Paranoia

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Los pasos lentos se escuchaban por aquellos pasillos de paredes blancas, todo estaba oscuro, las sombras vagaban libremente, protegiendo a aquel que los había liberado, entró en cada habitación, matando a sangre fría con sus pociones y saliendo de aquel hospital con suma tranquilidad, con sonrisa en rostro.

Al día siguiente en el profeta se podía leer como el escuadrón intoxicado habían muerto, una sonrisa apareció en sus labios tomando un sorbo de su té, miró por la ventana, estaba nublado y era triste de ver para los demás pero para él, "era un día perfecto" pensó con una sonrisa.

Salio de aquella casa, se podía escuchar como aquella persona quería ser libre, Harry miró como aquella señora que devia vigilarlo ahora lo miraba asustada, Harry sonrió y salió para que después esta se prendiera en fuego, desapareció de aquel lugar para aparecer en la madriguera, horrendo lugar.

Cambio su aspecto al falso y pudo ver que solo estaba la Sra. Weasley perfecto, se acercó y toco la puerta, al hacerlo la Sra. Weasley salio y al verlo con una sonrisa falsa lo dejo pasar, Harry le pido un poco de té y luego le contaría como es que estaba ahí, la Sra. Weasley aceptó y se fue a hacer lo pedido.

Harry sonrió suavemente aunque por dentro quería arrancarle la cabeza a aquella comadreja gorda, miró su reloj que tenía en su muñeca y sonrió, la Sra. Weasley llego con una pieza de té, Harry solo sonrió para activar el reloj, el tiempo se había detenido, Harry silbó mientras vaciaba aquella poción en el té de la Sra. Weasley, al hacerlo desactivó el hechizo, era como si no hubiera pasado nada.

Harry tomo su té y sonrio complacido cuando la Sra. Weasley también lo había echo, al hacerlo la Sra. Weasley cayo dormida, Harry volvió a su apariencia real, silbando saco de su reloj unas especie de barras pequeñas de metal, miro un su cuaderno y sonrio macabramente mientras se acercaba a la Sra. Weasley.

Sin ningún tipo de remordimiento le incrustó las baras en su cabeza y las empezó a mover, mientras lo hacía la Sra. Weasley gritaba y trataba de moverse, pero no podía ya que la poción se lo impedía, Harry simplemente se sentía espectacular al escuchar aquellos gritos, simplemente le fascinaban y quería escuchar más, mucho más, incrustó lentamente y más profundo en la mente de la Sra. Weasley, el grito desgarrador que soltó hizo que se le erizara la piel.

Al cabo de unas dos horas, Harry sacó las barras de metal y se sentó enfrente mientras tomaba su taza y daba otro sorbo para después chasquear los dedos y que la Sra.Weasley despertara de aquel trance mental, la Sra. Weasley sonrio amablemente a Harry.

— Bueno Sra. Weasley fue un gusto hablar con usted me retiro– dejo la taza de té en la mesa y camino hacia la salida.

— Si querido que tengas un hermoso día– habló felizmente mientras se servía más té.

Harry salió y desapareció, para aparecer en el callejón Diagon, la semilla ya había sido plantada, solo faltaba una más a lo esperaba con ansías y al verlo hay solo, su sonrisa se agrandó, cambió a la falsa apariencia y se acercó a él.

— Ron que bueno que estás aquí– hablo un poco agitado y con miedo — Necesitó tu ayuda solo tu me puedes ayudar–.

— ¿Harry que pasa?– lo miró de arriba a bajo.

— Ron no hay tiempo te necesito, eres mi única esperanza– lo abrazó ocultando su rostro en su pecho — Solo tu puedes salvarme– hablo suavemente.

— Yo te ayudaré *Por fin te tengo*– penso con una sonrisa.

— *Que idiota*– pensó Harry con una sonrisa.

Harry lo guió hacia un callejón apartado y al estar hay lo desmayo con un hechizo no verbal, al miral el cuerpo sonrió con arrogancia, para después desaparecer y aparecer en una cabaña, entro con el cuerpo levitando, lo amarró y lo amordazo, ya casi era de noche necesitaba a su Dragón, así que lo dejo con un potente escudo y salió de aquella cabaña.

Por Ti Regresaría.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora