Capítulo 24

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Fue una decisión arriesgada. Tuvo que cerrar la llave de la regadera para poder escuchar claramente si el hombre había comenzado a roncar. Era posible que aún no cayera dormido, y también era posible que lo estuviese, pero que no roncase. Si el guardaespaldas seguía despierto, Ji Hoon tendría que inventar una excusa para permanecer más tiempo dentro del baño y esperar a que las pastillas hiciesen efecto. Por suerte, el gangoso sonido de unos sonoros ronquidos hizo presencia una vez el torrente de agua cesó su flujo. 

Lentamente abrió la puerta, y de un vistazo confirmó su teoría. El hombre yacía acostado sobre el edredón grisáceo de la cama, con la lata de refresco en una de sus manos, probablemente vacía. Caminó hacia la puerta de la entrada, y primero asegurándose que no hubiese nadie a ambos lados del pasillo, salió de la habitación. Era hora de poner manos a la obra. 

~~

Estaba amaneciendo rápidamente. Considerando todo el tiempo que había pasado insconsciente, Na Kyum prácticamente había dormido más de lo que le hubiese gustado. Durante el tiempo restante, tras haber cenado, había recibido la visita de múltiples sirvientes que tomaron sus medidas, antes de desaparecer por un rato, para regresar así con múltiples cambios de ropa para él. Mismos que fueron cuidadosamente acomodados en el amplio armario, a un par de metros junto a su cama. Esa, donde había despertado tras los acontecimientos del cuarto de baño, sería ahora su habitación. Su propia habitación. 

Había observado primero cómo las prendas eran dispuestas en los ganchos y percheros por los sirvientes dentro del enorme mueble. Sin embargo, sin haber recibido indicación alguna, se unió a ellos en la tarea. No estaba acostumbrado a que alguien hiciese las cosas por él. Mucho menos a quedarse sentado viendo, sin hacer nada. Pronto, los hombres y él comenzaron a tener una charla amena y agradable, inmersos en la labor. Uno de ellos, quien se presentó a sí mismo como Jun Seo, era proveniente de Ulsan, de una pobre familia de fabricantes de Tofu. El otro, Tae Yul, djio haber llegado a la ciudad desde Gimpo. Una pequeña comunidad al sur de Seúl. Afortunadamente, el tema del señor Seungho no surgió con ellos como lo hizo con la cocinera. Aún cuando no sabía si lo evitaban mencionar a propósito o no, se sintió agradecido. Era la primera vez que se sentía cómodo y en  confianza desde que había llegado a esa enorme residencia. 

Sin embargo, ese sentimiento no duró mucho. Un par de estridentes sonidos invadieron los rincones de a habitación desde un lugar lejano, atravesando las paredes para llegar a sus oídos. Después, lo que parecieron ser gritos ahogados. Los sirvientes y Na Kyum se miraron mutuamente, antes de salir de la habitación con presteza. El omega amarró con fuerza las tiras de su bata a su cadera, para que la prenda no resbalara en el camino.

-- ¡¿Dónde está?! -- Escucharon a alguien gritar, acompañado de las ininteligibles protestas de los sirvientes que se arremolinaban en el salón principal, ahogando parcialmente los gritos de cualquiera que fuese la persona que había soltado la dichosa exclamación. 

-- ¡¿Qué hicieron con él?! -- Oyeron nuevamente

-- Esa voz... ¿Será...? -- Murmuró Na Kyum, caminando detrás de los sirvientes

-- Espere aquí Joven Na Kyum, nosotros y los demás empleados nos haremos cargo hasta que llegue seguridad. Puede que sea un intruso --  Le indicó Jun Seo, tomándolo de los brazos para impedir que siguiera avanzando.

-- No, creo... creo que sé quién es...

-- ¡Agh! ¡BAEK NA KYUUUUUUUUM! -- El grito había sido mucho más estridente.

-- No puede ser... -- Dijo, para seguir caminando a pesar de las palabras de Jun Seo, liberándose fácilmente de su agarre-- ¡Ji Hoon!

Un par de metros adelante, cuando se halló en medio del salón, lo vio. Sus sospechas habían dado en el blanco. Esa era la voz de su amigo. Sin poder dar crédito a lo que veía, permaneció inmóvil por unos momentos. Ahí, sometido en el suelo bajo el pesado y musculoso cuerpo de un hombre vestido de negro, rodeados por los demás empleados de la residencia, algunos en uniforme y otros en pijamas de idéntico color gris, se hallaba Ji Hoon, con su característico cabello rubio desordenado en una maraña amarilla de pelos, bajo la capucha negra de su sudadera. Luchando inútilmente para zafarse.

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⏰ Última actualización: Jul 07, 2022 ⏰

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PINTOR NOCTURNO OMEGAVERSE FICTION - Todas mis batallasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora