Pelea

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Los sonidos de los autos circulando por la calle resonaban por mis oídos, el humo de las fabricas entraba por mi nariz al respirar

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Los sonidos de los autos circulando por la calle resonaban por mis oídos, el humo de las fabricas entraba por mi nariz al respirar. Londres era diferente a Narnia.

Todo era diferente.

Luego de atravesar inesperadamente el armario en la casa del profesor Kirke, permanecimos unos cuantos meses mas juntos, confirmando todo lo que vivimos allí. Esperando que todo lo que vivimos en aquel lugar, no fuera una invención de 5 tristes niños afectados por la guerra.

Cuando la guerra llego a su fin, nos despedimos, de la molesta ama de llaves, de el extraño profesor, de el simple armario con un secreto en su interior, y nos despedimos entre nosotros...eso fue lo mas difícil.

Por suerte nuestras ciudades eran vecinas, intentamos no perder la comunicación, y así fue, conseguimos convencer a nuestros padres de cambiarnos al mismo instituto. A mis padres les habían caído tan bien los cuatro hermanos, que los esperaban casi todos los findes de semana para comer, a ellos y a sus padres, se habían vuelto muy buenos amigos luego de que habláramos de nosotros apenas cada quien volvió a su casa.

Aunque no puedo negar que Peter se puso nervioso la primera vez que fue a mi casa...solo, las veces anteriores sus hermanos estaban presentes, pero luego de hacer lo nuestro oficial en una reunión entre nuestras familias, era necesario que el se presentase formalmente con mi padre. En cierto modo era extraño, habíamos estado cortejándonos por años en Narnia, fuimos novios y luego nos casarnos, y esto era como volver de vuelta al principio, pero luego de unas cuantas malas miradas y advertencias de mi padre, concretamos nuevamente nuestro noviazgo.

Para todos era extraño y difícil no vernos todos los días o vivir juntos como lo hacíamos en Narnia, pero logramos adaptarnos...la mayoría.

La mas pequeña de los Pevensie seguía siendo igual de alegre y enérgica, recuerdo cuando venia por las tardes a mi casa y me contaba de todas las amigas que tenia o las cosas que habían logrado enseñarle aquel día, era tan tierna.

Edmund maduro notablemente, tenia amigos y seguía haciéndole honor a su titulo de rey, era mas serio y justo, ya no era aquel niño afectado por la guerra, que se ocultaba bajo ese aire gruñón y caprichoso, maduro.

Susan estaba mas cerrada con la gente, sus compañeras la veían como alguien arrogante y antipática, sus juntas en el receso a veces éramos yo y un par de libros, la entendía, era difícil tener una mentalidad de 30 y el cuerpo de una adolescente.

Para mi, era difícil adaptarme del todo, tenia amigas, convivir con las personas de mi edad fisica era divertido, pero no me sentía cómoda, a veces escuchaba comentarios sobre lo estructurada que era o que tan estirada parecía, no necesitaba eso en mi vida, por ello estar con Peter, Susan, Edmund o Lucy era lo mejor, con ellos... era simplemente yo.

Ahora, al que mas parecía costarle, era a Peter, se había vuelto mas ansioso, gruñón y agresivo con las personas, se metía en peleas constantemente con sus compañeros en las que mayormente perdía. Pero yo sabia que estaba enojado por abandonar Narnia de la nada, el me lo había dicho tantas veces cuando estábamos solos, y yo sentía lo mismo.

Corazón de guerrera| Peter PevensieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora