Capítulo 7

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Los sonoros pasos de Lee Sam Shin en el suelo del pasillo despertaron a Na Kyum, quien, en un movimiento súbito y veloz, se incorporó incluso antes de que la mujer abriera la puerta de la habitación.

-- ¡Mocoso! Es hora de trabajar, apresúrate -- Anunció ella, al mimo tiempo que el picaporte de la puerta se impactaba contra la pared. 

-- ¡Si señora! -- Contestó el mentado, calzándose los zapatos y vistiéndose con presteza.

Ji Hoon se revolvió bajo las cobijas, y asomó la punta de su rubia cabeza, despeinada, por encima de la almohada. 

-- Urrrghhh, ¿Qué pasa? -- Balbuceó.

Sus ojos apenas estaban abiertos, tal como un par de rendijas horizontales.

-- Lo siento, Hyung. Sigue durmiendo. 

Dicho esto, no habían pasado ni cinco minutos cuando la mujer y Na Kyum ya marchaban por el pasillo en dirección al cuarto de servicio, para conseguir las cubetas, el jabón y todo lo que necesitarían para comenzar el día. Ji Hoon tan sólo observó, aún totalmente desorientado, cómo salían y dio un respingo cuando Lee azotó la puerta al salir los dos.

-- Qué carácter...

Murmuró, mientras se acurrucaba nuevamente entre las cobijas y los cojines. 

El silencio, ahogado por los sonidos de las escobetas enjabonadas restregándose sobre los pisos del recibidor principal, sólo fue interrumpido por la mujer, que de pronto se dirigió a Na Kyum.

-- Hey, mocoso -- Lo miró, con ambas manos aún fregando el suelo -- ¿Ayer no hiciste nada extraño mientras limpiabas el cuarto especial del señor?

-- ¿Qué? Uh... No, por supuesto que... -- Pausó un momento-- Uhm... Y-yo.... pues...

Lee Sam Shin detuvo su tarea en seco.

-- ¡¿De verdad hiciste algo?!

-- ¡N-no! F-fue un malentendido nada más. Él me preguntó si yo había... dibujado algo. Y le dije que no... ¿Por qué? -- De pronto, sintió como si le estrujaran el estómago. ¿Y si aquél hombre en verdad había ido con ella?

-- Sigue limpiando mientras hablamos -- Hundió la escobeta en la jícara de jabón -- La Madame quiere hablar contigo cuando sea hora de desayunar. No se veía contenta. 

-- Pero, ¿Segura que es sobre el señor? ¿Y si es por otra razón?

-- ¿Por qué mas podría ser? A menos que otro omega se haya quejado sobre tí por algo, a mi no me mires porque no he dicho una sola mala palabra acerca de ti, mocoso 

Con sus pequeños, pero musculosos brazos, Lee exprimió un trapo y lo comenzó a usar para recolectar la espuma del suelo que había hecho con la escobeta.

-- Si no es por el señor, puede que otro de los omegas se haya quejado. Pero tú sabrás. Terminando el desayuno, la deberás acompañar. 

-- ... Bien, gracias Lee

¿En realidad estaba pasando todo aquello? No lo podía creer. Acababa de empezar a trabajar y ya lo había arruinado todo. ¿Por qué había hecho semejante tontería, sabiendo que el señor era un cliente importante? El rostro del profesor le vino a la cabeza 

"Maestro, le he fallado... Falté a mi promesa y ahora pasa esto" Pensó, sin dejar de frotar los pisos junto a Lee, quien lo miraba con su vista periférica y movía la cabeza de un lado al otro, de forma desaprobatoria. 

Esa mañana, ella lo puso a hacer muchas más tareas que el día anterior. Los muchachos que caminaban por el salón principal y los pasillos lo miraban atónitos y curiosos por aquella menuda figura que caminaba de un lado hacia otro apresurado, cargando canastas, cubetas, escobas, trapos y esponjas con él. Parecía una abeja obrera, a la cual no se le permitía descansar. Si el día anterior había lavado la mitad de las colchas, ese día le tocó lavar todas. Si el día anterior sólo había limpiado la mitad de los cuartos, ese día limpió la mitad mas una fracción de la otra. Y lo hizo en tiempo récord, pues llegadas las dos de la tarde en punto, era hora del desayuno de Madame Xao Hua y él había acabado con todas y cada una de las tareas que Lee le había impuesto. 

PINTOR NOCTURNO OMEGAVERSE FICTION - Todas mis batallasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora