Advertencia pequeña, disfruta
Serie: Outer Banks
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Nos pasamos años sin vivir en absoluto y de pronto toda nuestra vida se concentra en un solo instante
Un error, solo fue un error. Beber era costumbre, un trago se convirtió en dos luego en tres, admito que perdí la cuenta en el quinceavo pero no importaba, quien me esperaría en casa, un sofá reluciente importado probablemente, el piano de cola blanco en el rincón junto con los libreros repletos de fantasías inolvidables.
Objetos sin importancia. Por lo que vagando por la mansión de Los Cameron me di cuenta de varias cosas, Sarah era un perra dejarme sola con los felinos de sus amigos para ir a coger era traición, no ponerme un límite de bebida era mala idea y por último indagar la habitación de sus padres era interesante.
Las joyas de Rose sí que eran costosas, agarre la pequeña botella de Dior dando pequeños toques en mi cuello dejándome embriagar por el suave aroma.
Admito que no estar en mis cinco sentidos fue la razón por la que me probé sus vestidos, esa mujer y yo éramos misma talla. Mis dedos recorrían las largas filas de ropa de marca.
Detuve mi movimiento cuando uno llamó mi atención, un pequeño vestido rojo, con un escote delantero llamativo, llegando a la mitad de los muslos, deslumbraba por la brillosa tela. Despoje cualquier prenda que no sea interior de mi cuerpo y abroche el sedoso vestido.
Vaya! ahora se por que lo tiene, era hermoso, ajustado en los lugares exactos, lo corto de la prenda daba imaginación a unas largas piernas qué claramente no tenía, ilusiones ópticas.
-Esto es mucho mejor que buscar el baño
- Joder!!
Un rubio de ojos azules miraba mi cuerpo sin vergüenza pasando sus ojos lentamente por mis piernas succionando su labio al llegar a mis pechos
- Terminaste?
Formó una sonrisa burlona para ver mis ojos por primera vez
- Pasamos de nivel preciosa, la cama se ve cómoda
Era guapo, no podía negarlo pero con solo ver esa ropa y esa actitud reconocí que era todo un Pogue, no era una clasista como Rafe o Topper pero no estaba en mi lista de deseos juntarme con ellos.
-Te perdiste rubio?
Camino por la habitación ignorando mis palabras hasta que encontró algo digno de su atención.
Tomó mis prendas del suelo, analizando mi ropa, se entretuvo observando un largo tiempo, incluso por un momento creí que se burlaría o diría un comentario sarcástico pero lo qué pasó después fue totalmente inesperado.
-IMBECÍL !!
Mi suéter de cashmere azul y mi pantalón CK volaron por la ventana aterrizando en la rama del árbol de la entrada
-Que rayos sucede contigo?
-No pude evitarlo nena te ves cien veces mejor con eso que aquella basura
Tomó asiento en la cama, sacando un porro se acostó relajado olvidando cómo minutos atrás lanzaba mi ropa fuera de la casa.
- Arriba
- Que?
- levántate vamos - mala idea, tome su muñeca para tratar de levantarlo pero el papel se invirtió, estando a su lado con su cuerpo inmovilizando mis movimientos, sentí la prenda levantarse un poco dejando solo unos centímetros de protección a mi zona íntima.
-Que crees qué haces pogue, suéltame ahora
-Claro, con una condición
Nada puede ser tan malo
-Un beso
Joder, retíralo
Mi cara debió ser bastante cómica pues una ligera carcajada salió de sus labios, aprovechó mi distracción para tomar mis muñecas y subirlas a la cabecera encerrándolas con una de sus gigantescas manos.
-Es broma cierto?
-No lo creo muñeca, un beso o nada, tú eliges, aunque debo admitir que acepto sugerencias- tomó uno de los finos tirantes del vestido y lo fue bajando con delicadeza sobre mi hombro dejando la piel libre de cualquier prenda.
Recorrió un camino de mi clavícula hasta mi cuello, subiendo por mis labios para acariciar mis pómulos, dejó caer su cabeza en mi cuello y aspiró tranquilo todo mi aroma.
Estaba en trance, tenía un buen novio en la planta baja, guapo, romántico pero sobre todo rico. Futuro asegurado, pero esto era nuevo, jamás me había sentido de tal forma, sentir su cuerpo presionando al mío era una locura, la sensación de su cabello en mi cuello con su dura respiración no ayudaban a mis nulos pensamientos puros.
Me deje guiar por el dulce pecado, deje camino libre a sus mojados besos, permití sentir su mano recorrer mis muslos, acepté besarlo con rudeza. Deje suceder varias cosas esa noche, culpaba al alcohol de mi baja fuerza, pero no me arrepentía. al terminar se quedó a mi lado, supongo que le ganó el cansancio pues sus brazos en mi cintura y su respiración tranquila me dieron el pase para escapar.
No era una tonta se quien es, sé con quienes se junta, también se de las No muy discretas miradas que nos lanzábamos en las últimas semanas.
Cómo también se que nada volverá a ser como antes.
Hay tentaciones por las que vale la pena pecar y arder de felicidad en su infierno
