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Sin advertencia solo disfruta
Serie: Gambito de dama
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Acompañar a Beth era un sueño hecho realidad.
Pero al mismo tiempo era muy agotador, a pesar de no hacer gran cosa me quejaba constantemente de varias situaciones. Las cuales a Beth y a su mamá les parecía graciosas, pero para mi no tanto, mi pasión no era el ajedrez.
No sabía siquiera mover una pieza. Lo mío era la música o más bien el piano, por mi podría tocar todo el día sin parar.
La melodía es exquisita, el cómo podías cambiar el sonido o velocidad era alucinante, pero le hice una promesa a Beth y me aseguraría de cumplir el estar ahí para ella en cada una de sus competencias.
Constantemente decía que era una especie de amuleto de la suerte, pero la verdad era que ella era bastante talentosa y bien sabía que yo no tenía ni una pizca de suerte.
Nada de nada.
A pesar de tocar muy bien y ser una de las mejores pianistas nadie quería contratarme, decían que necesitaba experiencia, que era demasiado joven o solo decían eres bella dedícate a otra cosa. Lo cual obviamente no consideraba, por lo que tenía mucho tiempo libre el cual me lo pasaba con Beth.
Después de unos días me dijo que me invitaba a su competencia en las Vegas, por lo que ahora nos encontrábamos en la puerta del gran hotel donde nos hospedaríamos, mientras Alma checaba las habitaciones Beth y yo decidimos ir a curiosear el lugar.
Ella se dirigió a donde estaría la competencia, mientras yo iba camino al bar. Era normal que al llegar me tomara una o dos copas de cualquier bebida con alcohol, era una especie de iniciación para mi.
—Buenas tardes, me podrías dar un vaso de whisky por favor dije sacando unas monedas de mi cartera.
Unos segundos después el chico llegó y me dio la bebida tomando la paga al mismo tiempo. Estaba dando ligeros sorbos con tal de que mi bebida no se acabara, y a la vez admiraba el pequeño piano que sé encontraba en la esquina del lugar.
—¿Sabes tocar? —mencionó una voz masculina a mis espaldas.
Al dar la vuelta pude ver a un chico de estatura alta y complexión delgada con un sombrero de vaquero en la cabeza y una larga gabardina negra.
–¿Disculpa? —le dije con una mirada confundida.
–El piano, sabes tocarlo? dijo con tono suave, al mismo tiempo tomó asiento a lado mío, mirándome fijamente.
—Mm si, es muy obvio? exclamé con una sonrisa la cual el chico de cabellos rubios imitó.
—Pues lo miras como si fuera oro, por cierto me llamo Benny Watts y tu hermosa dama, ¿como te llamas?– dijo con una sonrisa un tanto coqueta, lo cual me causó un pequeño sonrojo en las mejillas.
–Hailee, Hailee Miller. — dije sonando un poco nerviosa, y cómo no, si el tal Benny no dejaba de ver mi rostro.
Posteriormente tomó mi mano dejando un beso con delicadeza, todo aquello sin apartar su mirada de la mía.
—Es un placer conocerte Hailee -dijo con una voz gruesa, estaba a punto de decir algo, cuando Alma llegó de repente y tomó mi brazo jalándome hacia el elevador.
Pareció no notar la platica que tenía con el chico. El cuál solo me hizo una seña con la mano de despida, para guiñar un ojo hacia mi dirección. Mientras lo veía como desaparecer por la puerta del elevador cerrándose.
