Marcos Llorente

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—Parad, parad —Melissa reía a la vez que se cubría la cara con sus manos ante el agua sobre su cuerpo—. Por favor.

A los segundos, su hermano Pablo y Marcos pararon mientras se echaban unas carcajadas ante sus súplicas.

El cielo estaba completamente soleado, sin ninguna nube. Hacía una agradable temperatura.

—Vete a por la pelota —le dijo Pablo a Melissa.

Ella puso mala cara, negándose a la petición de su hermano.

—Ya voy yo —Marcos habló.

Melissa observó todo su cuerpo moreno mientras salía del mar. Su espalda ancha y bien formada.

—Tiene novia, te lo recuerdo —Su hermano susurró, como si la pareja que se encontraba en la orilla le oyera.

—¿De qué hablas? —Ella seguía mirándole con el labio inferior mordido.

—Conozco esa mirada. La pones cuando te gusta alguien.

Los dos vieron como Marcos besaba a su novia y recogía la pelota. Volvió a meterse en el mar trotando.

A Melissa le dio tiempo a admirar sus perfectos pectorales y abdominales.

La pelota impactó en el rostro de la rubia y ella miró hacia la persona que había tirado el balón.

—¿Qué te pasa? —Melissa dijo en un tono enfadado y en broma.

—Te veía admirando el paisaje —Marcos respondió riendo y guiñandole el ojo.

Pablo le siguió la risa mientras que las mejillas de Melissa se pusieron rojas.

—Venga, vamos a jugar —Él finalizó la conversación.

Los tres jugaron a la pelota dentro del agua.

Estuvieron en la playa hasta la una del mediodía cuando decidieron regresar al hotel. Pasaron antes por sus habitaciones para secarse un poco ya que no podían pasar al comedor húmedos.

Melissa se secó un poco el pelo con el secador para después ponerlo en un moño mal hecho. También se quitó el bikini y no llevaba debajo de su sudadera ni de sus pantalones holgados.

Se miró al espejo, pensando en Marcos.

Sus mejillas resaltaban en su rostro blanco y no podía borrar esa sonrisa de su rostro. Se regañó mentalmente, dando un suspiro.

Tiene novia, se dijo a sí misma.

Salió de su habitación y tocó la habitación de la derecha; la de su hermano.

—Ya voy —Él abrió la puerta. La camiseta y el pantalón eran diferentes a las de esta mañana. Cogió su teléfono y la tarjeta de su habitación y salió de ésta—. Ya estoy preparado.

La pareja de hermanos esperaron unos minutos para que la pareja saliera de su habitación, pero no lo hacía.

El estómago de Melissa rugió por comida.

—Eso te pasa por no desayunar bien. Tantos cereales, tanta avena —le regañó su hermano.

—Desayuno lo que me gusta. No unos huevos fritos con beicon como tú.

—Pero mira cómo estoy —Levantó su camiseta, dejando ver sus abdominales.

Abrieron la puerta de la habitación Marcos y Paddy, que era así cómo se llamaba su novia.

—A eso lo llamo genes —Melissa dejó escapar una risa.

La pareja salió riendo y Marcos haciéndole cosquillas en los costados.

One Shots 2 [CERRADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora