En cuanto quise darme cuenta en Whitby llegó Pascua, y con ella recuerdos del pasado. Podía recordar, por estas fechas, como Ulick se me acercaba por sorpresa y besaba mi mejilla de manera afectuosa, entre otras cosas. En todo este tiempo no lo olvidé, sobre todo porque el anillo de mi dedo —el cual giraba constantemente— me ayudaba a centrarme cuando sentía que algo iba a ir mal.
Por descontado, las pesadillas volvieron a mi vida y Adam se encargaba de espantarlas con abrazos, besos y caricias hasta caer de nuevo dormido. Ya no gritaba, al menos de momento. Esto hizo que Eddy volviera a dormir con calma y mi compañero sólo comprobara que mis miedos me empujaban a transformarme en plena madrugada como mecanismo de defensa.
Durante todo este tiempo muchas cosas cambiaron tras aquel día que fuimos a ver a Iris y su manada; aunque para mi desgracia, y supongo que para los demás, no teníamos tanta información como pensaba yo en un inicio sobre aquella chica que tanto me atormentaba. Sí, bueno, teníamos ya algunas cosas solucionas pero no las suficientes. La pregunta de «por qué yo» seguía en el aire, y todas mis preguntas sobre Ulick me las reservé para mí mismo. Ni siquiera permití que Adam estuviera cerca para escuchar mis propios pensamientos.
Erik se marchó con Selph y tuvo una larga conversación con su gemelo. Y también con Eddy, más que nada para ponerle al día de todas las cosas que habíamos hecho mientras él llevaba una vida normal. Además, también habló conmigo a solas para que impidiera que Adam hiciera alguna estupidez por mí. No se lo prometí, pero sí le dije que intentaría no generar más problemas de los que estaba acostumbrado a evocar.
Los cambios también tuvieron que ver con estar más tiempo con la manada de Ulick que estando a solas en casa, lo que acarreó cosas tanto buenas como malas: El lado bueno era que mi relación con la familia de mi novio desaparecido fue a mejor, e incluso los niños parecían no querer despegarse de mí cada vez que me tenía que ir de nuevo a casa. También lo fue cuando comprobé que Ethan no era, quizás, tan imbécil como lo pensé anteriormente. Aunque siguió molestándome para irritar a Adam.
También fue positivo por el simple hecho de ayudar a las personas dentro del territorio con tareas bastante sencillas: ayudaba a cocinar, entretenía a los niños, transportaba a los heridos que estaban atrapados en el bosque... Eso provocó que pasaran de tolerarme a quererme un poco. No en exceso, por ser un cambiante, pero mejor eso que odiarme sin razón.
Sin embargo, lo peor tenía un nombre: Magnus.
Al parecer, ese idiota no se fue de la lengua con Iris porque Erik lo chantajeó de alguna manera que ni Adam ni yo llegamos a saber. Al menos fue efectivo. Pero lo peor era convivir en la misma sala; porque era imposible que nadie notara aquellas miradas de odio, ese hielo que se transformaba en mi mente en forma de dagas y me las clavaba en un ráfaga constante. Una y otra vez.
A veces intentaba pillarme a solas cuando iba por el bosque a investigar, pero no contaba en que Adam vigilaba desde las alturas y se llevó más de un picotazo en la cabeza, además de arañazos; por lo tanto, tomó la sabia decisión de odiarme a la distancia. Incluso pensé en comentárselo a Iris, pero Adam recomendó que no lo hiciera por todo lo que estaba por venir.
—¿Ya le has pedido a Adam ser tu amante? —preguntó Selva mientras esbozaba una sonrisa pícara en los labios, a lo que no tardó en sumársele Ally con los ojos entrecerrados.
—¡Por supuesto que no! —bisbiseé sonrojado, no quería que nadie nos escuchara hablar de este tema—. ¿Por qué siempre sois tan cotillas?
Estábamos Selva, Ally y yo en la habitación de la segunda planta, ya que Adam se fue con Oliver y Eren a comprobar el estado del bosque y recolectar cosas; a saber qué, porque no me dio demasiada información. Por eso ambas chicas me atraparon y me arrastraron hasta la habitación, más que nada para preguntarme una decena de preguntas, algunas un tanto privadas.
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𝕯 e s e i [2]
Loup-garou【Libro II completo】 Aunque las cosas parezcan calmadas nunca hay que bajar la guardia, porque en cuanto menos te los esperes todos tus deseos se transformarán en pesadillas. No importa que la guerra no llegue; eso quiere decir que aún hay problemas...