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Serie: Destino, saga winx
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Estaba terminado mi recorrido por el bosque, me encantaba venir y convivir con las criaturas que tenía, ayudaba a calmar todas las emociones que sentía, pues era ya mi segundo año en la escuela y todavía no lograba controlar al cien mis poderes así que tendría que repetir, conviviendo con los recién llegados, lo cual era bastante vergonzoso.
- Estás perdida preciosa o solo haces tu cosas raras
Lo que faltaba
- Largo Riven estoy ocupada- podía escuchar como sus pasos se acercaban, por reflejo traté de guardar mi cuaderno de anotaciones antes de que lo observara pero como siempre, él ganaba.
-Que diablos es esto? - tomó mi libro de entre mis manos y empezó a caminar observando todo lo que yo había anotado, tomó mis cosas echándolas sin ver en mi mochila y corrí hasta llegar a su lado
-Dámelo Riven, no es nada solo apuntes- dije tratando de quitárselo, pero él era enorme y yo apenas llega al metro sesenta así que, gran idea no era.
-Con las abejas llevo una mejoría, lobos y perros control más o menos mejorado y insectos y mariposas cien por ciento nominado, vaya! cuando uno piensa que no puedes ser más rara y sales con esto.
-Qué esperabas Idiota soy un hada de los animales es lo que hago- traté de quitarle el libro mientras estaba distraído, pero todo se enredó cuando tomó mi mano y la jaló hasta chocar con su pecho
-Si lo quieres, tienes que pagar
-Pero, no tengo mucho dinero - eso era verdad ocupé los dólares que tenía para comprarme un rico pastel de fresa, el cuál se acabó prácticamente todo por los pequeños osos del otro día, sí que comían.
Un sonrisa se formó en su rostro, empezando a dar pequeños pasos en mi dirección, entre más se acercaba más me alejaba, hasta que, un árbol detuvo mi corta huida.
La Traición
-Entonces encontraré otra forma de pago- sus manos se detuvieron a los lados de mi cabeza, su rostro se acercó hasta el punto de respirar el mismo aire que el exhalaba
-Tu aliento huele a menta- dije sin pesar. genial, fantástico, ahora pensará que soy más extraña, acaso era eso posible?
Todos los días Riven encontraba la forma de criticar lo que hacía: si veía un ave me criticaba, si hablaba con las hormigas me criticaba, si jugaba con los venados me criticaba y si platicaba con mis amigas adivinen.
Así es me criticaba
- Lia me escuchaste?
Centellas!
-Qué?
- Al fin por un momento creí que hablaba con un poste, te perdiste por un segundo,
-Lo siento
-Esta bien puedes recompensarme de una forma
- Ya te dije que no tengo dine..- la presión de unos labios contra los míos interrumpió mi frase, abrí los ojos con sorpresa, y es que no sabía cómo reaccionar, el chico que se pasaba media vida molestándome ahora me besaba con delicadeza, saboreaba mis labios entre los suyos, lento y cálido.
Cambiando el ritmo cuando una de sus manos tomó mi cintura y me jalo más a su boca, invitándome a mover sus labios con los míos, y eso hice. Inicie un movimiento suave, disfrutando su fresco aliento, sus labios hinchados danzaban con los míos, una sincronía perfecta y dulce.
No separamos cuando la presencia del aire hacía falta, dejando un pequeño beso en mi labio inferior como despedida.
Levante la mirada con sorpresa, tratando de leer lo que sus ojos me decían pues solo se quedaba ahí, mirándome sin decir palabra alguna, hasta que volvió a la realidad, alejándose unos pasos de mí para luego dar media vuelta e irse por donde había venido.
Me tardé unos minutos en recuperarme, para luego ir tras el corriendo
- Oyeee, Riven espera- No dejaba de caminar, ni siquiera cuando llegué a su lado me dirigió la mirada.
-Que te pasa, detente no puedes solo venir besarme y luego irte como si nada
-Mírame- dijo caminado con más velocidad
-Riven basta, que ocurre contigo- es que de verdad que no entendía, como podría seguir viéndolo si sus labios y los míos se habían unido, y lo peor de todo es que me había encantado.
-Solo déjalo Lia
-No - traté de detenerlo con mi cuerpo pero como dije él era el doble de lo que yo soy, así que en vez de frenarnos términos ambos en suelo, yo por haber caído de espaldas y el por qué me lo traje conmigo.
-Rayos mi espalda
- Estás bien Lia, ven párate- ofreció su mano como apoyo y no dude ni un segundo en tomarla, tomando impulso me levante con fuerza hasta chocar nuevamente con su cálido pecho
Nuestros ojos se miraron fijamente, bajando hasta llegar a los labios de ambos, mirándose deseosos por ambas partes, deje que mis manos recorrieran sus mejillas, acariciando la pequeña barba que crecía en su mandíbula.
Y lo hice, lo bese, esta vez yo tomé la iniciativa moviendo nuestros labios en un beso lento, donde él no tardó mucho en corresponder, disfrutamos de la compañía del otro, hasta que nos separamos uniendo nuestras frentes aún jadeando por el beso.
-Fresa
-Qué?
- Tu aliento, huele a fresa.
