Marc Márquez

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—Cumpleaños feliz, cumpleaños feliz —Me desperté por esa canción. Me di la vuelta, abrí mis ojos y observé a mi novio con un cupcake en sus manos con dos velas: 26—. Te deseo yo, mi amor. Cumpleaños feliz.

Se apoyó en la cama, con cuidado de no tirar el cupcake, y se aproximó a mí. Me incorporé en la cama y soplé la vela mientras decía el deseo en mi cabeza.

Mostré una sonrisa y le di una mirada llena de amor.

—Espero que el deseo que hayas dicho se cumpla —dijo con una sonrisa.

—Gracias, cariño —Le di un beso corto en los labios—. Te amo.

—Yo también. He preparado el desayuno. Vamos.

Se levantó de la cama, ilusionado. Salí de la cama con una sonrisa.

Nunca pasaba bastante tiempo con él por los entrenamientos que tenía y por mi trabajo.

Aunque yo pedí el día libre hoy y mañana.

—Voy al baño —Besé sus labios—. Necesito quitarme las legañas.

Él sonrió para después darme otro beso y bajar las escaleras.

Entré al baño e hice lo que le dije. Lavé mi cara con agua tibia. Bajé las escaleras alegre por poder pasar tiempo con mi novio.

La gran sonrisa que tenía en la cara, de oreja a oreja, no se borraba. Hasta que vi a Marc con un ramo de flores en sus manos y una pequeña tarjeta blanca.

—¿Quién es Rubén? ¿Y qué tienes que acabar con él?

Su tono era serio y celoso. Juro que nunca le fui infiel.

Me aproximé a él y vi la tarjeta. Su letra, su maldita letra. Era él.

—No es lo que piensas, por favor, Marc. Vamos a hablarlo —hablé, mirándole comprensiva y con lágrimas acumulándose en mis ojos.

Esto no podía estar pasando.

—¿Y qué es? ¿Me has puesto los cuernos? Eso es lo que quieres decir, ¿no? —Su voz se alzó—. ¡Explícamelo, Marta!

Empecé a llorar. Mis piernas flaqueaban. Las lágrimas comenzaron a bajar a gran velocidad por mi rostro.

—No, por favor —murmuré.

Me senté en el suelo porque sentí que iba a caer al suelo. Me quedé llorando durante varios minutos.

Solo se oían mis sollozos. Marc estaba parado delante de mí, seguramente sin saber qué hacer.

—Vale, Marta. Tranquila. No es para tanto, ¿vale? —oí decirle. Le noté delante de mí.

Sus manos se pusieron en mis hombros, pero las aparté con violencia.

—No me pegues, por favor —murmuré.

—No te voy a pegar —dijo confuso—. ¿Por qué dices eso?

Los lloros se detuvieron paulatinamente, aunque seguía sentada en el suelo.

—Vamos al sofá. Te cojo en brazos.

Pasó por un brazo por mi espalda y el otro, por debajo de mis rodillas. Él se sentó en el sofá y yo me acomodé en sus piernas a la vez que hacía lo mismo con su cabeza.

Oía sus latidos un poco rápidos y su mano derecha acariciaba mi pelo con lentitud.

Seguía gimoteando un poco.

—¿Puedes contarme quién es Rubén? —preguntó con cautela.

Tardé varios minutos en responder. No era un tema que hablara con asiduidad.

—Es mi exnovio —Tragué saliva. Notaba mi boca pastosa—. Rompimos hace dos años y medio. Fue un novio... problemático.

—¿Te pegaba? —Su voz sonó sorpresiva.

—No, pero me controlaba. Controlaba la ropa que me ponía, con quién salía. Incluso cuándo tenía que estudiar. También me gritaba cosas horribles —Algunas lágrimas aparecieron, pero las quité al instante—. Que no valía para nada, que no iba a aprobar la carrera... Me trataba como una asistencia. "Marta, tienes que limpiar los baños", "Marta, hazme la comida o la cena". Duramos tres años.

—¿Tres años? Yo no hubiera soportado todo eso —susurró.

Sonreí, pensando en lo idiota que fui.

—Estaba enamorada. Me amenazaba con pegarme. Ahora, tiene una denuncia por violencia doméstica y una orden de alejamiento, pero se ve que ha vuelto.

Mi mirada se paró en el ramo de flores. Un escalofrío entró por mi cuerpo al pensar en aquellos tiempos.

—Vamos a la policía y lo denunciamos de nuevo. Puede que la orden de alejamiento se haya caducado o algo así.

Reí y negué con la cabeza.

—No quiero volver a pasar por eso. El juicio me destruyó por completo. Su abogado ahogándome. No me dejaba explicarme como yo hubiera querido.

Marc dejó un beso en mi cabeza.

—Si queremos que esto pare desde el principio y que esto no vaya a más, tenemos que ir a la policía —susurró.

Di un suspiro.

—De acuerdo. Ahora, vamos a desayunar —Me levanté con un intento de sonrisa.

Marc cogió mi mano y la acarició para después dejar un beso en ella.

—Lo siento por gritarte. No lo volveré a hacer. He sido un idiota —Se levantó y me besó—. Perdóname, por favor.

—Perdonado.

Pasé un brazo alrededor de su cintura, al igual que él, y caminamos hacia la cocina.

En la mesa, se encontraba todo tipo de desayuno: tostadas, magdalenas, huevos fritos, fruta troceada y más cosas.

Comenzó a sonar una canción y se me escapó una carcajada.

Me eché café en mi taza junto a una pequeña cantidad de leche y azúcar.

Sentí a Marc detrás de mí. Sus manos se pusieron en mi cintura.

—Hola —dijo a la vez que el cantante—. Me llaman Marc. Es un placer, conocerla.

Volví a reír y más cuando Marc comenzó a moverse al son de la música. Un poco más tarde, paró y los dos comenzamos a desayunar escuchando canciones románticas.

Estuvimos bastante tiempo comiendo todas las cosas que había encima de la mesa. Eran demasiadas cosas.

—Ya estoy llena —hablé.

Me acerqué a él y besé su mejilla.

—Te amo —murmuró.

—Yo también te amo.

—Eres mi compañera y mejor amiga. No solo eres mi novia —Se me escapó una sonrisa—. Sé que puedo hablarte de lo que sea y tú me darás tu opinión. Eres mi alma gemela.

Las lágrimas regresaron a mis ojos.

—Nunca nadie había dicho eso —murmuré. Le miré—. Te amo.

Acarició mis mejillas con sus pulgares.

—Yo también.

Le rodeé con mis brazos, dejando que mis dedos acariciaron su pelo. Él sonrió, cerrando sus ojos.

Sabía que le relajaba que tocaran su pelo.

Me acerqué y le di un beso.

Un beso que significaba que le amaba, que iba a estar ahí en las buenas y en las malas.


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martiki_777, espero que lo hayas disfrutado ✨✨

¡Nos vemos en el próximo one shot! ❤❤❤


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One Shots 2 [CERRADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora