XXIX

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Violet

Ha llegado el tan anhelado y deseado día para muchos en este lugar de la mierda, debo admitir que yo también estoy contenta y eso es algo extraño teniendo en cuenta los malos días que he pasado últimamente.

Todos los pacientes se han reunido en el ala principal del hospital psiquiátrico, hay globos rosa por todas partes y carteles que dicen "goodbye". Molly se irá al fin con su familia.

Sentada en un sillón, aún con la cosa de fuerza, las piernas contra mi pecho y aislada de las lágrimas y despedidas de los enfermeros y las felicitaciones de la directora miró a Molly y su increíble progreso. Lograr un poco de paz en medio de una extrema bipolaridad le dio el ase de salida de este manicomio y solo me queda aplaudirle... Si pudiera.

—Gracias, gracias, ustedes siempre serán mi hermosa familia... —sonríe ella abrazando a raimundo y todo el mundo.

Sus padres estás esperándola con sus maletas en la puerta de salida. A su madre se le ve muy feliz, junta las manos y sonríe con lágrimas en los ojos. A su padre parece que le va a salir una hernia, mira a Molly como un extraño que está a punto de robarle y noto en sus ojos que es obvio que no confía en ella

¿Que tuvo que hacer Molly en el pasado para que su padre tenga esa cara de susto y terror?

Desvío la mirada a la chica rubia que se acerca a mi con sus manos cruzadas adelante. El cambio se me hace abismal, el tiempo para mí en estado maníaco no es una mierda y me preguntó realmente cuando tiempo estuve fuera con Jessie y encerrada en el cuarto de aislamiento.

—Adiós Violet... —me despide sacudiendo una mano en el aire.

—Hoffentlich hält das für dich, Dummkopf —gruño por lo bajo.

«Hoffentlich hält das für dich, Dummkopf: Espero que esto te dure, estúpida»

—Nunca te entendí cuando hablas en tu idioma natal, Violet —sonríe inocentemente y casi parece una persona normal.

Lastima que no sepa que sé leer bien a las personas.

—Suerte en tu antigua vida —le digo con una sonrisa fingida.

Sonríe más ampliamente y me abraza. No le puedo corresponder el abrazo a lo que me quedo inmóvil en mi lugar.

—Llama si necesitas algo... —susurra en mi oído.

Me sorprende ver cómo disimuladamente oculta un papelito en una de las correas de la camisa de fuerza. Se separa de mi y me da un último vistazo antes de girar y caminar directamente hacia sus padres.

Todos la despiden efusivamente cuando sube al auto y al volver todos adentro volvemos al mismo infierno. Los globos son bajados del techo, se lanzan a la basura junto con las serpentinas porque... en un manicomio cualquier cosa sirve para que te suicides.

He estado en un estado de pasmo y es que he vuelto a tomar antipsicoticos como me lo ordenan, no he vuelto a crear alborotos y la camisa es solo por precaución, si sigo "comportándome de buena manera" me la quitarán pronto.

Me quedo en el sillón viendo como los demás vuelven a sus actividades diarias aburridas.

—Aléjate de ella, Brian —escucho a Sam en alguna parte.

Busco a Brian con la mirada y lo encuentro tratando de acercarse a mi con las manos retorciéndose delante. Mira a Sam y parece que va a tartamudear pero no lo hace.

—No haré nada —defiende.

Al parecer Sam da su aprobación con la mirada pues no dice nada y la escuchó alejarse. Brian acerca un banquito a mi sillón y me mira atentamente.

—¿Cómo va el plan? —le pregunto en un susurro.

He dejado que haga sus cosas siempre y cuando manteniéndome atenta de que no haga nada estúpido y de que sepa que lo apoyo aunque me importe una mierda lo que pase con él al salir de aquí.

—Esta casi listo, lo único que falta es que te quiten esto —señala la camisa —y que te asignen en una habitación de nuevo.

—¿Para que?

—No preguntes, solo es necesario que no haya sospechas sobre ti.

—De acuerdo —miro a todos lados en busca de que no haya ningún enfermero mirando —. Hazme un favor. Busca en las correas de la camisa un papel. Lo ha dejado Molly antes de irse.

Brian hace lo que le pido y pronto encuentra un papelito doblado un montón de veces, al abrirlo aparece un número de teléfono y una dirección.

—¿Que es? —pregunta.

Sonrió para mis adentros. ¿Recuerdas cuando dije que sabía leer perfectamente a las personas? Pues eso hice con Molly antes de irse y es que... Ella no está del todo sana, este papel me llevará a ella de nuevo y a su ayuda ahora que está en libertad.

—Un papel ¿no ves? —contesto a Brian con hastío.

—Ya sé, pero ¿a qué lleva esto?

—Es una herramienta que nos ayudará después.

Me mira con algo de extrañeza.

—A veces me das miedo... Y, y, y, y no confío en ti.

—Haces bien, supongo.

Me levanto y lo dejo allí con sus pensamientos, sé que va ayudarme a salir pero a veces su presencia me hasta y tengo ganas de ir al baño. Al menos me quitaron la restricción que decía que tenía que ir con algún enfermero.

Cruzo el pasillo por las habitaciones y antes de llegar a los baños veo una de las habitaciones abierta pero eso no es lo que me llama la atención: en una de las mesas de noche veo un cepillo de dientes.

Parecera extraño pero en estos lugares ver uno en las habitaciones es extraño, así como en los reclusorios lo usan para matar a alguien, pues aquí no es la excepción para el sucidio.

Entro a la habitación y tengo que hacer maniobras para poder tomarlo y esconderlo dentro de mis pantalones. Es increíble lo rápido que usas la boca para agarrar cosas y esconderlas.

[...]

—No me he saltado ningún medicamento. Largo —gruño cuando siento que abren la puerta de mi enorme habitación acolchada.

—Nada de eso —me contesta la voz de un enfermero —. La directora ha visto tu mejoría y ha pedido que se te saque de aquí.

Sonrió mirando a la nada y dejó que el enfermero me quite la camisa, durante ese instante pongo mi mejor cara y trato de no hacer comentarios que me cuesten la libertad.

Al serme retirada esa cosa horrible, estiro mis brazos al aire y lleno mis pulmones sintiéndome bien.

—Mmm, por fin —digo aliviada.

—Vamos.

Me despido de esa horrible habitación y sigo al enfermero hacia mi antigua habitación pero me sorprende verla solitaria, a pesar de que Molly se ha ido, pensaba que iba haber alguien más allí.

—¿Y mi compañero? —recalco volviendo hacia el enfermero.

—Aun no es buena idea, se te mantendrá con vigilancia pero sin compañero.

Sonrió para mis adentros, la vida empieza a sonreírme.

—¿No quisieras ser mi compañero? —le hago un puchero.

El enfermero entorna los ojos y levantó las manos en defensa. Lo sigo con la mirada cuando de marcha y me encuentro con la mirada de Brian a punto de irse a su habitación.

Mi mirada es clara y manda un mensaje directo: es hora.

No puedo esperar para salir de aquí.







¿Extrañan a Jessie? Pues ya pronto volverá. Listos para el escape...
Again

Amar, Besar, Matar [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora