17

58 6 5
                                    

La sinfonía de esa melodía recorría por toda su cabeza una y otra vez, dejando en claro todo el rencor que estaba acumulando deplorable y amargo, la locura estaba llenando de rencor a su mente, la furia era la que ganaba y no había otra competición que podía vencer lo que sentía en el momento que lo dejó

Insaciable dejó caerse una y otra vez en el suelo de esa habitación destruida, todas las almas perdidas de la mansión últimamente visitaban el cuarto haciéndolo más  escalofriante, las voces de cada espectro la hacía tenebrosa, y la oscuridad acompañaba de la mano al delirio.

— Synyster...- dijo aquella voz de mujer, intentando dialogar. — cariño... ¡ya sal de este lugar!, mira en lo que te has convertido-

—     ¡Y a ti que mierda te importa!- su risa macabra retumbo por toda la habitación, reía a carcajadas exagerada y perversamente intentando asustarla pero aquella mujer solo se acercaba cada vez más a él.

—     Ya sabes que a mí no me asustas, no intentes ni siquiera mirarme con esa cara, sabes que mis sentimientos a pesar que estoy muerta son otros, cariño- este la miró para tratar de descifrar  que era lo que quería.

—     ¿Por qué sigues insistiendo?, no entiendes que estoy mal, esto no se puede remediar, mi alma giró a 360 grados y ahora es imposible volver amar de nuevo y menos a ti- la miró y le demostró una mueca de desprecio.

—     Eres como el diamante Gates, brillas y eres fuerte, y haces que todas las mujeres quieran que estés en sus manos, y yo soy una de ellas- ahora se arrodilló para estar a un lado del hombre, y con uno de sus dedos rodeo todo su brazo.

—     ¿Intentas seducirme Elina?-  ella no contestó y su confusión llegó al extremo que no podía dejar de mirarla y ensuciar sus manos con cada incitación de la mujerzuela que lo tocaba como un señuelo — ¡Basta!- ordenó pero no le hacía caso. — Elina te dije que basta- la tomó por los brazos sacudiéndola, aquella joven estaba hipnotizada- no ves que...- sus palabras quedaron ahogadas en el  lugar.

—     ¿No ves que?, acaso sigues recordado a esa traidora que te dejo por otro mejor, ¿que vive afuera de este encierro?, ¿y que no la tiene atada todo el tiempo disimulando que está todo bien?, intento sentir Synyster, intento que me quieras, que intentemos juntos lo que nos merecemos- ahora lo rodeó con sus manos y logro abrasarlo del cuello este no se movía solo respiraba agitadamente.

—     ¿Sabes?, tienes toda la razón-

La tomó con ambas manos para juntarla más a él, y lograr alcanzar sus labios a los de ella, sus besos no eran sinceros pero si desesperante de agonía, la culpa era lo principal, él sin duda lo hacía por venganza. Ahora ella tomó disputa en el momento y encimándose a él, lo contrajo a sus caderas para sentirse uno al otro, ella besaba su cuello y él tocaba su espalda hasta llegar hasta la parte baja de su espinal. Intento de movimientos comenzó a prensarse en el show que ambos estaban dando, entre todo el sufrimiento y toda esa destrucción dejaron caer la humillación.

—     ¡VETE!- exigió arrepentido tomándose la cabeza — VETEE, TE DIJEE-

—     ¿Pero porqué?, olvida, olvídate de esa perra, tienes que quererme- ella le reclamaba pero él estaba desahuciado por el dolor y su mano fue directamente al cachete de Elina haciendo que su cara pálida resaltara mas el rojizo del golpe

—     Vete... y es mi última palabra - tomó de su ropa para acomodarla y salió corriendo de la escena.

Los gritos de un hombre que se ahogaba en su propia miseria es lo que hacía que aquellos ojos perfectos se despegaran abriéndose de un sueño que nadie había podido perturbar, como ella sentía, ya no había miedo en su corazón, ni en su alma, un hombre cuyo cuerpo la protegía de cualquier mal estaba recostado a su lado y esos ojos rojos mirándola a través de la oscuridad...

City of EvilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora