Parte 1 disponible en el otro libro
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Ella había cambiado.
Ya no era la misma chica despreocupada, ni la que pasaba corriendo por los pasillos con una sonrisa entre sus labios, no convivía más con sus amigos y mucho menos soltaba risas con los otros compañeros.
Ella cambio, por él.
Desde aquel encuentro todo se sentía diferente, la mantenían paranoica la mayoría del tiempo, veía cada cinco minutos sobre su espalda y constantemente mantenía la varita cerca de sus dedos.
Recordaba todo el tiempo qué pasó con el, cada oración, cada palabra se encontraba grabada en su memoria.
—Llegas tarde.
Sus dedos no querían mantenerse quietos, seguía jugando con el dobladillo de su suéter mientras bajaba la mirada al suelo, Justo como él quería.
—Lily Evans estaba en guardia, yo...no...podía venir hasta que se marchara.
Los pasos tranquilos acabaron con aquel embriagante silencio, su caminar era sigiloso pero tenía cierta Aura de dominación que la obliga a sentir como una pequeña e indefensa presa ante él.
—Sabes cuánto me molesta que llegues tarde. — claro que lo sabía, recordaba la primera vez que lo hizo y juro no volver a tener que pasar por aquello otra vez
—Señor yo le juroo....qu....que trate de llegar a tiempo.
Su presencia se sentía cálida, su enorme cuerpo cubría más de la mitad que el suyo por lo que su pecho quedaba perfectamente en su mirada.
Pudo sentir como levantó su mano hasta llegar a los costados de su rostro, acariciando con lentitud cada rastro de piel cercana, acunó sus dedos en su barbilla jalando con una ligera fuerza hasta que ambos rostros se encontraran
—Dímelo.
—Puedo...complacerlo en algo señor?
Ni siquiera tenía que decirlo, pero a él parecía gustarle que ella suplicara, le gustaba sentir que tenía todo control sobre ella
—Bésame
Tomó un respiro antes de acercarse a sus labios, dejó salir un ligero jadeo cuando ambas partes se juntaron, sus movimientos eran tímidos inició con un ligero beso deslizando sus labios con los suyos, fue suave y lento.
No pasó ni cinco segundos cuando empezó con más intensidad, dando mordiscos en su parte baja y chupando con cierto deseo hasta dejarla con una tonalidad rosada
Pudo sentir como su mano se deslizó por su cintura hasta sujetarla con fuerza contra su duro tórax, sus largos dedos acariciaban con fiereza su zona curvada, anulando cada posible espacio entre ambos
Un jadeo involuntario salió de su boca al sentir el camino que trazaba su labios a su cuello, dejando besos en su tibia piel. Por un momento lo olvido todo, olvido el constante miedo al verlo caminar, olvido lo intimidada que se sentía al sentirlo cerca, pero sobre todo olvido el sentimiento que surgía cuando notaba su fría mirada sobre ella.
Se dejó embriagar por su loción, se dejó llevar por los besos jugosos, se entregó al oscuro hombre ante ella, dejó que la besara, dejó que sus manos danzaran por su cuerpo como si fuera propio. Lo que jamás llegó a considerar fue aquel objeto que se cernió sobre su dedo, el cual al sentir su delicada textura agarró una forma espiral rodeando su anular con fuerza.
—Pero que..
—No consideraría quitarlo, me enteraré si intentas sacarlo. Mañana a la misma hora, vete.– inmediatamente dio la media vuelta mientras controlaba su respiración agitada, el pulso palpitando con fuerza retumbaba en sus oídos.
No fue hasta que llegó frente a la puerta de su habitación que le prestó atención al objeto aferrado a su dedo
Era un anillo, un pequeño anillo con una esmeralda en el centro, su brillo demostraba el valor que tenía, pero lo que más resaltaba era la diminuta serpiente que se enredaba en los lados, sus ojos negros contrastaban con el plateado del objeto, casi pudo sentir la mirada de la serpiente observándola.
Su corazón parecía salir del pecho cuando analizó bien las dos letras grabadas al costado
𝑅.𝐿
𝑅𝑜𝑑𝑜𝑙𝑝ℎ𝑢𝑠 𝐿𝑒𝑠𝑡𝑟𝑎𝑛𝑔𝑒 - 𝐺𝑖𝑎𝑛𝑐𝑎𝑟𝑙𝑜 𝐶𝑜𝑚𝑚𝑎𝑟𝑒
𝐿𝑎𝑟𝑖𝑠𝑠𝑎 𝐶𝑎𝑡𝑡𝑒𝑟𝑚𝑜𝑙𝑒 - 𝑇𝑎𝑦𝑙𝑜𝑟 𝐻𝑖𝑙𝑙
𝑝𝑎𝑟𝑡𝑒 2
