VII

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Jessie

Que inteligente ¿no? Somos tal para cual, pero yo no usaba mi atractivo físico, el cual es obvio que tengo, con fines solo de conseguir lo que quiero, también lo hacía para complacerme.

Vi cuando el enfermero Parker salía de la habitación de Molly y del "peligro" andante, parecía incómodo y estaba sonrojado, además de que se le notaba el enorme bulto en los pantalones de enfermero azul.

Patético.

Si yo fuese quien tuviese a Violet sea como sea que la haya visto, seguramente no salgo de esa habitación nunca. No me importaría los enfermeros, la follo cuántas veces quiera.

Hace mucho que no pruebo el deseo de la carne y eso es un peso ya que tengo... una vida sexual demasiado activa. Pero estar aquí encerrado, encierra ese lado de mi también y solo logró consumir el deseo cuando escapó. Hay chicas guapas en este agujero, me gusta jugar con Molly quien, a pesar de verse inocente es todo lo contrario cuando de sexo se trata y siento un atractivo por Alexandra pero debo medir mis palabras con ella porque podría partirme el cuello.

Solo que... ninguna me llena.

Satisfacen mis necesidades pero son tan básicas y tan aburridas que solo espero que eso se deba a mi condición de no ser capaz de sentir empatía por los demás y no porque el mundo sea un asco.

Paso por el pasillo con la intención de ver a Violet pero Molly cierra la puerta antes de que pueda ver su cabello negro. Quisiera saber que fue lo que pasó en la tarde y de qué forma provocó a Alexandra para que le quemará el cuello, creo que es lo que odio de esa chica, es muy impulsiva y te delata con facilidad por sus actos desmedidos.

Me voy a mi habitación y planeo mi acercamiento a la chica Violet en la salida de mañana.

[...]

A veces pienso que la directora no tiene el conocimiento necesario para manejar este tipo de hospitales, porque ¿a quien en sus cinco sentidos se le ocurre sacar a "pasear", "a tomar aire libre", "a ver el mundo" con un montón de enfermos mentales que lo único que piensan es en escapar y lo harán a la mínima oportunidad? ¿No? ¿Solo yo pienso eso? Bueno, que más da.

El caso es que subir a todas esas personas con cinco enfermeros de guardia en un bus de treinta y cuatro puestos solo para ir al museo y comer helado creo que esta más que mal. Por el lado de los adultos y los ancianos no creo que opten por escapar, pero si creo que los chicos seremos más propensos a eso.

—Usted es la más loca de todos aquí —le digo a la directora sentándome a su lado —. ¿Por qué se le ocurre sacarnos como si fuéramos un montón de perritos?

—Porque necesitan ver el exterior, el encierro los pone peor y si estás planeando en escapar de una vez te aviso que los enfermeros estarán vigilando a todos ustedes y si intentas algo vas a recibir una bonita descarga eléctrica en la espalda.

—Pf... He sentido cosas peores, señora —sonrío.

—No juegues conmigo, recibí la debida autorización, esto es como una terapia para ellos.

—Para los ancianos ¿que me dice de los menores?

—Lo tengo todo controlado.

Miró hacia atrás en el autobús y veo a Violet con cara de querer asesinar a todo el mundo. Me he dado cuenta de que odia este tipo de encuentros y que ella es de un habitad en soledad.

—Pues yo no lo creo —digo —. ¿Que piensa de los que tenemos una furia reprimida y al mínimo atisbo de luz vamos a matar a todo el mundo? Alexandra y Violet son peligrosas y que decirle de mi.

Amar, Besar, Matar [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora