Violet
Por órdenes del ser supremo Jessie, tuve que revisar la guantera, la parte de atrás del auto y otras cosas para ver que tenía en el auto el hombre que cayó en el acantilado. Encontré los papeles del auto, la licencia, un poco de dinero y ropa de vejete. Al parecer iba de viaje.
Revise su billetera que estaba en la guantera, tenía varios recibos de banco y consignaciones, además de una foto con su familia, una mujer regordeta y un bebé de unos diez meses. Iba a lanzar todo eso por la ventana pero la voz de Jessie me alertó.
—No lo hagas. Sería dejar pistas y no queremos eso.
Lo mire un rato. Parecía que estaba más tranquilo pero conducía rápido y el auto derrapaba por la congelación de la carretera. Solté una risita y mire por la ventana.
—¿Que es lo gracioso? —pregunta frunciendo el ceño.
—Nada — sonrió —. Que has estado todo el rato dándome órdenes como si fuera un soldado.
—Tengo que hacerlo, ciertas cosas las haces sin pensar y esto es muy delicado, Violet.
Como si no lo supiera.
—Lo se —le dije.
—Eres un poco impulsiva.
¿Y ahora por qué sacaba a relucir todo lo que yo era? Él mismo me había escogido para escapar, ¿con qué derecho me sacaba todo esto en cara?
—Entonces hubieras escogido a otra ¿no? —le dije con amargura.
—¡Por favor! —se burló —. Tú y yo sabemos que sola no hubieras podido escapar, seguramente habrías herido a unos cuantos enfermeros y eso sería todo, con suerte solo te sacarían de tu habitación para llevarte a aislamiento. No voy a negar que sabes mentir, pero eres terca e impulsiva y si no hubiera sido por mi estarias llorando en esa habitación.
Me hirvió la sangre. ¿Así que era eso? Solo tenía que buscar a una tonta que hiciera las cosas sucias por él (como matar a Alexandra) y una vez afuera, me mandaría a volar. O tal vez buscaba solo entretención en medio de su escape.
«Vida sexual promiscua» recordé que decía su expediente.
— Detén el auto —dije seriamente sin mirarlo.
Me miró confundido y volvió la vista a la carretera.
—¿Que? —dijo.
—Que detengas el jodido auto, White.
—¿Que estás loca?
Le lance un puño justo en la una zona de la pierna, entre la rodilla y el músculo que lo hizo gruñir y pisar el freno, nos ladeamos un poco pero yo misma accione el freno de mano y abrí la puerta del auto aún cuando estaba en movimiento por lo resbaloso del suelo.
—¡Violet! —grito cuando me baje y empecé a caminar hacia el bosque.
Maldito idiota.
Ay si, todo hermoso hasta que salió del maldito hospital y solo fui un peón, un eslabón en sus métodos de escape o tal vez pensaba que iría tras él y lo follaría cuántas veces quisiera pues su libido siempre andaba por las nubes. Pues no, me hubiera matado a mi y se hubiera ido con Alexandra.
Llegaría yo sola al pueblo más cercano y no necesitaba ayuda de un maldito auto. Me quite el suéter que me había dado para cubrirme y lo lance lejos de mi, me cubrí los pechos con los brazos y seguí caminando derecho.
—¡Violet! —escuche que gritaba.
—¡Vete a la mierda!
Después de unos pasos y justo cuando vi un arroyo, me tomo del brazo y me giró bruscamente. En la otra mano llevaba el suéter que yo había lanzado.
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Amar, Besar, Matar [EDITANDO]
Teen FictionAustin State Hospital será el lugar donde albergará todo tipo de monstruos y un amor muy peligroso