Lo Que Siempre Soñé

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La luz emitidas comenzaba a disminuir su intensidad y ambos omegas se sentían tensos por la situación hasta que se apagó por completo, la omega retiró sus manos de cuello para observar el resultado quedando asombrada.

-Desapareció…

Susurró sin poder creerlo al ver, seguido de un gran silencio, estaba por emocionarse pero aún era muy pronto para celebrar pues también cabía la probabilidad de que solo se eliminara las cicatrices que dejaba la mordida y no las hormonas dentro de su cuerpo por lo que se dirigió al peliverde algo preocupada, solo él podía saber y decir si realmente había funcionado.

-Izuku ¿Pasó… ¡¿Estás bien?!.- Se exaltó al momento de ver su rostro lleno de lágrimas y con una mirada perdida, no podía descifrar que clase de expresión tenía y le preguntó con tristeza.- Entonces ¿No funcionó?.

-Huele a Canela...

-¿Canela? ¿El aroma de…?.- Preguntó extrañada, hasta que se dio cuenta unos segundos después.- Acaso… Es increíble, no lo puedo creer.- La azabache observaba con alegría sus manos.- ¡Tengo que informarle al hospital! No espera, primero a Bakugo-Kun… ¡No se que hacer!.

-Tranquila Kei-San.- Le sonrió el peliverde mientras limpiaba sus lágrimas.- Yo realmente no tengo como agradecerte por esto.

-Con que ustedes sean felices es suficiente para mí.- Le devolvió el mismo gesto y se levantó de su asiento.- Iré a avisarle.

Esto… No es un sueño ¿Verdad?.

La alegría lo invadió y continuó llorando, las cosas habían sucedido con tanta rapidez que le seguía pareciendo tan irreal, se paró para caminar en círculos susurrando perdido en sus pensamientos y se acercó hasta un espejo para contemplar su cuello, no pudo evitar que las lágrimas sigan cayendo.

Después de tanto tiempo podía ser libre de nuevo.

-¡Deku! Déjame marcarte.- Gritó Bakugo cuando entró a la habitación asustando al omega quien se quedó sin palabras por lo repentino de su propuesta.

-¡Oye! Entiendo que no quieras perder tiempo pero hay maneras para pedirlo.- Le gritó y regañó la omega, ambos empezaron a discutir haciendo reír al peliverde, bueno habían cosas que no se podían cambiar.

-Ya paren.- Intentó que se calmen.

-Como sea, tengo que ir a hablar con el director del hospital acerca de esto.- Suspiró la azabache para ir hacia la puerta y despedirse.- Supongo que tienen mucho que hablar y quieran tener tiempo a solas ¡Nos vemos otro día!.

Una vez que se retiró el departamento se quedó en total silencio y el alfa se acercó a Izuku, para tomar su rostro con suavidad y aunque tuviera muchas ganas de ir más allá de simples caricias solo optó por abrazarlo con fuerza, el peliverde se recostó en su pecho, ambos nuevamente podían sentir sus aromas, tanto los olores como lavanda y canela se estaban impregnando en el ambiente, era pacífico y relajante.

-Han pasado 9 años.- Susurró el omega, estaba feliz eso no se podía negar y quería aceptar la propuesta, ésta vez sería diferente pero no estaba seguro, el pasado deja huellas y estaba con el miedo de no poder corresponder, había pasado tiempo y al mismo tiempo ya no quería perder más.

-No quiero presionarte pero tampoco quiero perderte de nuevo.- Lo abrazó con mas fuerza aún y posó su rostro en el cuello del peliverde.- Lo haré como es debido ahora… Déjame hacerte mío, Deku.

-Kacchan… está bien, esto es lo que siempre soñé.- Se aferró con todas las fuerzas que tenía y junto con el cenizo fueron hasta la habitación, en el camino pudo observar varios recuadros de ambos, inclusive algunas fotos de cuando estaban en la U.A y muchas en donde solo aparecía él.

Marcado |KatsuDeku|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora