Willy Hernangómez

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Terminamos el partido y me puse a saltar en el sitio con alegría. Habíamos conseguido pasar a la final de la competición.

Me sentía feliz.

—¡Vamos! —exclamé mientras me abrazaba con una del equipo.

Noté como algunas más me abrazaban y empezamos a saltar en el sitio gritando "Vamos a la final".

Tras varios minutos celebrándolos en la cancha, fuimos al vestuario y nos duchamos y nos cambiamos mientras que poníamos música y bailábamos.

—Ma-, mam-, mami tú eres una champion. Ram-pa-pa-pam-pam con un booty fuera de lugar. Una cintura chiquita, mata la cancha —canté mientras bailaba moviendo la cintura.

Mis compañeras comenzamos a bailar conmigo a la vez que otras grababan con su móvil.

Tocaron la puerta y una compañera, llamada Andrea, se levantó y fue a abrir y salió.

Algunas nos quedamos confundidas, pero seguimos bailando y cantando.

Era la primera vez que pasábamos a la final. Siempre nos quedábamos a las puertas, pero no esta vez.

Andrea volvió a entrar y apagó la música. La abucheamos mientras reíamos.

—Os quiero presentar a mi hermano.

Una compañera, llamada Celia, apagó la música y algunas nos vestimos, como yo.

Andrea entró con su hermano y me quedé con la boca abierta.

Sabía quién era su hermano, sabía que tenía una buena altura, pero no sabía iba a ser más guapo en persona.

—Chicas, os presento a Guillermo, más conocido como Willy —habló Andrea con alegría.

Todas le saludamos con la mano o diciendo un hola.

Andrea nos fue presentando una a una. La última fui yo y él se puso a reír.

—¿Por qué te ríes? —pregunté molesta.

—Eres demasiado bajita para estar aquí.

—Willy, no digas eso —Andrea golpeó el cuerpo de su hermano.

Reí.

—No te preocupes, ya estoy acostumbrada. ¿Sabes qué, Willy? —Él sonrió, mirándome con superioridad—. Mis padres me dieron esta altura para hacer esto.

Levanté mi pierna y le di en sus partes nobles.

Algunas del equipo rieron.

—Te lo tienes merecido. Venga, vamos fuera —Andrea se fue con Willy fuera.

Celia volvió a poner la música y seguimos bailando.

A los minutos, terminamos y salimos del vestuario todavía cantando. Salimos al aparcamiento y cada una se fue a su coche o fuera del estadio.

Yo me quedé esperando fuera para ver si venía mi compañera de piso a recogerme.

Me dijo que estaba a punto de salir, pero seguramente estaría vistiendo.

Un coche paró frente a mí. Eran los hermanos Hernández.

—¿Quieres que te llevemos? Sabes que pasamos por tu zona.

—Qué va. Viene mi compañera de piso a recogerme.

Andrea asintió.

—No te vamos a morder, puedes estar tranquila —habló Willy.

—No tengo miedo de que me mordáis porque sé que no lo vais a hacer, idiota.

Willy sonrió.

—Entonces, súbete.

One Shots 2 [CERRADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora