Amar con libertad

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Pasaron unas semanas desde nuestra llegada al campamento de Aslan, con los Pevensie ya teníamos una rutina

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Pasaron unas semanas desde nuestra llegada al campamento de Aslan, con los Pevensie ya teníamos una rutina.

Nos levantábamos temprano para desayunar, con Peter íbamos a entrenar, mientras Susan y Lucy ayudaban por el campamento, a veces venían a probar sus armas. Luego del entrenamiento, nos juntábamos para cenar juntos y charlar, a veces contábamos chistes. Por la tarde con Peter nos reuníamos con Aslan y Oreius para hablar de asuntos militares, aprendíamos muchas cosas sobre un ejército y sobre las tierras de Narnia. Luego de las reuniones volvíamos a entrenar hasta que empezábamos a ver el sol esconderse, señal que era hora de comer para luego irnos a acostar.

Mi relación con los hermanos Pevensie mejoro mucho. Con Susan, comenzamos a llevarnos mejor y platicar más seguido, es una chica muy madura e inteligente, intenta no mostrar preocupación, pero sé que lo hace para que sus hermanos no extrañen a su madre, me recuerda a Peter a veces, sé que, a pesar de toda esa fachada de chica responsable, hay alguien que sabe divertirse, con Lucy nos intentamos de percatar que muestre esa faceta suya en nuestras caminatas matutinas.

Con Lucy nos llevamos de maravilla, me gusta juntarme con ella y divertirme, juntamos flores, a veces armamos coronas con estas mismas y nos ponemos a cantar y bailar, es la niña más dulce que conocí.

Y luego está Peter, nunca tuvimos oportunidad de hablar sobre lo que paso entre nosotros, bueno tal vez comencé a evitarlo, es que no sabia que pensar al respecto, el admitir que me gustaba me aterraba, no sabía si me encontraba preparada nuevamente para una relación, antes subir mucho y no creía volver a pensar en esto por mucho tiempo, además tenía muchas otras responsabilidades y esto me tomo desprevenida, ahí recordé que nada sale como lo espero. Me dolía evitar a Peter y ver su cara cuando salía corriendo rápidamente luego de los entrenamientos y las cenas, poniendo escusas como que tenia sueño o necesitaba asearme, esperaba que no se diera cuenta, mis intensiones no eran hacerlo sentir mal, solo tenía miedo.

A pesar de todo seguíamos en busca de Edmund, el grupo de exploración que mandábamos a investigar, en busca del campamento de la bruja no encontraba rastro, a pesar de que los Pevensie demostraban que estaban bien, yo sabia que en el fondo extrañaban a su hermano, hasta yo extrañaba a Edmund, eso me hacia tener cada vez mas ganas de encontrarlo, así volvíamos a estar todos juntos felices, me prometí a mi misma hacer todo lo posible para encontrarlo y traerlo con su familia, cueste lo que me cueste.

Esta mañana me levante y a pesar de tener el día libre, me puse unos pantalones de cuero, con una remera blanca y sobre esta un chaleco de cuero verde, acompañado de mis botas; me coloque mis espadas con su despectivo cinturón y Sali a desayunar.

Me encontré con Susan saliendo de su carpa al mismo tiempo, nos saludamos y caminamos hacia la mesa en la que comíamos siempre, allí ya se encontraban Peter y Lucy, saludé rápidamente y me senté al lado de Lucy, frente a Peter, esquivando la mirad...

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Me encontré con Susan saliendo de su carpa al mismo tiempo, nos saludamos y caminamos hacia la mesa en la que comíamos siempre, allí ya se encontraban Peter y Lucy, saludé rápidamente y me senté al lado de Lucy, frente a Peter, esquivando la mirada de esos ojos azul cielo en los que terminaba volando con una sensación de libertad.

Luego de comer entre chistes y charlas, con las Pevensie nos levantamos y fuimos a caminar por el bosque cerca del campamento como quedamos, mientras Peter iba a hablar con Aslan.

Susan y yo caminábamos en silencio, viendo a una Lucy muy alegre recogiendo flores, así estábamos hasta que Susan rompió el silencio.

- Le gustas – dijo

- ¿Que? – pregunte frunciendo el ceño con una cara de confusión

- A Peter, le gustas mucho – dijo mirando al frente

- No lo sé – dije algo avergonzada

- Es verdad, habla mucho de ti y esta nervioso pensando que lo ignoras, a veces por las tardes viene a mi para hablarlo – dijo, agache la cabeza avergonzada y sintiendo me mal por haberlo ignorado – se que te gusta, puedo ver como lo miras y de verdad me caes bien, eres lo más cercano a un amigo que nunca tuve, me gustaría ayudarlos a ser felices.

Al escuchar sus palabras me quedé muy enternecida con su gesto y pude entender porque es así, Susan es alguien cerrada que no tiene muchos amigos y aquí está ayudándome con mis problemas amorosos, no pude evitar el ruborizarme y soltar una risita, antes de responder.

- Es como dices, me gusta – le dije mirando al frente – y también estoy aterrada, estuve en una relación antes y no termino bien, sufrí bastante y no esperaba volver a sentir algo por alguien tan rápido, sobre todo con todas las responsabilidades que tenemos, me asusté y como cobarde me escondí y empecé a evitarlo. No buscaba lastimarlo, solo quería sentirme preparada.

- Esta bien, nada de esto es fácil – dijo soltando una risa que me contagio – debe ser difícil para ti, encargarte de muchas cosas a la vez.

- Y e de decir que no es tan fácil, pero me ayudan mucho aquí y me tienen paciencia, sobre todo – me reí por lo último.

- Espero que puedas aclarar tus dudas, eres muy buena persona Elaine- me dijo mirándome con sus ojos azulinos.

- Gracias – dije

- ¿Por qué? – pregunto

- Por ser la mejor amiga que nunca tuve – dije y sonreí al ver como su expresión cambiaba a ser una sorprendida llena de felicidad. Ella no dijo nada mas solo me abrazo, cosa que correspondí gustosa y así nos quedamos unos segundos hasta que vino una Lucy muy feliz con flores en las manos.

- Elaine, me haces una corona? Porfavorr- dijo con unos ojitos que nadie se negaría

- Está bien, dame – dije sonriendo

Y así estuvimos hablando un rato, mientras yo hacía nuestras coronas de flores entre risas y chistes ellas jugaban con agua del arrollo al frente de nosotras, pasando un lindo momento y dejando las preocupaciones de lado.

Luego de la cena, decidí ir a ver a Aslan, a veces solía visitarlo y charlábamos caminando por el campamento o en su tienda.

- Pasa, querida Elaine – me dijo apenas llegue afuera de su tienda, riendo entre

- Buenas tardes, Aslan – le dije al león que se encontraba en una manta de piel rodeada de cojines sentado.

- Buenas tardes, ven siéntate y acompáñame – dijo y así hice – ¿qué te preocupa pequeña?

- Me gustaría saber, como sabes que algo me preocupa – dije divertida

- Solo lo sé – me respondió con su vos serena

- Tengo miedo de decir lo que pienso y siento, para luego no ser correspondida.

- ¿Acaso hubo problemas con el mayor de los Pevensie? – pregunto

- Co..como? – tartamudee

- Los amores juveniles son una gran experiencia pequeña, no debes tener miedo a amar, muchas personas no tienen o no se permiten tener las posibilidades de amar y eso hace que se conviertan en personas tistes, debes amar con libertad, sin preocupaciones, correspondido o no el amor es lo mejor de las personas y debes estar orgullosa por lo que sientes – dijo lento y claro, haciendo que quede en silencio unos momentos

- Desearía ser más valiente – respondí apenada

- Si fueras mas valiente, serias una leona – dijo riendo, cosa que me contagio

Luego de pensar detenidamente sus palabras, me pare y tome una decisión.

- Gracias Aslan – dije caminando hacia la salida rápidamente- debo irme

- De nada pequeña, ve anda – dijo mirándome y transmitiéndome un poco de paz para mis fuertes nervios

- Hasta luego – dije para luego salir corriendo, escuchando la risa de aquel león que tanto admiro.

Corazón de guerrera| Peter PevensieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora