Marcel Schrötter

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¡Advertencia! Hay una parte que está subida de tono.  Leéis bajo vuestra responsabilidad.


El olor a café me despertó. Un fuerte dolor de cabeza apareció mientras mi cabeza se despejaba. Mis ojos se abrieron con lentitud.

No quería moverme. La resaca era bastante potente, insistente.

Solté un suspiro a la vez que giraba la cabeza hacia la izquierda para encontrarme con Marcel. Mis ojos se abrieron desorbitados.

La sábana solo le tapaba hasta la cintura, dejando ver su torso desnudo.

¿Qué hemos hecho anoche?

Levanté la sábana para mirarme. Estaba completamente desnuda.

—Joder —murmuré, mordiendo mis labios.

Mi mente solo podía recordar pocas cosas de la fiesta de anoche. Recuerdo bailar con unos amigos y luego, jugar a un juego con bebidas en el jardín y después, todo venía con flashbacks: Marcel y yo bailando muy juntos mientras reíamos y bebíamos, unos besos de Marcel en mi cuello y poco más.

Unos brazos rodeándome alejaron los flashbacks. Mi mirada se dirigió hacia él. Sus ojos se entreabrieron y dio un suspiro, pero cuando se dio cuenta de quién era, se incorporó con rapidez.

—¿Qué ha ocurrido? —murmuró.

Me encogí de hombros.

—Al parecer tuvimos sexo —respondí con una sonrisa de medio lado.

Marcel y yo éramos amigos desde hace algunos años. Los dos nos quedamos en silencio, con la espalda apoyada en el cabecero de la cama.

Necesitábamos silencio para poder pensar con claridad sobre lo que ocurrió anoche y para que la resaca no aumentara.

—¿Recuerdas algo? —preguntó en un murmullo.

—Después del juego que hicimos, no mucho. Recuerdo que estábamos bailando y luego, tus labios en mi cuello. ¿Y tú?

—Poco. Solo recuerdo que tú y yo nos chocábamos con las paredes mientras nos besábamos —Una corta risa apagada salió de mí sin previo aviso—. ¿Por qué te ríes?

—Es que —Reí de nuevo—, me lo imagino. Dos borrachos besándose mientras se chocan con todos y con todo.

También se rió, con los ojos cerrados, y otro silencio apareció.

—Entonces, ¿estamos bien? —Extendió su mano.

Tomé su mano mientras mis ojos coincidieron con los suyos.

—Estamos bien —afirmé.

Salimos de la cama, nos vestimos y bajamos a la cocina. Ahí estaban cinco de nuestros amigos que, al vernos, se callaron al instante.

—Sí, tuvimos sexo —afirmé, caminando hacia la cafetera.

Tomé un vaso del armario y me eché café para después darle un sorbo. Las miradas iban de Marcel a mí y de vuelta a él.

—¿Os vais a quedar sin decir nada? —pregunté en un tono molesto.

—¿Recordáis algo? —preguntó Adele, amiga mía.

—Algunos besos y poco más —respondí—. ¿Por qué?

Ella se encogió de hombros.

—Debe ser incómodo.

—Lo hemos solucionado, ¿verdad? —Miré a Marcel. Él asintió y caminó hacia la cafetera para hacer lo mismo que yo—. Somos amigos.

Los cinco asintieron, tomando un sorbo de la taza.

One Shots 2 [CERRADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora