XXVI

241 19 0
                                    

Violet

Jessie estaba más que concentrado en hacer sus planes para lograr entrar a la mansión del de la ferretería. No hablamos por tres días. Tres largos días en los que lo vi caminando de lado a lado de la habitación de hotel, no comíamos, no salíamos, el dinero se nos estaba acabando en cigarros y en pagos de las noche de hotel. El saqueo a la mansión ya era más que necesario.

Era nuestra cuarta noche encerrados, fuera llovía a cántaros y la calefacción estaba dañada así que de nuestra boca aparte de salir humo de cigarro salía vaho.

Fumaba un cigarro en la ventana con las rodillas en el pecho, tenía el hambre pasmada, el estomago ya no me exigía nada.

—Oye...

Al fin escuché la voz de Jessie y me sorprendí, voltee a mirar a donde estaba y lo vi de pie, con la misma ropa y un maletín negro a sus pies, me miraba con seriedad.

Lance el cigarro por la ventana y me limpie las gotas de agua que me habían caído en la cara, luego me acerqué a él.

—¿Que sucede? —le pregunté —¿Que hay en la maleta?

—Nos vamos... —contesto tomando la maleta.

—¿A donde?

—¿Acaso lo olvidaste? Vamos a la mansión, no tenemos dinero y hay que hacer algo.

Dio unos pasos hacia la puerta pero lo detuve tomando su brazo.

—¿Estas seguro de esto? —pregunte.

—¿Tú no? Dijiste que me seguirías.

—¿Ya sabes cómo entrar?

—Si. Andando.

No entendía como podría saber cómo entrar a la mansión si en los cuatro días que estuvimos encerrados no salió para absolutamente nada; como dije se la pasaba caminando de lado a lado por la habitación, tomaba largas duchas, no dormía y se fumaba un cigarro cada hora.

Pase las manos por mi rostro y lo seguí por los pasillos desolados del hotel, llegamos a resepcion para entregar la llave y me di cuenta que era apenas media noche.

—Dejaste la llave ¿Nos vamos a Alemania? —pregunte subiendo al auto que robamos al salir del hospital.

—Era el plan. Tenemos que estar lo más lejos de aquí.

—De acuerdo —me ajuste el cinturón.

Jessie paso su torso por encima de los controles y me tomo el rostro con una mano.

—Vas a seguirme a donde sea ¿Verdad? —susurró contra mis labios. Solo asentí con la cabeza —. Te quiero conmigo, nada malo va a suceder.

El "nada malo va a suceder" no se lo creía ni su abuela. Cuando Jessie planeaba cosas tan detenidamente era obvio que alguien iba a resultar muerto, paso con Alexandra y ahora quién sabe con cuántas personas más.

El camino a la mansión no fue tan largo como pensé, en este momento llovía más fuerte y el cielo no quería dar tregua con los relámpagos. Jessie aparco el auto a unos metros lejos de la mansion y me dijo con la mirada que bajara.

Se dirigió a la parte de atrás del auto y del baúl saco el mismo maletín negro, luego lo abrió y dejó ver tuberías, garrotes, cuchillos...

—¿De dónde sacaste esto? —dije.

—Pontelos —pidió dándome unos guantes de lana negros.

Le hice caso y ya puestos me entrego un cuchillo. Ya lo veía venir pero, aparte de Alexandre yo nunca había matado a alguien y era extraño entrar a una casa y tener que hacerlo.

Amar, Besar, Matar [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora