Ayudar

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-Elaine

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-Elaine

La chica volteó cuando escuchó al joven rubio decir su nombre,y sonrió a más no poder.

Antes de poder decir palabra alguna el chico ya la había rodeado con sus brazos,elevándose por los aires unos segundos.

-¿c..como?

-la magia, Peter, la magia es impredecible e inesperada- dijo ella.

Los gritos de las hermanas Pevensie los interrumpieron, ambas, les brindaron un fuerte abrazo a ambos.

Hasta que Susan se dio cuenta de algo.

-¿donde está Edmund?

Los ojos de Peter se llenaron de lágrimas y llevó su mirada al cuerpo caído de su hermano.

Se dirigió Erin hacia allí, pero a unos metros de distancia, vieron como uno de los enanos, secuaces de la bruja, empuñaba un arma,listo para matar al indefenso cuerpo de Ed.

Por suerte Susan saco su arco y una flecha, la cual terminó perfectamente incrustada sobre el pecho del enano.

Los cuatro corrieron rápidamente, hasta que llegaron al lado de Ed y abruptamente se echaron sobre el suelo, para ver cómo se encontraba.

Susan le quitó su casco, mientras El colocaba su cabeza sobre sus rodilla y Peter tomaba su mano, estaban asustados, esperando a que Lucy le dé de su poción mágica, a ver si lograba salvarlo.

Cuando la poción de Lucy entró en la jadeante boca de Edmund los segundos se hicieron eternos, todos lloraban amargamente, deseando que despertara ya sano.

Y así fue, cuando el volvió a respirar. Sin esperar más Peter lo tomó y lo estrujó contra el.

-¿cuando vas a aprender a obedecer?- comentó con una sonrisa el rubio, sacando una risa en todos.

Al poco tiempo, todos se encontraban abrazándose entre sí, juntos, los cuatro, sanos y a salvo.

Cuando se separaron, divisaron a Aslan descongelar a algunos narnianos, victimas de la fallecida Bruja.

-Lu, ¿Crees que tu poción pueda ayudar?- dijo El.

La Niña al entender lo que la joven le propuso, corrió al primer cuerpo que vio, para echar una gota del frasco regalado por santa, y ver como lentamente el narniano se recuperaba.

Así fue con los demás.

-Ven Ed, ayudemos a Lucy- dijo Susan tomando a su hermano.

-pero no tenemos de eso

-cállate, y muévete- dijo levantándose y tiroteando a Edmund, mientras le guiñaba un ojo a los otros dos jóvenes.

-oh, Susan, toma- dijo El, lanzándole el cuerno a la chica, la cual sonrió atrapándolo en el aire, para luego empujar a Ed.

Corazón de guerrera| Peter PevensieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora