Saúl Ñíguez y Thibaut Courtois

310 8 1
                                    

El partido acabó con un 2-1, a favor de Atlético de Madrid, cosa que me llenaba de mucha alegría y felicidad.

Caminé hasta el aparcamiento. Los familiares esperaban allí ya que en vestuario molestamos y ellos tardan mucho en salir.

Saludé a algunas chicas, novias de los jugadores. Por ejemplo, estaba Beatriz, Alice, etc.

—Hoy han hecho un gran partido —habló Beatriz, con su hijo en brazos. El bebé estaba dormido.

Todas asentimos. Cuando nos cansamos de hablar del partido, nos pusimos a hablar de Leo, el hijo de Beatriz y Koke.

Tras veinte minutos conversando, comenzaron a salir los jugadores del Atleti. El primero que salió fue Kevin Trippier. Se despidió de nosotras con la mano y una sonrisa.

Poco a poco, fueron saliendo. Los últimos que quedaban eran Koke y Saúl, que salieron riendo y hablando. Los dos nos miraron, cada uno a su pareja.

Corrí hacia Saúl y me tiré a sus brazos.

—Has hecho un gran partido. Eres el mejor —dije en su oído.

Él rió.

—Todos hemos hecho un gran partido.

Me separé y caí al suelo. Pasó un brazos por mi cintura y caminamos hasta Beatriz y Koke.

—Tú y tu modestia, cariño —Sonreí.

Saúl sonrió.

—Vamos a casa a descansar —habló Koke.

Abracé a los dos y di un beso en la frente a Leo. Seguro que de mayor va a ser como el padre.

La pareja se fue y nos quedamos Saúl y yo solos.

Volví a abrazar a Saúl. Miré al frente y una mirada me estaba observando con detenimiento. Era Thibaut Courtois.

Me separé y le di un tierno beso en los labios.

—Vamos a celebrarlo —murmuré cerca de sus labios.

Saúl y yo nos metimos en el coche y él condujo hacia casa.

Nuestra relación comenzó de una manera casual. Estábamos en el supermercado, comprando, y yo no alcanzaba el paquete de cereales que yo siempre como. Él se acercó y lo cogió por mí.

A partir de ahí, hablamos, compartimos números y comenzamos a salir.

Llegamos a casa con deseo. Según entramos, nos besamos salvajemente y sin frenos. Subimos a la habitación y ahí, siguió la cosa.


Pasados unos días, recibí un mensaje directo de Thibaut Courtois. Sí, el que me miró fijamente mientras él subía al autobús y yo abrazaba a mi novio.

Decía que quería quedar conmigo para tomar algo.

Eso era lo que decía el mensaje, aparte de decir un hola y un abrazo con corazones como despedida.

Le mandé una captura a mi mejor amiga y ella me respondió con los emojis asustados y un emoji con la cara pervertida.

Y de inmediato, ella me llamó.

¿Quiere quedar contigo?

—Sí. Y no sé qué hacer. Me sentiría mal, es como si estuviera engañando a Saúl.

Pero solo vais a hablar y a beber, ¿verdad?

—Por supuesto. Yo amo a Saúl.

Entonces, acepta.

One Shots 2 [CERRADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora