Erling Haaland

1.2K 32 1
                                    

El frío se colaba por los bajos del vestido rojo satinado que llevaba puesto mientras que mi novio Damon se abrigaba con un jersey negro y una americana gris junto con unos pantalones pitillo oscuros.

Habíamos llegado unos minutos antes a la cita doble que teníamos con Erling y su novia. Después de tres años, le iba a volver a ver. A pesar de ser amigos y de haber sido pareja, no sabía cómo saludarle.

Había pasado mucho tiempo.

Reconocí la figura de Erling y de una mujer a su lado. Los dos caminaban hacia nosotros con las manos unidas y hablando entre sonrisas.

No pude evitar soltar una sonrisa al verle. Físicamente, no había cambiado prácticamente nada. El pelo lo tenía más largo, recogido en un pequeño moño.

—Hola —saludé con la sonrisa.

Erling me respondió con otra sonrisa.

—Os presento a Agnes, mi novia. —La señaló mientras la miraba y se dieron un corto beso—. Agnes, ella es Alaska.

Nos dimos la mano con una sonrisa.

—Él es mi novio Damon. —Damon me miró con una leve sonrisa—. Erling.

También se dieron un apretón de manos.

—Encantado de conocerte —le dijo Damon.

Erling asintió.

—Igualmente. ¿Entramos?

Los cuatro ingresamos al restaurante y nos dieron la mesa a nombre de Erling. El ambiente del restaurante era bastante tranquilo. Luces tenues y espacio amplio, tal y como habíamos visto en las fotos el día anterior. Sin embargo, era demasiado sofisticado para mí.

De bebida, pedimos agua.

—¿Qué tal el viaje? ¿Cuándo habéis venido? —preguntó Agnes.

—Bastante bien. Me pasé casi todo el viaje durmiendo. Y vinimos hace dos días. Tenemos pensado quedarnos hasta después de Año Nuevo.

Agnes asintió, comprendiendo todo lo que decía.

A partir de ahí, entablamos una conversación amena y entretenida. Agnes confirmó lo que suponía. Era divertida y simpática, al igual que atenta. Nos contamos algunas anécdotas de pareja y cómo nos conocimos, entre otras cosas.

La cena transcurrió bastante bien. Conversación fluida, comida excelente y de calidad, compañía perfecta. Aunque todo ello se acompañaba mejor con una copa de vino tinto.

Los cuatro nos quedamos parados en la entrada del restaurante para despedirnos.

—¿Nos dejas un momento a solas, por favor? —le preguntó Erling a Agnes.

Agnes frunció el ceño en confusión, pero después accedió. Le dio un beso en los labios y se alejó unos metros. Hice lo mismo con Damon, quién comprendió a la primera y, dándome un beso, se separó.

—Agnes no sabe que eres mi ex pareja —declaró Erling inquieto. Alcé mis cejas, asombrada—. Sí, sé que se lo tenía que haber dicho, pero...

—No hace que te justifiques, Erling. A mí me da igual —le interrumpí soltando una pequeña risa—. ¿Y qué le dijiste?

—Que eras una amiga que hace mucho tiempo que no la veo y que te fuiste por temas de trabajo a Estados Unidos.

—No le has mentido en nada, solo te has saltado el hecho de que tuvimos una relación de más de tres años —volví a reír.

—Por favor, no te rías. No tiene ninguna gracia.

—Perdón, perdón. —Me intenté recomponer—. Mejor que se lo digas ahora, porque si lo dices más tarde se va a juntar el hecho de ocultar la verdad con el tiempo que no se lo has dicho y será peor. Consejo de amiga.

One Shots 2 [CERRADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora