CAPÍTULO 20.

516 37 1
                                    

Aisley.

Bien, ahora hay dos bodas por venir. Yakov no dejaba de abrazar a Danielle y Régine después de que se enterará que va a ser abuelo de nuevo. Karina ni se diga. Después de que toda la emoción pasará regresamos con la emoción e impaciencia de los niños por sus regalos. Juguetes, juguetes y más juguetes.

— Ven princesa. — Golpeo el brazo de Aarón.

— Aquí estoy. — Cruzo los brazos y todos sueltan una carcajada.

— Esta vez no me refiero a ti, le hablo a Aitana. — Le sacó la lengua mientras la sienta en su regazo y le ayuda a abrir lo que está envuelto y que por cierto no sé qué es.

Aitana saca una pequeña tiara prácticamente igual a la que yo use el día de nuestra boda, pero más pequeña y nos deja a todos con la boca abierta. ¡Le compro una tiara de cientos de miles de dólares a una niña de cuatro años!

— Mi amor, aún no vas a poder ver esto porque está en Nueva York. — Enciendo la televisión y la sincronizo con mi celular con el vídeo que me enviaron ayer. — Y la tienen que terminar de decorar. — Prácticamente es una casita de muñecas de poco más de tres metros de alto, dos pisos en donde va a poder jugar.

— ¡Woooow! — Exclama y me da un beso.

— ¡No puede ser! — Andrei se pone de pie y comienza a dar saltitos. — ¿Es una firma real?

— ¡Por supuesto campeón! — Andrei muestra un uniforme de básquetbol firmado por Michael Jordan. Nos costó tiempo y bastante dinero conseguir una firma auténtica.

— Gracias mamá, te amo. — Susurra en mi oído para que Aitana no escuche.

— Te amo más cariño. — Le doy un beso en la mejilla.

— Mamá, ¿Le podemos mostrar a papá su regalo? — Sonrió y asiento. Andrei siempre es mi cómplice en sus regalos de Navidad.

Todos nos acercamos a la entrada de la casa en donde hay un Rolls Royce Ghost negro matte.

— Feliz Navidad mi amor. — Por su expresión sé que le encantó. Me gira para darme un profundo beso que me sabe a chocolate.

— Te amo princesa. — Sonrió contra sus labios.

— Pero no vas a poder usarlo, solo me lo prestaron para mostrártelo, el tuyo está en Nueva York. — Suelta una carcajada.

— ¿Por qué un Rolls Royce? — Pregunta cuando regresamos a la estancia.

— Bueno, ya tienes Audi, Ferrari, Aston Martín, GMC, Mercedes Benz, BMW, Porsche, Kia, Pontiac, Cadillac, Corvette, Bentley, Jaguar, Maserati, Volvo y como no te gustan los Lamborghini pues entonces un Rolls Royce.

— ¿Cómo sabes tanto de autos? — Me pregunta papá sorprendido.

— No sé mucho, solo vi su lista de bienes. — Todos sueltan una carcajada y Aarón me da un beso en la sien. Luego me pasa una carpeta. — Solo espero y no sea un nuevo caso. — Le doy un golpecito.

— Por supuesto que no, si tengo un par para ti, pero serán hasta que regresemos a Nueva York. Así que ábrela.

Me muero por volver a trabajar al cien por ciento, una vez que Aitana comience a ir al colegio yo también comenzaré a ir al Corporativo con Aarón.

Abro la carpeta y lo primero que veo es un contrato con una inmobiliaria para buscar una propiedad, luego otro contrato, pero de compra venta que me deja con el ceño fruncido. Es una propiedad que estará a mi nombre. Paso a las siguientes páginas y son las escrituras de algo que no entiendo mucho que digamos, pero son cien hectáreas.

AMOR Y SEDUCCIÓN. (TS #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora