El día había llegado aunque en ese sitio nunca era día, nunca el sol y los rayitos pequeños se escapaban por los agujeritos de la ventana, simplemente el día era gris, sin vida como siempre, pero ya era un instinto, ella se había acostumbrado a una mañana sin vida. Sus ojos comenzaron abrirse tratando de refregarlos con los puños cerrados, la vista parecía mucho mejor, pero lo primero que buscó fue a Gates, el cual ya no estaba.
— ¡Synyster! — exclamó en la oscuridad de la habitación, este no contestó, como ella pensaba él no estaba, pero de golpe la puerta se abrió y si, su sombra era sin duda reconocible para sus ojos, él estaba ahí de rescate. Le sonrió tiernamente y con una bandeja en la mano, prendió la luz, y este acomodó la misma encima de sus piernas
— ¡hoy tomaras el desayuno aquí! — ordenó urgente, su cara no era muy agradable
— ¿por?, ¿sucede algo? — preguntó tratando de despertarse
— Mira… con lo que pasó hace días en la mesa, ya no quiero que comas con ellos por un buen tiempo, no quiero más inconvenientes. Aparte él no te quiere cerca por este momento
— ¿así que eso fue lo que te dijo?
— No exactamente así — remarcó
— Pero lo dijo ¿y mi hermana?.¿se encuentra bien?
— Si ella está con él, en la sala principal — mientras que la escuchaba preparaba su desayuno tal como a ella le agradaba
— Veo que ya hasta sabes cómo me gusta — sonrió falsamente
— Si, durante este tiempo eh aprendido mucho de ti
— ¿así?, debe ser porque siempre me espías — expuso con una media sonrisa tratando de disimular cierto interés
— Dale, ya come el desayuno que se enfriará — se paró enfrente de la cama observándole cada detalle — y te espero en la sala de baile — su pasos fueron cortos y al darse cuenta él ya no estaba en ella
Por otro lado, Jane aún sentía esas molestias en su estomago, como si un acido la estaba quemando por dentro, pero Shadows aun seguía abusando de ella cada noche, no dejaba respirar, estaba comiendo su inocencia, la estaba matando por dentro, no era costumbre para ella, y esto no se trataba de amor, si no una obsesión en la cual va hacer muy difícil escapar.
Sus ojos ardientes y penetrantes la observaban a cada detalle, como si fuera el único escenario en el paisaje neutro, no podía respirar y tampoco sentir la libertad.
— ¿Por qué no comes? — volvió a decirle como la otra vez, su mano temblaba y trataba de mirarlo a los ojos pero no podía. — ¡MIRAME! — ordenó enfadado
— Lo siento, es que… ¡no me siento bien! — dijo disgustada con una mueca de dolor
— Eso es porque ahora eres mía — río macabramente
— Pero tu no entiendes, esto es muy doloroso — tomó su estomago y murmuraba y expresaba su padecimiento con su rostro cerrando los ojos. Una fría sensación cedió por su cuerpo, y una gota de sangre callo de su nariz, al sentir que Shadows la besaba
— Eres toda mía preciosa — este con uno de sus dedos saco la mancha de sangre que caía de ella
— Que es lo que tienes ahí, ¿estaba sangrando? — preguntó aturdida tomándole la mano que había desplazado por su cara, este tenía el dedo lleno de sangre, pero ni más ni menos esa perturbarte sangre, fue directamente a su boca. — ¿Matt… que es lo que me está pasando?, estoy desangrándome, ¿estoy muriendo?