctrico que había tomado de los estantes, le dio directo en el hueso de la nariz y había empezado a sangrar a chorros, dio un quejido y la chica que se alejó dos pasos. Hice una mueca y cogí un par de pilas que había en el mostrador para ponerlas en el destornillador y lo accione un par de veces.

—No quiero hacer esto... Zack —leí su nombre en la camiseta —, yo soy muy pacífico, pero si las cosas no salen como quiero ahora, voy a destornillarte el culo y de paso a tu amiga... ¿Quieres por favor darme el dinero?

Zack miró a su compañera aterrado y asintió con la cabeza para luego abrir la caja, era lento Dios, tan lento que accione el destornillador y lo acerqué a su cien a lo cual dio un chillido y empezó a moverse más rápido. Me entrego el dinero y espero aprobación.

—Borra el vídeo de las cámaras de seguridad —pedí amenazante.

—Pero...

—¿Que? —accione de nuevo el destornillador —¿Una puta cámara vale más que tú jodida alma, Zack?

Negó frenéticamente con la cabeza y procedió a moverse en el computador, me cerciore de que lo hiciera y sonreí, deje el destornillador en el mostrador y le palmee los hombros.

—Nos veremos muy seguido, Zack —le dije antes de salir.

Y así fue, a Zack recurría porque su mente era débil, me hice su "amigo" a cambio de que me ayudara con dinero que seguramente se sacaba del culo con tal de recibir un poco de mi aprobación. No se cómo arreglaba después con su padre pero me daba igual.

Aparqué el auto cerca a la ferretería y suspiré.

—¿Que hacemos aquí? —pregunto Violet.

—Voy a visitar a un buen amigo —sonreí.

Ella bufó.

—¿Amigo? Tú no tienes amigos, Jessie.

—Cierto.

Me baje del auto y camine hasta la entrada. Zack atendía a un hombre mayor a quien saludé por cortesía cuando salió, luego me acerqué a la caja.

—Jessie —dijo.

—¿Que tal van las ladillas? —bromee.

—Que alegría verte por aquí —levanto las cejas. Una característica de Zack desde que lo conocí era que al parecer quería imitarme.

—No pensé que extrañaras mi increíble compañía...

—Leah me boto cuando te fuiste —note algo amargo en su voz.

—Mmm, tal vez porque me la folle —suspire —¿Que tienes para mí?

—Lo de siempre —saco un fajo de billetes y lo puso en el mostrador —. También la información de un hotel, bueno, queda cerca a mi casa y dijiste que la próxima querías alejarte del pueblo.

—Exacto, que audaz eres. ¿Me harías el favor de reservar y pagar? Para dos personas si no es mucha molestia.

—¡Agh! ¿Dos?

—Si, dos.

—¿Quien más viene?

Levantó su rostro hacia el auto que había dejado fuera, Violet no estaba allí, estaba afuera mirando sus uñas sentada en el capo del auto, despreocupada. Tenía el cabello un poco revuelto y mi camisa la hacia verse ancha pero al parecer a alguien le había gustado y más aún cuando Violet levantó el rostro para mirarme.

Zack era un chico muy precoz, le gustaba cuánta chica se le atravesará y ahora estaba con cara de idiota viéndola a ella y eso me molestó. Nunca le había reprochado mirar a otras chicas, pero no me gustaba nada como estaba mirando a la mía.

—¿Que miras? —pregunte con enojo.

—¿Que? —sacudio la cabeza y me miró de nuevo.

—¿Te gusta, Zack? —rodee el mostrador y me acerqué. Era más alto que él así que le resultó intimidante.

—Pu-pues es que yo... —tartamudeo.

—¿Que? Dímelo, ¿te gusta? —no contesto, en vez de eso daba pasos hacia atrás —. No es mujer para ti, Zack, es peligrosa, no aguantarías tanto voltaje. Lo que tiene de hermosa, lo tiene de letal e hija de puta.

—Yo... Yo no qui-quise...

—Nunca me ha gustado que miren lo que es mío, por esa razón, porque es mío y no puedo permitir que un pelmazo hijo de puta la mire de esa forma.

—Jessie, yo...

—¿Que demonios estás haciendo?

Y allí estaba ella con cara de enfado y reproche.

—¿Vas a dejar otro muerto? Suficiente tenemos con el del auto. ¿Ya tomaste lo que necesitabas? —dijo.

Mire a Zack que no apartaba la vista de mi supremamente asustado.

—Ni una sola palabra —le advertí.

Me aleje de él y tome a Violet de la mano para salir de allí. Al llegar al auto la tome de las mejillas y le planté un beso posesivo, agresivo y demandante a lo cual me alegro que no se negará.

—Necesito hacer algo contigo primero —susurre.

Amar, Besar, Matar [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora