La noche dejaba ciega la luz que trataba de pasar por aquellos rincones, los cuerpos fétidos de algunos esqueletos con vida, voces en lo profundo de la oscuridad, sentimiento de angustia y desesperación, todo eso cambió cuando ella abrió los ojos y se vio acostada en una cama con hermosas telas de seda, esperando a ver a alguien, su hermana Lu yacía acostada a su lado, completamente inconsciente…
— Lu…Lu, despierta — la cual no respondía — ¿Lu? — en eso se escuchó que abrieron despacio la puerta, ese crujir que distingue las puertas viejas de las nuevas
— Buenos días princesa…¡bien!, el señor Shadows quiere hablar con usted — dijo una chica de hermosa sonrisa y voluminoso cuerpo, dejando ver su escote pronunciado con un traje de color rojo intenso
— ¿qu…Quién es ese Shadows? – ella sonrió
— El dueño del lugar, obviamente
— Bien, ahora…voy… — se levantó dejando de lado a su hermana dormida, y se dirigió a donde estaba aquella mujer, la cual caminaba delante de ella
El peligroso encanto que tenían aquellas paredes con pinturas grandes y costosas, ventanales enormes con salas de estar y mesas con tazas servidas, pero no había nadie ahí, cortinas de seda negra con tinto, moderno y rustico a la vez, la casa se apoderaba de un sonido disparejo pero no perturbarte, de música, murmullos y risas de mujeres encantadoras. La puerta principal, esta era muy grande, pero si se podía observar la jerarquía tan marcada por estos rumbos…y en cada orilla, se encontraban aquellos hombres que las habían traído a este lugar, sin fronteras, sin miedo…sin escrúpulos…
— Gates, encárgate de la otra chica, aún duerme en la habitación, pero no tardará en despertar y preguntar por su hermanita…la chica está ocupada ahora — le ordenó aquella chica que Jane venía siguiendo un largo tramo, cualquier podría perderse en aquella gigantesca mansión
— Si, linda — Syn sonrió de una manera macabra y Jane se quedó inquieta
— ¿no le hará nada, cierto?
— ¡¡jajajaja!! Claro que no, solo la vigilara, a menos de que se le antoje tocarla…ahora son propiedad de él… — dijo aquella mujer que empuja a la chica tímida dentro de la habitación
Pisos tono de la sangre, paredes enormes y altas, cuadros, jarros, de todo un poco había en aquella habitación que podía sentirse el entierro en vida a pesar de que estaba bastante espaciosa. Jane giraba en su propio eje, observando cada minúsculo detalle de aquel lugar misterioso donde se encontraba, tragaba saliva al no saber que más pasaría, si su hermana estaría bien en manos de aquel hombre extraño y de un atractivo sin igual.
— Veo que te entretienes…delicada flor — una voz sobresalía de la oscuridad, pero no se sabía de quien pertenecía
— ¿Quién esta ahí?
— El que te salvó de la miseria — su voz se acercaba cada vez más, y ella se quedó quieta…esperando
— Bien, pues me gustaría ver a mi salvador — decía Jane con miedo, pero fuerte y desafiante mirando a todos lados
— Eres fuerte, princesa, eres deliciosa…eres perfecta…solamente tu me atraes de esta manera
— ¿y cómo puedo yo saberlo?...tienes millones de mujeres — su voz se quebraba
— Aún no me conoces