Luka Jović

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¡Atención! Contenido sexual. Leed bajo vuestra responsabilidad

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Nuestros gemidos retumbaban por toda la casa e iban aumentando a medida que nos acercábamos al clímax.

Mis caderas se movían con rapidez sobre él. Avisó de que iba a llegar y a los pocos segundos, lo hizo mientras que yo tardé un poco más.

Nuestros ojos se encontraron y le di un pequeña sonrisa. Su mano acarició mi mejilla.

—Te quiero —murmuró.

La sonrisa se borró y negué con la cabeza.

—Tú quieres a Elisa. Lo nuestro es puro sexo. —Me tumbé a su lado y di un suspiro—. Tú y yo nunca podríamos estar juntos. ¡Eres el novio de mi mejor amiga, por Dios!

Me rodeó con su brazo y dejó un beso en mi cuello.

—Algún día estaremos juntos —susurró—. Lo prometo.

Dirigí mi mirada hacia él, molesta. Esa mirada de "No pasará nada, todo estará bien" me tranquilizó.

Era imposible enfadarme con él. El poder que tenía sobre mí no tenía nombre. Él podía hacer lo que quisiera conmigo, hasta cierto punto.

—¡Luka, ya estoy en casa! —Elisa gritó desde la planta baja.

Me levanté de la cama tan pronto como escuché su voz. Agarré mi ropa interior.

—¿No dijiste que estaría aquí a la hora de cena? —le susurré furiosa.

Me puse el vestido de flores y las zapatillas con prisa, pensando en qué podría suceder si Elisa nos viera en estos momentos.

Mientras, Luka salió de la habitación con tranquilidad vestido con una camiseta y unos pantalones deportivos.

Di un grito ahogado. ¿Cómo podía estar así de relajado cuando hemos tenido sexo en la cama que compartían?

Agarré mi bolso, colocado encima de la mesita de noche, y me acerqué a la puerta para poner la oreja. No se escuchaba nada. Eso significaba que estaban en la planta de abajo.

Abrí la puerta con lentitud y di un vistazo al pasillo antes de salir.

¿Qué excusa pondría?

Mi mirada se dirigió hacia las distintas habitaciones y se detuvo en el baño. Entré y tiré de la cadena. Bajé las escaleras con la mejor sonrisa posible y me encaminé hacia la cocina puesto que las voces se escuchaban ahí.

Elisa se giró cuando me vio entrar y nos dimos un gran abrazo.

—¿Cómo estás? —pregunté alegre—. ¿Cómo están tus padres?

—Están bien. —Se separó con una sonrisa—. Disfrutando de la jubilación.

Las dos reímos y empezamos una amena y agradable conversación a pesar de que mi mente me recordaba cada segundo lo que hacía con Luka antes de que ella viniera.

Odiaba tener que esconderle lo nuestro, odiaba mentirle. Me hacía sentir la peor mejor amiga del mundo, y lo era.


Pasaron unos tres días cuando Elisa me llamó bastante agobiada y al borde del llanto, pero cuando dijo "Luka me está poniendo los cuernos", me levanté de la cama y me vestí con lo primero que vi.

A los veinte minutos, me encontraba en su casa. Después de abrirme la puerta, se sentó en el sofá y su mirada se quedó fija en el envoltorio de un preservativo.

One Shots 2 [CERRADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora